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   La vida de todos puede ser prácticamente igual; rutinaria y complicada. Pero cada una tiene su rutina y sus complicaciones. La vida de una ex militar no se puede comparar a la de una universitaria con problemas familiares

   Sadie, una chica completamente ordinaria, trata de sobrevivir cada día a lo pesado de la escuela y el trabajo. Como todos, tiene problemas familiares, su madre falleció cuando recién tenía doce años y su padre quedó paralítico de sus piernas tras un accidente donde ambos progenitores iban en carretera. Tiene una hermana menor de trece y un hermano mayor de veintitrés años. El mayor solo vive para él en una ciudad lejana, Nueva York. Mientras que Sadie trabaja duro para mantener a su paralítico padre y hermana menor.

Hay muchas cosas que cuesta conseguir, la felicidad por ejemplo. Si, quizá has sido feliz por instantes de tu vida, pero solo son eso, pequeños instantes que te dejan marcado. La pelirroja de veintiuno a sido testigo de lo temporal que es ser feliz. Infancia feliz, adolescencia deprimente. Aún recuerda a la perfección lo difícil que fue comenzar a trabajar con quince años de edad, aun era una pequeña inexperta en la vida laboral

Chris: Bien, recuerda que solo debes de acomodar todo esto de forma ordenada. Si veo un solo error estas fuera, ¿entendido?

Sadie: Si señor, entendido -Menciono con una voz timida y nerviosa. Su primer trabajo y a penas sabiendo que hacer; complicado- Solo tengo una duda

Chris: Eso déjalo para después, no tengo tiempo. Solo haz bien tu trabajo niña -Dejandola sola se fue mientras que correspondia una llamada de al parecer alguien importante para la tienda-

Temerosa de su próxima acción, la pelirroja empieza a acomodar el material en el estante frente a ella, solo era eso, acomodar bien todo. Eran piezas pequeñas, si perdía una sola, se metía en problemas. Al cabo de unas horas, Chris que era el hombre encargado del lugar, regresa para mirar el trabajo de la adolescente quien permanecía estática parada junto a aquel hombre mientras que revisaba todo

Chris: Bueno, parece que lo has hecho bien

Sadie: Gracias. ¿Que más puedo hacer?

Chris: Oh, eso es todo, puedes irte a casa

Sadie: ¿Que? Pensé que tendría más trabajo

Chris: ¿Más trabajo? Eres una niña, es lo más que te puedo ofrecer. Mañana harás lo mismo, ve y descansa

Sadie: Pero no estoy cansada señor -Él la mira sorprendido, lo que acomodo fue bastante cargamento como para que no se haya cansado. Suspiró mientras veía la diminuta silueta de la chica-

Chris: ¿Por qué quieres trabajar? ¿Que hay con tus padres?

Sadie: -Tras segundos de silencio, la menor lo mira a los ojos y respira hondo para poder hablar- Solo necesito el dinero para mantener a mi familia señor

Chris: ¿Tú vas a mantener a tu familia?

Sadie: Si. Mi papá no puede llevar sustento a casa y mamá -Se toma un tiempo de respirar de nuevo y continua a como puede- ella falleció. Mi hermano mayor ya está cansado de ser el unico que trabaje y yo solo quiero ayudar -Chris se derrumbo al oír esas palabras. Estaba consciente de que Sadie era muy pequeña para trabajar en lo que debia de hacer, pero si ella ocupaba el dinero y quería ganárselo, él no era nadie para impedirlo-

Duró en ese lugar al rededor de cuatro años, hasta que la tienda cerró y tuvo que conseguir un segundo trabajo, el mismo en el cual está actualmente. Atender a clientes en un supermercado a veces le agotaba, pero era el primer empleo que encontró y la paga no es tan mala; al menos le alcanza para sustentar a su familia. Sin embargo, cuando entró a la universidad esos gastos fueron más difíciles de pagar.

La chica es una amante de la fotografía y el arte, cuando tenía en sus manos una cámara parecía que hacía magia, de igual modo, cuando un pincel o un bolígrafo se encontraban a su alcance ella hacia una belleza irreal en una simple hoja. Es de las mejores de su clase, con un promedio inalcanzable. Gracias a eso consiguió una beca para esa universidad a la que asiste, eso en parte le a ayudado. Sin embargo, no es suficiente

Cuando logro ingresar a esa prestigiosa escuela la primer persona a la que acudió fue a su padre, su persona favorita. Ese es uno de sus pocos momentos felices

Sadie: ¡Papá! -Grito mientras corría al interior de su casa. Abrió la puerta y busco a su progenitor- ¡Papá!

Casey: Sadie -La llama al verla. Comenzo a asustarse al oírla gritar desde incluso fuera de su casa- ¿Que pasa? ¿Que tienes?

Sadie: Entre -Se pone en cuclillas junto a su silla de ruedas mientras toma las manos del adulto. Ella sonreía mientras lagrimas de felicidad corrian por sus lindas y pálidas mejillas- ¿Recuerdas mi solicitud a la universidad? La han aceptado

Casey: Por dios, ¡eso es increíble Sadie! -La chica alza su cuerpo un poco y rodea a su papá con ambos brazos. Ahora ambos lloraban de alegría. Ella había luchado bastante por ese lugar en aquella universidad, conseguirlo si que era un logro mayor- ¿Sabes que ella también estaría orgullosa de ti? -No escuchó respuesta, pero sintio ese movimiento que hizo ella con su cabeza, asintió. Obviamente sabía que su mamá estaría igual de orgullosa-

Siempre a hecho todo lo posible por mantener ese buen promedio, sabe que eso conlleva a que tenga una buena beca. Además de que es un gran orgullo para su familia, eso la a mantenido en pie. No obstante, tanto trabajo desde una corta edad, la tiene cansada. Día y noche su mente está viva trabajando y su cuerpo lo resiente. ¿Tendrá paz en algún momento?

SoldierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora