Prólogo

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Entre los muchos rumores y palabrerías que se podían escuchar a lo largo y ancho de la Ciudad Fantasma, había uno que había estado circulando los últimos siete años y que por muy descarados que fueran los fantasmas, bestias y demonios, ninguno se atrevía a vociferar. El Gran Rey Fantasma Hua Cheng, había muerto. Un misterioso ser que había llegado glorioso a dominar y establecer la Ciudad Fantasma, manteniendo a raya a los Oficiales Celestiales, adueñandóse de sus dominios y difundiendo terror a cada vez más humanos en la tierra. Solo recordarlo hacía a cualquiera temblar, pero, en las profundidades del reino fantasma era muy bien sabido que ese rey lleno de oscura grandeza, se había enfrentado a la mayor amenaza de su existencia aquella tarde en la que admiraron por última vez su espalda recorriendo la calle principal y perdiéndose en la oscuridad del camino. Sin embargo, en esa bulliciosa ciudad el temor y respeto que tenían hacía su persona era tal, que ahondaba en cada uno de sus habitantes la creencia de que regresaría por sus cabezas si se atrevieran si quiera a pensar que él había perdido contra alguien. Y esperaban pacientemente que regresara, esperaron y esperaron durante siete años, pero ese día nunca llegó. Ningún ser hubiera imaginado que algo fuera capaz de detenerlo, sin eliminar sus cenizas su muerte era imposible, pero ¿podía alguien obtener sus cenizas?, ¿era verdaderamente posible que alguien las haya encontrado?

Y así los rumores aumentaron y llegaron a los cielos a oidos de los Oficiales Clestiales, quienes después de años de terror por fin encontraron paz. Y su nombre dejo de ser pronunciado. No fue hasta que en un imperio terrenal, una nación en su apogeo llamada XianLe conocida por sus cuatro grandes tesoros, riquezas en abundancia, bellezasdelicadas, prósperas artes y literatura y un joven y virtuoso Príncipe Heredero; celebraba el Festival de Complacencia a los Dioses. Este Principe Heredero habría recibido el honor de representar al artista marcial que realizaría el espectáculo para agradar a los dioses. Todo estaba preparado, la multitud contenia el aliento esperando el ansiado momento en el que el artista marcial se batiría a duelo contra el demonio para vencerlo y así conseguir las bendiciones del cielo y la prosperidad de su nación. Se dieron una vuelta, dos vueltas, tres vueltas alrededor de las murallas de la gran ciudad y entonces ocurrió algo que nadie esperaba, los cielos se oscurecieron y nubes teñidas de color carmesí se posaron sobre la ciudad, todos los presentes miraron hacía arriba llenos de horror, excepto un joven, aquél que se posaba sobre el escenario, mirando fijamente a su oponente, ¿En qué momento cambio?, el joven Princípe Heredero, Xie Lian, estaba seguro de que antes de subir a la plataforma, el que lo acompañaría en la lucha sería Mu Quing, un aprendiz del Sagrado Pabellón Real y compañero suyo, lo conocía muy bien, y ahora quien estaba frente a él se trataba de alguien o algo diferente, por su espalada sintió un escalofrío subir y su frente comenzó a sudar. Entonces las nubes se dispersaron y la multitud dirigió su vista nuevamente al artista marcial, ¿Era este un mal presagio? Si la lucha no se reanudaba y el ritual no se concluía sin duda lo sería. Cuando el sonido del metal chocando reanudo su ritmo, la gente vítoreo al artista, el Príncipe Heredero era un hombre valiente e inquebrantable.
-Su Alteza, tiene algo que me pertenece- En medio de la pelea escuchó a su oponente decir, por el ruido de la gente fue algo que solo él escuchó, pero Xie Lian no entendía, no sonaba como Mu Qing, pero tampoco como nadie que recordará.
Las voces de la multitud poco a poco se fueron apagando, ¿Era real lo que veían sus ojos? Xie Lian luchaba con dificultad, su oponente había aumentado notablemente la energía con la que peleaba y arrinconando a Xie Lian a la orilla del escenario, sostenía su espada con una fuerza inhumana. El demonio estaba a punto de asestar un golpe mortal, el Príncipe estaba a punto de caer, pero su caracter orgulloso no le dejaría a ese extraño ser salir victorioso, con un rápido movimiento apenas lo esquivo y con la mano que sostenía su espada dirigió un golpe a la cabeza de su adversario, pero este fue aún más veloz alejándose a unos metros de distancia. Xie Lian podía escuchar como la multitud había sostenido la respiracíon antes, ahora todo estaba hundido en un profundo silencio y por un momento pensó haberse quedado sordo, sin embargo, nadie podia quitar la vista de ellos. Con su golpe Xie Lian había logrado alcanzar la cinta con la que se sostenía la máscara de ese individuo, la máscara cayó y ante sus ojos se descubrió el rostro de un hombre joven y pálido, fue entonces que se dió cuenta, hacía un rato que él ya había pérdido la suya, nadie había notado lo que él, pues todos mantenían la mirada fija en el rostro del Príncipe Heredero, ese rostro que muy pocos conocían, pero que causaba gran curiosidad. Rápidamente Xie Lian salió del ensimismamiento corrió a enfrentarse nuevamente y la pelea se extendió por un par de minutos más, parecía que él no era competencia para ese extraño guerrero, sin embargo, Xie Lian notó un rastro de duda casi imperceptible en sus movimientos y aprovecho el momento, con un solo movimiento recargo todas sus fuerzas y dirigió su espada hacía el pecho de aquél hombre, pudo sentir como se clavaba y cuando creyó que ese era el final, el hombre frente a él se disperso en cientos de destellos plateados, dejandólo atónito.

La multitud entonces empezó a aplaudir y gritos nuevamente empezaron a llenar la ciudad desvanenciendo áquel silencio. Nadie supo lo que enralidad estaba pasando, pero los asombrosos efectos los conmovieron. E inesperadamente Xie Lian dió fin a la procesión con una orden.

La ceremonia ritual simbolizaba la oración del reino para que su gente fuera bendecida con paz y felicidad durante un año; por lo tanto,la cantidad de rondas realizadas por el gran escenario, eran la cantidad de años para que otragran ceremonia fuera necesaria de llevar a cabo, sin embargo, el recorrido se detuvo en la tercer vuelta, el desconcierto del Guoshi y el regaño que Xie Lian tendría que enfrentar pronto, lo hicieron suspirar.

-¡Su alteza! ¿Qué fue eso? ¿Dónde esta Mu Quing? ¿Por qué terminó tan pronto la procesión? Eso no fue lo que planeamos- Feng Xin, el guardaespaldas del Príncipe, lo reprendió. Y Xie Lian que miraba con ojos sombríos a la nada habló lentamente.

-Mu Quing no estaba ahí, yo... yo no sé contra quién luche, era muy fuerte, pero me di cuenta de algo...- sus palabras detuvieron en seco a Feng Xin.

-No era humano...- ambos sintieron un escalofrío en sus espaladas y el frío inundo la sala.

La Redención Del Rey Fantasma. Hualian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora