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Mirada Park

Cuando Jihyo se levantó primero, sus piernas temblaban y en toda la extensión de su cadera también. Adhirió un puchero en sus labios, quejumbrosa, al enderezar su espalda, las sábanas escurridas en todo su cuerpo, lo cual se hizo extraño porque ella es de patalear en la noche y arrebatarse cualquier cosa que estaba en su encima por el calor. Pero entonces se le dio la idea de que Sana haya estado atenta a cubrirla durante toda la hora nocturna.

 Sonrió a duras penas y después hizo una mueca, por el constante dolor. Con un leve jadeo Jihyo deladeó su rostro, chocando con el tranquilo de la alfa. Estaba adormilado, su flequillo despeinado y algunas hebras rubias sobresaliendo, sus labios de por sí rojizos también estaban entreabiertos. Los colores inundaron su rostro al recordar las tres veces que Sana enudó en ella y la envolvió en su aroma. Su celo fue un poco fuerte y había de estar cansada por ello, tal vez la habría dejado terminar su siesta, si no hubiera sido por el incesante ardor en su cuello que ahora mismo la aturdía, obligándola llevar sus manos a su, al parecer, marca reciente.

Oh, espera.

¿Una marca? ¿Qué?

Jihyo abrió sus ojos, alarmada.

─Shiba ─inmediatamente sus manos buscaron a la alfa, y al encontrarla la sacudió─. Shiba, Shiba, despiértate ya. 

Dios, pero ¿Cuándo pasó? Ellas solo...

─Uhm ─gruñó como única repuesta Sana, arrebujando más su cuerpo con las sábanas─. No estoy... me fui de viaje a Japón. 

La omega castaña bufó, cruzándose de brazos, ella no estaba para juegos. Claro, Sana no era quien sostenía la dolorosa marca, y no iba a ser regañada por sus padres. Sana no será la que deba dolerle la cadera, Sanano hará nada más que solo dormir ¡En fin, alfas!

─A veces me caes mal ─murmuró luego de un silencio, enfurruñada─. Alfatonta.

Sana por alguna razón quería prestarle atención a su pequeña omega gatitopero realmente se hallaba agotada. Había estado cuidando de Jihyo toda lanoche antes de preferir dormir como normalmente otros lo hacían ni bienterminan su sesión calurosa. Pero no, como siempre aquel estúpido ladoque insistía en mantener a la omega cómoda o a salvo le ganaba.

─Cinco minutos ─balbucea, sus labios abultados no permitiéndole serclara─. No, seis... 

─¡Me marcaste, Shiba! ─le reprochó a Jihyo a susurro, haciendo otro mohínal vislumbrar a la alfa acomodarse más la almohada en un silenciosepulcral, ignorándola.

─Hmm bueno, para la próxima te la marco más ─se giró para por fin caer enlos brazos de morfeo, serena. 

Sin embargo volteó su cuerpo asustada al escucharla con exactitud,despertando todo su ser en el camino.

─¿Q-Qué? ─tartamudeó Sana, sorprendida y pasmada─. ¿Quién? ¿yo? ¿Qué? ¿Temarqué?

Le cuestiona y la omega asiente, con los brazos cruzados y reproche en sumirada.

─Madre santa no tan santa...

( . . . )

Sana había creído que la única mirada de omega que temería iba a ser desu madre, o en otros casos peores, Jihyo.

Pero estaba muy equivocada.

Una vez su novia le había dicho que su familia se caracteriza por poseeruna mirada asesina y filosa. Una que llegaba a amedrentar pese a tujerarquía social, que incluso a ibas a tener una pesadilla que te iba aagitar el corazón de la peor manera posible. Y vaya que Jihyo no habíamentido porque los ojos avellanas que alguna vez fueron tiernos paraella, la estaban prácticamente doblegando. 

Era Park Felix quién la observaba cruelmente.

La rubia había llegado en la tarde con la omega en su encima abrazada asu cuello porque según le dolían demasiado las piernas como para caminar,obviamente Sana le creyó y la cargó hasta su hogar con la esperanza de noencontrarse con nadie, la cual desechó ni bien vislumbró al omegaexpulsando humo por los oídos.

Tragó saliva.

─Perdón... ─le dijo la alfa al no poder soportar más, atrayendo laatención de ambos hermanos─, tú mirada me esta asustando.

Felix la miró, arqueando la ceja y marcando más su ceño.

─¿Y qué quieres que haga , Minatozaki? ─escupió el omega, su voz dura─.¿Debería felicitarte por marcar a mi hermana? Oh bueno, si es así esperaa que me ponga el disfraz de kumamon que tengo en el closet y te hago unbaile en plena fiesta que voy a armarte. 

Sana se quedó un instante pensativa en el por qué rayos el hermano de suomega tenía un disfraz del oso panda negro. Negó la cabeza, de seguro setrata de Hyunjin y sus fetiches demasiado excéntricos. 

Por otro lado, Jihyo ya se había bajado de la espalda de Sana para ir a la cocina a sacar un vaso de yogurt de fresa, presenciando sinfalta la charla de ambos, y correr hacia el sofá a ver el drama que Felix dejó reproduciendo en la pantalla.

─Lo peor de todo es que me echarán la culpa a mi ─prosiguió el omegamayor─, yo te ayudé con Jihyo a escondidas de Changbin, dios, me va amatar.

Llevó sus manos en el rostro, tirando un teatral grito de exasperacióntan fuerte que llegó hasta asustar a la pequeña castaña, haciendo quederrame un poco del líquido en su ropa. 

Sana se sintió un poco mal por la confesión, claro, dudaba mucho ante elhecho que el hermano mayor y alfa de la familia Park se halle dispuesto adejar ir a una de las menores a pasar el celo con su alfa. 

Tener relaciones está bien, pero marcar a la omega... bueno, tampoco eracomo si Sana pudo haberlo evitado sus instintos de alfa, no estuvoconsciente de la ideología de los Park y que marcar a alguien aun menorde edad no sea correcto. Y del bajo perfil que conllevaban a esos temas,la reservación, no jugaban muy a su favor, no sabía que podían opinar losseñores Park respecto a eso.

─Se suponía que Jihyo debía correr su cuello para que no pasará esto─alegó luego el omega. 

La castaña luego de limpiar el poco rastro de líquido en su ropa giró surostro, enojada.

─¡Pues gracias por decírmelo ahora! ─chilló, ya harta de la discusión 

─¡Te lo dije mientras empacaba tus cosas!

─¡No, no lo hiciste!

 ─¡Sí lo hice!

─¡No!

─¡Sí!

Sana no sabía qué hacer.

─¡No, no, no!

─¡Sí, sí, sí!

─¡No, tonto! ─pegó un grito, yendo donde estaba Sana y así podercolocarse a su lado para jalonearla de la manga─. Shiba, dile que no medijo nada.

Y otra vez le hizo esa miradita de gatito regañado, endulzando sucorazón.

La alfa iba a decir algo al respecto, pero la puerta siendo tocada seinterpuso en sus palabras a la vez que una voz potente de alfa se colabaen sus oídos.

─¡Felix olvidé las llaves del auto, ábreme la puerta que debo ir arecoger a mamá del aeropuerto!

Era Changbin.

Sana estaba agradeciendo que llorar sea gratis.

❝𝐒𝐎𝐅𝐓 𝐒𝐄𝐗❞ ── ( 𝐒𝐀𝐇𝐘𝐎 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora