Capítulo 5: Encrucijadas y Revelaciones

33 4 2
                                    

El día había terminado con un atardecer deslumbrante, pero Colette no estaba allí para verlo. Se encontraba en el sótano de su casa, un lugar que había evitado durante años. Ahora, con todo lo que estaba sucediendo a su alrededor, sentía que era el momento adecuado para enfrentar sus propios demonios.

Las paredes del sótano estaban llenas de fotografías, recuerdos y objetos antiguos. En medio de la habitación, una vieja caja de madera parecía llamarla. Colette se acercó lentamente y, con manos temblorosas, levantó la tapa.

Dentro encontró cartas, muchas de ellas aún sin abrir. Reconoció la letra de inmediato: eran de su padre. Colette había guardado rencor hacia él por abandonarlos cuando era pequeña, pero ahora, con estas cartas en sus manos, comenzaba a cuestionarse todo.

Tomó la primera carta y comenzó a leer. Hablaba de amor, de arrepentimiento y de una promesa de volver algún día. Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas mientras leía. Carta tras carta, Colette empezó a comprender que la historia que había formado en su mente sobre su padre no era exactamente la verdad.

Después de horas, dejó la última carta y se sentó en el suelo, abrumada por la emoción. Su padre no había abandonado a la familia por elección; había sido forzado a huir debido a deudas y amenazas. En sus cartas, hablaba de su deseo de volver y reunirse con Colette y su madre, pero las circunstancias nunca lo permitieron.

Colette sintió una mezcla de alivio, tristeza y enojo. Estaba aliviada de conocer la verdad, triste por los años perdidos, y enojada consigo misma por no haber abierto estas cartas antes.

Con una nueva perspectiva sobre su pasado, Colette decidió que era el momento de cambiar. Quería encontrar más sobre su padre, saber si aún estaba vivo y, si era posible, reunirse con él.

Esa noche, después de un largo rato de reflexión, Colette escribió en su diario, prometiendo que no dejaría que los secretos y las sombras del pasado controlaran su futuro.

Al amanecer, con una determinación renovada, Colette salió de casa. Había mucho por descubrir y estaba lista para enfrentarlo. Lo que no sabía era que este nuevo camino la llevaría directamente hacia Edgar y las turbulencias que estaban por venir.

.....

...

..

Mientras Colette caminaba, sumida en sus propios pensamientos, una figura familiar se cruzó en su camino. Era Edgar. Sus miradas se encontraron por un breve momento, y aunque había tantas palabras no dichas entre ellos, ninguno se atrevió a hablar primero.

Edgar finalmente rompió el silencio, con una voz suave pero claramente incómoda. "Hola, Colette," saludó.

"Hola, Edgar," respondió ella, intentando mantener la voz neutral.

Hubo una pausa incómoda. Ambos sabían que había tantas cosas pendientes, tantas emociones y recuerdos compartidos, pero parecía imposible abordarlos en ese breve encuentro.

Edgar finalmente suspiró. "Escucha, Colette, sé que ha pasado mucho y... bueno, quizás podamos hablar más tarde, ¿te parece?"

Colette asintió, "Sí, quizá deberíamos. Hasta luego, Edgar."

Después de esa breve interacción, Colette se sintió aún más confundida. ¿Por qué Edgar parecía tan distante? ¿Qué había cambiado entre ellos? Con todas estas preguntas rondando en su cabeza, decidió buscar consuelo en su amiga más cercana.

Se dirigió al café de la esquina, donde había quedado con Janet, la chica de cabello rosa y figura alta, conocida por su mochila cohete que siempre llevaba a cuestas. Janet ya estaba allí, esperando con una sonrisa cálida.

"¡Colette! Veo que tienes esa mirada pensativa otra vez. ¿Qué pasó?" preguntó Janet, notando de inmediato que algo perturbaba a su amiga.

Colette suspiró, "Es Edgar. Me lo encontré de nuevo y... no sé, todo se siente tan complicado."

Las dos charlaron durante horas, discutiendo sus sentimientos y tratando de descifrar el complicado rompecabezas que era Edgar. Janet, como siempre, ofreció palabras de aliento y apoyo.

La conversación se volvió más profunda a medida que avanzaba, abordando temas de rechazo, inseguridades y miedos. A través de todo, Colette se sintió agradecida de tener a alguien como Janet a su lado, alguien que la entendía y la apoyaba sin importar qué.

Al finalizar su encuentro, Colette se sintió un poco más aliviada, con una renovada determinación de enfrentar lo que vendría a continuación. Janet, con su carácter decidido, le recordó que, sin importar los desafíos, siempre tendrían la espalda de la otra.

...

Después de su charla con Janet, Colette caminó de regreso a su hogar, cada paso lleno de reflexión. Aunque las palabras de su amiga le habían brindado consuelo, seguía sintiendo una tensión interna, una confusión sobre cómo manejar la situación con Edgar.

Esa noche, Colette se encontró escribiendo en su diario, un hábito que había cultivado desde pequeña. Plasmaba cada pensamiento, cada sentimiento. Era su manera de desahogarse y comprender sus propias emociones.

"Hoy vi a Edgar de nuevo", escribió. "No sé cómo interpretar nuestra interacción. Por un lado, me alegré de verlo, pero por otro, todo se sintió tan... distante. ¿Es esto lo que se siente al crecer? ¿Alejarte de aquellos que una vez consideraste cercanos?"

Justo cuando estaba sumida en sus pensamientos, su teléfono sonó, rompiendo el silencio de su habitación. Era un mensaje de Edgar.

"Hola Colette. Sé que hoy fue un poco extraño. Si te parece bien, me gustaría que habláramos más extensamente. Tal vez en el parque, mañana por la tarde. Saludos, Edgar."

El corazón de Colette dio un vuelco. Era evidente que ambos tenían asuntos pendientes que resolver. Tal vez este sería el momento perfecto para esclarecer todo, para cerrar capítulos o empezar uno nuevo. Sin embargo, una parte de ella seguía sintiendo miedo, miedo de lo que podría suceder, de las palabras que podrían decirse.

Tras unos minutos de deliberación, decidió responder: "Está bien, nos vemos mañana en el parque. 5 p.m. Colette."

Con la promesa de una próxima reunión, Colette se sumió en un sueño profundo, preguntándose qué le depararía el día siguiente. Sin embargo, una cosa era segura: estaba decidida a enfrentar lo que venía, con valentía y sinceridad.

 Sin embargo, una cosa era segura: estaba decidida a enfrentar lo que venía, con valentía y sinceridad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nadie como tú - Brawl StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora