Sangre Uchiha | Sasuke U.

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Aneko corría hacia el hospital, intentando no tropezar con las rocas del camino y caer. Su madre estaba dando a luz a la que sería su hermana u hermano menor.
Abrió las puertas del sanatorio de Konoha, chocandose con una enfermera por correr hacia el mostrador.

— ¡Lo lamento! — gritó.

— ¿Necesitas ayuda en algo, pequeña?

Aneko intentaba recuperar el aire perdido, teniendo encima la mirada preocupada de la enfermera.

— Sí — exclamó al recuperar el aire — mi madre, Kanna Uchiha, está dando a luz.

La enfermera al oír las palabras de la niña comenzó a teclear en la computadora rápidamente, buscando la habitación de la mujer.

— Habitación 101, tercer piso.

Aneko asintió con la cabeza, para luego correr hacia el elevador.

— ¡El ascensor está fuera de servicio! — gritó la enfermera.

La niña soltó un suspiro cansada, para luego correr nuevamente hacia las escaleras.
Se encontraba entrenando con su sensei, Nakano, cuando repentinamente llegó un ninja, gritando que Kanna Uchiha acababa de romper fuente, señal de que el parto estaba por darse. Aneko al inicio creyó que era una confusión, puesto que su pequeña hermana apenas y tenía 7 meses, aunque luego recordó que su madre estuvo teniendo leves contracciones los días posteriores.

Frente a la puerta pudo ver a la los jefes del clan Uchiha, Mikoto y Fugaku y a sus hijos, Itachi y al bebé Sasuke. Los mayores tenían una expresión de preocupación en su rostro.

— Buenas tardes. — dijo Aneko, dando una reverencia.

— ¡Aneko-chan, hasta que llegas! ¡Estaba muy preocupada!

Mikoto, mejor amiga Kanna Uchiha, le dió un fuerte abrazo a su ahijada.

— Lamento la tardanza, madrina. Estaba entrenando bastante lejos de aquí.

Itachi y Fugaku observaron la conversación que se dio entre ambas mujeres en silencio. Repentinamente Sasuke, el cual yacía en los brazos de Itachi comenzó a llorar y gritar.

— Sasuke, ya ya cariño, mami está aquí.

Mikoto tomó delicadamente al niño, el cual no dejaba de gritar haciendo que varias personas los observen.
De la que era la habitación 101 salió corriendo un médico, cosa que ninguno de los Uchiha presentes pasó por alto.
-— Esto no me da buena espina, Fugaku. — dijo la mujer.

— A mí tampoco Mikoto. Iré a ver que sucede.

El monarca Uchiha corrió detrás del médico, dejando el lugar en silencio, a excepción de Sasuke, el cual no dejaba de llorar.

— Madrina, ¿mi madre estará bien?

Mikoto observó en silencio a la niña, para luego decir:

— Tranquila, Aneko-chan, estoy segura de que todo saldrá bien.

La sonrisa que la mujer tenía hacía que de alguna manera Aneko se sintiera en calma, aún sabiendo que en su pecho se generaba una sensación de malestar.

Los minutos pasaban sumamente lentos para Aneko, la cual esperaba impaciente noticias de su madre.
Se escucharon pasos rápidos subiendo las escaleras, se trataba de Fugaku, un médico y Nakano, maestra de Aneko.

— ¿Nakano-sensei?, ¿qué hace aquí?

— Aneko, ahora no puedo hablar, lo lamento.

Aneko observó extrañada como su maestra se adentraba rápidamente a la habitación de su madre con el médico detrás de ella.

— Fugaku, cariño, ¿qué sucede?

— El bebé nació pero... No estaba respirando. — dijo en un intento de susurro, aunque fue oído igualemente por los niños.

Aneko sintió su pulso aumentar su velocidad al oír la noticia. ¿Su hermanito estaría bien?

El llanto de Sasuke frenó abruptamente, haciendo que la sala de espera quede en un silencio sepulcral, el cual se vió interrumpido por un fuerte llanto proveniente de la habitación 101.
Aneko al oír los pequeños gritos de la que era su nuevo hermano/a sonrió, sintiendo como pequeñas lágrimas brotaban de sus pequeños y ahora resplandecientes ojos ónix.
-— ¡Es mi hermano o hermana madrina!

Mikoto sonrió con ternura, sintiendo también como las lágrimas caían de sus ojos.

— Si, Aneko-chan, lo es.

La puerta de la habitación fue abierta, dejando ver la silueta de una sonriente Nakano.

— Es una niña...