Capitulo 1 LACARTA

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- "¿Sarah Nelson?" —dijo un hombre bastante corpulento cuando abrí la puerta.

En ese momento, me encontraba sumida en una profunda tristeza por la pérdida repentina de mi madre.

- "¿Señorita?" —repitió el hombre con cierta preocupación al verme allí parada sin responder. Debo admitir que mi apariencia dejaba mucho que desear: estaba en pijama, mi cabello totalmente enmarañado y mi rostro enrojecido, evidenciando el cansancio por las noches sin dormir y las lágrimas derramadas en estos días oscuros.

Reaccioné en ese instante, pero solo pude articular unas pocas palabras.

- Sí, soy yo...
- Este paquete es para usted. Que tenga buen día.

"Caras vemos y situaciones no sabemos", pensé mientras el hombre del servicio postal se retiraba sin darle importancia a mi difícil situación. ¿Cómo podría desearme un buen día si solo supiera que esta semana ha sido una de las más duras que he tenido que pasar?

Tomé el paquete. Se veía bastante común, una caja marrón como cualquier otra. ¿Quién lo habría enviado? Ni mi mamá ni yo recordábamos haber pedido algo por Amazon o cualquier tienda en línea. Me pareció extraño; mi mamá llevaba desaparecida desde el viernes que no volvió del trabajo. Adelin Nelson, mi madre, trabajaba como enfermera en el hospital St. Mary. Uno de sus mayores sueños era ser doctora, pero no pudo completar la carrera debido a mi nacimiento. Sin embargo, logró obtener un puesto de enfermera en el St. Mary. Vivíamos en una casa modesta pero cómoda, y éramos felices solo ella y yo.

Adelin, como solía llamarla, siempre fue astuta. Su desaparición fue impactante; ¿y si no había desaparecido realmente? Tal vez estaba en problemas o en líos, pero estoy segura de que no habría hecho nada sin decírmelo antes. Nuestra relación era especial; nos contábamos todo, absolutamente todo. No imaginé que hubiera secretos entre nosotras. Aún confío en ella, aunque no tengo idea de dónde podría estar.

No sabía qué rumbo tomar en esa situación. Mi única opción era esperar noticias de la policía y, al mismo tiempo, explorar el misterioso paquete que había llegado esa mañana a mi puerta. Me acurruqué en el pequeño sofá de la sala de estar. Tras cerrar la puerta, observé con detenimiento la caja marrón de aspecto enigmático. Lo que primero captó mi atención fue la ausencia de remitente. ¿Quién me habría enviado esto? La caja solo ostentaba mi nombre y dirección, sin más detalles.

La incertidumbre me embargaba. ¿Qué camino debería seguir? Era evidente que podría tratarse de algo peligroso, ¿debía informar a la policía? A pesar de ello, una pequeña chispa de esperanza surcó mi mente. ¿Podría el remitente tener alguna conexión con lo sucedido a mi madre? O tal vez, ¿sería ella misma, enviando señales de vida desde algún lugar remoto donde la tenían secuestrada?

Un torbellino de pánico y emoción me invadió. Sin pensarlo más, me dirigí a la cocina en busca de algo afilado para desvelar los secretos que albergaba el paquete. Entre los cajones, encontré unas tijeras y me apresuré de nuevo al sofá de la sala. Con sumo cuidado, introduje las puntas de las tijeras en la caja y, con toda la fuerza que pude reunir, logré abrirla poco a poco. Finalmente, pude explorar su contenido. Lo que mis ojos descubrieron a continuación me dejó atónita.

Era una carta, escrita a mano con una caligrafía delicada que reconocí al instante: la caligrafía de Adelin, mi madre. Estaba ahí, o al menos podía estar viva, me dije a mí misma. Inhalé profundamente, tomé la carta y comencé a leerla...

Querida Sarah,

Confía en que todo estará bien. Aunque no puedo revelarte mi paradero, quiero que sepas que estoy a salvo. Necesito que seas fuerte, tanto por mí como por ti misma. Eres de suma importancia para mí, y solo deseo lo mejor.

Mi MadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora