Cap. 09: Un secreto no tan secreto.

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Bakugo abrió los ojos después de tres horas de haber permanecido en estado somnoliento

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Bakugo abrió los ojos después de tres horas de haber permanecido en estado somnoliento. Su vista cansada se enfocó en las luces carmesís que atravesaban el ventanal frente a la enfermería, tratando de entender lo que lo llevó hasta ahí. Cuando recordó, soltó un largo suspiro.

"Maldita sea, realmente dormí demasiado", pensó antes de que algo se activara en su sistema.

Rápidamente llevó su mano a su vientre aún plano, con temor, pues había recordado lo que había sucedido horas atrás —lo dedujo al ver que ya era de tarde—, y estaba bastante asustado.

—Oye, bichito —susurró mientras miraba su estómago—, ¿sigues ahí, verdad?

Un nudo se instaló en su garganta, no sabía cómo describirlo, aquello parecía estar a punto de hacerlo llorar. Recordó el inmenso dolor que lo había hecho acongojarse en el pasillo, por lo que desesperado —y tratando de ignorar el rubor que pintó sus mejillas al darse cuenta de quién lo había llevado hasta ahí—, se quitó las sábanas de encima, y antes de que pusiera un pie en el suelo, Recovery Girl corrió las cortinas que ocultaban su camilla.

—¿A dónde crees que vas, jovencito? —la anciana se acercó, viendo cómo resignado al haber sido descubierto se regresaba a su sitio.

Chiyo hizo lo mismo y se subió a su silla giratoria.

—Siempre tiene que ser uno de ustedes tres, ¿no? Qué remedio.

—¿Qué? ¿A qué se refiere?

—Sí —sonrió la anciana—. O es Midoriya con los brazos hechos trizas, el chico Todoroki por sobre enfriamiento o sobre calentamiento por el uso excesivo de su quirk o tú por alguna tontería en base a tu imprudencia.

El rubio enarcó una ceja.

—Aunque es más común tener a ellos dos aquí que a ti —se sinceró la mujer.

Katsuki dejó de mirarla para seguir observando su estómago. Necesita saber si estaba bien, pero, ¿cómo?

Y la anciana pareció darse cuenta de su preocupación, ya que se dio la vuelta para tomar unas carpetas y después regresar a entregárselas.

—Tranquilo, Bakugo-Kun —la mirada del cenizo se clavó en la carpeta—. Ambos están bien.

Aquello fue como un balde de agua cayéndole encima, las palabras de la heroína sirvieron como un sensor que activó todas sus defensas simultáneamente. No hace falta decir que sus ojos se abrieron en sobre manera, y la miraron con un profundo temor que le hizo retroceder en sí hasta quedar enguruñado contra la camilla, cubriendo su vientre, como si su subconsciente tuviera la firme creencia de que aquella mujer le haría daño.

"Me descubrió", pensaba; "ahora todo el mundo se enterará y me harán daño", "¿cómo pasó? "¿Cómo dejé que ocurriera?" "¡Soy un tonto! ¡Idiota! ¡No voy a poder proteger a mi hijo!"

Anemia [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora