—Gege... Yo de verdad le pido perdón, mi intención no era lastimarlo— Xie Lian lo miraba con ojos inexpresivos, Hua Cheng ya había dicho mil y un disculpas pero no obtenía respuesta, su cuerpo temblaba y mantenía su cabeza agachada, parecía estar sollozando, hasta que...
—Ya está bien— Xie Lian acaricio su cabeza intentándolo consolar. —Tuviste una pesadilla, yo solo estaba en el lugar incorrecto, en el momento equivocado—
Hua Cheng dirigió su vista a los brillantes ojos de Xie Lian, lo miro detenidamente, su rostro delicado como pétalo de flor y su mirada compasiva, Hua Cheng volvió a agachar la cabeza posando su frente sobre el pecho de él. Y se quedó así unos momentos, podía oír el corazón de Xie Lian palpitar. Antes de conocerlo no sabía que necesitaba volver a sentir el calor de un abrazo, pero ahora no quería separarse.
Xie Lian por su parte había envuelto con sus brazos el cuerpo de Hua Cheng, solo podía pensar en lo atemorizado que lo encontró, su ceño fruncido y su cuerpo temblando, muy diferente a cuando estaba despierto. Pero en cuanto escuchó la palabra "mamá" no pudo dejar que su sueño continuara y corrió a despertarlo, encontrándose con las manos de Hua Cheng presionando su cuello.
Al principio se asustó pero cuando se dio cuenta de que seguía dormido simplemente trato de quitar sus manos de encima. No se había imaginado que el hombre aplicaría más y más fuerza.Pero ahora le pedía disculpas tan sinceras que no pudo evitar sentir lástima, sea lo que fuera aquél sueño, parecía muy doloroso.
—Gege, dije que estar con...— Xie Lian golpeo con el dorso de su mano la cabeza de Hua Cheng para que no terminara su frase.
—No es necesario que te preocupes por eso.
—Me preocupo porque Gege no ha hecho ninguna pregunta desde que nos encontramos... ¿No quiere saber quién soy?-No es que Xie Lian no tuviera preguntas o una pizca de curiosidad, en realidad él no quería preguntar porque temía romper su propia promesa de proteger a la gente común, de protegerlos a todos, de protegerlo a él. Desde que lo encontró aún cuando había creído durante todos estos años que ya había muerto, hasta el hecho de que no tenía un hogar aún cuando sus vestiduras se veían tan finas. Pensó que si la respuesta a todos sus cuestionamientos sembraban en él alguna duda se odiaría a sí mismo por dejar de creer. Si él dejara de creer en su ideal no tendría nada más a lo que aferrarse, si él dejaba de creer cómo sería capaz de atender las necesidades de su pueblo cuando esa responsabilidad cayera sobre sus hombros, la promesa que se había hecho cuando tenía diez años era el pilar sobre el que se sostenía el hombre en el que se quería convertir, la razón por la qué pidió cultivarse antes de cumplir los veinte, la razón por la qué quería ser un rey mejor que su padre, la razón por la qué quería volverse mejor persona.
Hundido en sus pensamientos no se dio cuenta cuando Feng Xin y Mu Qing habían entrado en la choza. Para ese momento Hua Cheng ya se había separado de él.
—Alteza, ¿Se encuentra bien?— dijo Mu Qing.
—Dijo que tenía algo que recoger aquí, pero— Feng Xin se detuvo en cuanto vio al hombre de Rojo de pie junto a Xie Lian que se encontraba de rodillas.
Ambos jovenes se pusieron en alerta.
Sin voltearlos a ver Hua Cheng extendió su mano para ayudar a levantar a Xie Lian.—Bueno, en realidad ese algo se trata de alguien—
Xie Lian levanto una mano para enfatizar al hombre. —Él es Hong Hong-er, un... amigo... Un buen amigo del pasado— Dudo un poco. No sabía si se podía decir que fueran amigos, pero por el momento fue lo que se le ocurrió.Mu Qing parecía indiferente, pero en la mirada de Feng Xin había un chispa de algo indescifrable, escudriñaba cada centímetro de Hua Cheng como buscando algo.
Xie Lian hablo para distraer a Feng Xin
—Bueno vamos.——¿Él vendrá con nosotros?— dijo Mu Qing ahora más serio que antes.
Xie Lian asintió y los cuatro salieron de la choza. Cualquiera pensaría que caería en cuanto sus huéspedes se alejaran, pero no fue así, esa choza era sin duda especial.Camino al Sagrado Pabellón Real Xie Lian estaba ensimismado. Estaba seguro de que el rostro de Hua Cheng había cambiado. Era casi imperceptible pero parecía que su rostro lucía más joven que cuando lo dejó antes. Quizás era solo su imaginación, ¿Era posible que alguien rejuveneciera algunos años en una pocas horas? Aparto esos pensamientos de sí y se dirigió a Hua Cheng en voz baja.
—Parece que ahora eres tú quién no hace preguntas, no te he dicho la razón por la qué te traigo a este lugar——Gege no pregunta, yo no pregunto— Hua Cheng le dirigió una sonrisa encantadora.
Parecia que ahora ambos estaban en sintonía.
—Una habitación en el Pabellón de Xian Le es mejor que esa choza, ahí podremos pensar luego en un mejor lugar para ti— aunque Hua Cheng no pregunto Xie Lian sentia la necesidad de mencionarlo.Después de esas horas que parecían eternas ahora Xie Lian tendría que enfrentar el regaño de sus Guoshis o en su defecto el castigo que habrían decidido por haber interrumpido la procesión.
Para ese momento él cielo ya anunciaba la noche.
Xie Lian pidió a Feng Xin y Mu Qing escoltar a su invitado mientras él entró al lugar en el que le esperaban los Guoshis.
Los Faroles adornaban e iluminaban el lugar, parecían tan festivos contrastando con el rostro del Guoshi Principal.
—¿Qué le tomó tanto tiempo Alteza?—
—Problemas con mi primo, el príncipe Xiao Jin— aunque no era toda la verdad, en realidad él asunto con Qi Rong lo retuvo buena parte del tiempo que estuvo fuera.
—¿Puedo preguntar cuál la resolución que han tenido respecto al asunto de la procesion?——Su Alteza conoce la importancia de la procesión. Estoy seguro de que su Alteza es capaz de dar al menos cincuenta vueltas con los ojos cerrados, pero concluyó solo en la tercera vuelta.— Quizá exagero un poco con lo de los ojos cerrados, pero era cierta la gran destreza de Xie Lian. —Para mostrar su arrepentimiento ante los dioses, deberá permanecer siete días con su rostro frente a la muralla—
—Me temo Guoshi Principal, que su resolución va en contra de mi juicio—
—No se preocupe su alteza no tendrá que... ¿Qué?— El alma del Guoshi Principal casi sale de su cuerpo.
—El poder de los dioses es más fuerte mientras más fieles tiene. El poder de un Rey es más fuerte cuando su pueblo le quiere.—
—No entiendo a qué se refiere Alteza——La gente en la ciudad cree en mí, confía en que yo los puedo proteger, ¿Qué pensarían si yo simplemente me arrodillo y les muestro que este poder es malo? ¿Qué los dioses lo aborrecen?—
El semblante del Guoshi era fúnebre.
—Mientras yo exista protegeré a mi pueblo, incluso si los dioses se ofenden, incluso si los dioses nos abandonan, yo estare aquí—Los Guoshis murmuraban entre sí. "¿Qué ha dicho?" "Está Alteza ha enloquecido" "Subetima a los dioses".
Antes que el Guoshi Principal pudiera formular una oración afuera gritos estallaron.
Algunos aprendices corrieron hacia el Guoshi.
—Es el Pabellón de Xian Le, esta en llamas——¿El Pabellón de Xian Le? ¿Cómo es posible? ¿Su Alteza sabe lo que está pasando?—
En cuanto Xie Lian escuchó eso pensó y pensó, entonces recordó, mandó a ese hombre con Feng Xin y Mu Qing.
ESTÁS LEYENDO
La Redención Del Rey Fantasma. Hualian.
FanfictionAterrorizado y hundido en la desesperanza el Gran Rey Fantasma Hua Cheng decide entregarse a los brazos de la muerte eterna, sin embargo, a punto de dar su último aliento es testigo de la bondad de un pequeño que inútilmente trata de salvarle, sembr...