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─¡Con esta ropa te ves mucho mejor! ─respondí con cara de asco a su gran alegría. A este punto no sé si es que soy muy amargada o es el estrés que me produce este señor el que me lleve a caerme mal

Hoy comenzaba el entrenamiento del que me había contado desde el primer día, donde supuestamente aprenderla más sobre mí y todo este mundo que me es tan extraño. Pues bueno, lo que sucedió que llevó a esta conversación es que yo me puse un atuendo más suelto que me era cómodo para hacer ejercicio, una simple camisa y un corto pantalón. Pero él insistió en que me cambiara a un atuendo que escogió, el cual eran una camisa y pantalón más apretados. Me parecía absurdo pues solo haría que me cansase más

─No me gusta que el atuendo me cubra tanto. Me dificulta el movimiento y hace calor ─me doy media vuelta para regresar a mi cuarto y cambiarme, pero el señor Gojo me detiene

─¡No! ¡Para eso precisamente lo necesito! ─me tomó de la muñeca impidiendo que siguiera avanzando. Yo me dí la vuelta e hice en un leve movimiento que me soltara

─¿Necesitas cansarme de más? ─alcé una ceja mientras le observa

─No lo digas así... mhm... digamos que es un experimento ─me dió mala vibra el tono y la sonrisa traviesa que usaba

Frunzo mi ceño ─Porque sea una maldición no significa que soy también tu rata de laboratorio ─afirme con severidad aunque conociendo mi postura

─No no, de verdad que no es eso, ¿creeme sí? ─dijo con su pequeña sonrisita. Yo dudé por un momento, a pesar de no tener más opción que confiar en sus palabras. Supongo que solo quería suponer qué es lo que depararía

─Está bien ─respondí en un suspiro caminando hacia la puerta. Él salió detrás mío y cuando la cerró volvió a acariciar mi cabeza con el propósito de revolver mi cabello ─¡Oye! ─yo me aparté de inmediato volviendo a gruñirle

─Jeje, no hay razón para estar tan a la defensiva, pequeña Mizuki ─se coloca frente mío y me mira con su postura encorvada, yo soy alta pero él está a otro nivel ─Recuerda que estamos juntos en esto y quien se meta contigo se mete conmigo ─sonríe y comienza a caminar. Yo me quedo en mi lugar un momento pero rápido me adelanto, hoy caminando a su lado, sin tanta distancia como ayer

─¿Ustedes los magos pueden hacer aparecer a una paloma? ─pregunto

─No somos magos, somos hechiceros. Y supongo que alguno habrá que pueda ─responde ignorando lo tonto de la pregunta

─¿Y por qué se llaman hechiceros y no magos? ─cambio de tema aunque no con una pregunta más inteligente que la anterior

─Mhm... esa es una anécdota algo larga, mira... te contaré

Caminábamos por el camino que llevaba al terreno donde esta gente acostumbraba a entrenar. De verdad que la estética de todo el sitio era muy japonesa, simulaba a un gran templo, aunque no entendía mucho del por qué no quitaba lo impresionante y bonito que resultaba

Sinceramente mi corazón dió un vuelco cuando el señor Gojo se encontró con un conocido suyo por el pasillo. Era un señor alto y fornido, incluso más alto que el señor Gojo, tenía un cabello corto marrón y barba, además usaba lentes de sol. Fue una reacción inmediata el esconderme detrás del peliblanco

─Así que esta es la hermana del chico... ─dijo el hombre con aquella voz profunda mirando por detrás del señor Gojo. Sus ojos escondidos tras los lentes conectaron con los míos, supongo que también se dió cuenta de mi temor

─Sí, su nombre es Mizuki. Es como si fuera un perro, es muy asustadiza ─él mira detrás suyo intentando encontrarme con su mirada, pero yo me escondo más ─Oye oye, no tengas miedo y saluda

Monster ─Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora