Aquel día Katsuki se encontraba en la sala de espera del hospital, en la zona de maternidad especializada en donceles. Era fin de semana, por lo que había podido salir de U.A. sin que nadie le cuestionara nada y sin vigilancia, la cual en los últimos días venía experimentando en demasía gracias a sus profesores paranoicos.
Esa mañana se sentía especialmente fría, y no solo era por los diversos aires acondicionados dentro de las instalaciones, sino porque en la reciente semana había estado lloviendo torrencialmente y el cielo permanecía nublado la mayor parte del tiempo.
Llevaba puesta una camisa manga larga blanca, sobre ella un suéter cuello de tortuga de color café claro, y sobre el mismo una gabardina de color azul que tiraba a gris oscuro. En su cuello, una bufanda de color roja que le tapaba hasta la nariz. Aquel atuendo le recordaba mucho a su traje de héroe, al que le realizó múltiples modificaciones.
A su lado estaba un chico bicolor medio dormido y medio despierto. Había arrastrado a Todoroki con él para esa revisión que iría a hacerse, pues últimamente se estaba sintiendo un poco raro; sabía de antemano que el estar embarazado conllevaba esa clase de incomodidades, pero quería estar seguro de que todo estaba en orden.
Y también averiguar más sobre el síndrome de Couvade, el cual parecía estar afectando en demasía a su acompañante.
El medio albino no había estado durmiendo bien, lo que comía pasadas las seis de la tarde provocaba que vomitara entre las dos y las cinco de la mañana, si olía los postres de Sato, ya estaba con el rostro dentro de un contenedor de basura, y los profesores tuvieron que suspenderlo de algunas actividades y enviarlo a la enfermería varias veces.
No siendo suficiente, también su apariencia física se había deteriorado un poco; su cabello perdió un poco de brillo, sus ojeras eran cada vez más marcadas, y sufrió de una pérdida de peso bastante considerable.
De corazón, Katsuki esperaba que algún médico pudiera proporcionarles ayuda de cualquier tipo. Eran jóvenes e inexpertos, así que en esas cosas ocupaban demasiada, demasiada explicación y orientación.
Después de aquel día en la habitación del bicolor, sus interacciones comenzaron a ser un poco más pertinentes. El recuerdo de ese momento lo persiguió por bastante tiempo, por lo que en su cabeza se generaba una y otra vez la misma imagen, lo que le hacía ser una bolita de vergüenza constante.
Le costaba admitir que... Quizá... Aquello le había gustado más de lo que creía.
De repente, Shōto estornudó, lo que hizo que el rubio regresara al plano y lo observara con curiosidad.
—¿Te has resfriado? —sus ojos se enfocaban en el rostro algo rojo del mayor.
—No lo creo —le respondió, sorbiendo su nariz para poder hablar bien—. Algo me habrá causado el estornudo.
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Anemia [TodoBaku]
FanfictionShōto nunca se enfermaba, siempre había gozado de buena salud, era bastante cuidadoso con ello, así que cuando comenzó a sentir ciertos mareos y náuseas en los momentos menos esperados, se asustó en sobremanera, por lo que decidió ir al médico despu...