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La habitación resultó ser muy acogedora, incluso creo que era más grande que la de mi casa. Yo tenía que aportar solo mis artículos personales porque en esta ya habían muebles, lo cual me pareció perfecto

El señor Gojo se fue a acomodar su habitación también, así que fue un momento en el que estuve yo sola para finalmente confrontar todos los pensamientos que rondaban mi mente

Mientras guardaba mi ropa o decoraba la habitación con aquellos regalos pensaba en lo que me había metido. Esto de ser hechiceros, de exorcizar maldiciones que es prácticamente matarlas, es a lo que me dedicaré el resto de mis días. Y pensar en que pocos días atrás solo me preocupaba por lo que haría para cenar... es simplemente un cambio muy brusco en tan poco tiempo. Además, con lo de las maldiciones, ¿yo estaría cometiendo una traición? ¿Si soy una maldición está bien que mate a los demás de mi especie?

Suspiro viendo el cuadro que recogí anteriormente. Todo esto lo hago por Yuji, a mí no me interesa matar maldiciones y tampoco alargar mi vida porque hasta ahora mi única razón para vivirla ha sido mi hermano

También está lo de ese hechicero, ¿cómo es que hace toda esa magia? Dijo que mañana me explicaría cómo hacerla pero me muero de curiosidad. Aunque lo que me tiene más preocupada es el hecho de que puede matarme sin ningún tipo de problema pero aún así acepta incluso el vivir conmigo, y hablando de eso, aún no entiendo el motivo del que sea necesario que yo viva con este hombre si yo no puedo siquiera tocar a ningún hechicero de estos

Ugh... mi cabeza empieza a dar vueltas...

─¡Mizuki! Cuando te quieras bañar puedes ir, yo voy después de tí ─el señor Gojo entra sorpresivamente por la puerta, haciéndome dar un pequeño brinco ─Qué lindo. ¡Qué conservadora eres! ─miraba alrededor del cuarto con esa típica sonrisa

─Sí... me voy a bañar ─suspiré volviendo a recuperar la postura ─¿Dónde está el baño, por cierto?

─¡Sígueme! Yo te guío ─se dió de espaldas a mí y comienza a caminar. Yo obedezco y voy detrás suyo. Atravesamos la sala y llegamos a otro pasillo, en este se encontraban la habitación del señor Gojo al final y el baño algo más cerca ─Es por esa puerta ─la señaló con su dedo índice. Yo asentí

─Gracias ─no digo más y entro al baño. Como de costumbre lo veo y es bastante bonito y algo amplio. Me gusta

Voy desabrochando uno a uno los botones de mi camisa pensando en que hace dos días no me baño, no hacía eso desde que era pequeña. La dejo sobre una pequeña silla y me quito la falda que llevaba, poniéndola sobre la camisa. Observo mi cuerpo un momento, giro mi cuello para ver la unión que tiene mi cola con mi piel. Ahora que sé que soy una maldición lo veo algo raro, ya que las maldiciones que he visto son algo deformes y sinceramente me dan algo de asco...

Suspiro enredando las manos en el final de mi trenza para quitar la pequeña liga y zafar todo mi cabello, este me llega hasta un poco más abajo de las rodillas.

Me meto en la ducha y abro la pila. El agua comienza a caer humedeciendo primero mis hebras, y luego cae por todo mi cuerpo. Miro mis pies, son normales, como los de los humanos, sin ningún tipo de deformación. Mis piernas lo mismo, al igual que mis brazos, torso, cabeza, nada en mí tiene deformaciones. Solamente es esa aleta, los cuernos de mi cabeza, los de detrás de mis orejas puntiagudas y aquella parte azul de mi piel debajo de mis ojos lo que me hace diferente... ahora que los cuento creo que sí son muchos

Suspiro enjabonando mi cuerpo. Siempre tuve un sueño tonto de que algún día yo podría ser humana y así divertirme con Yuji y muchos amigos más. Pero ahora simplemente parece cada vez más lejano e irreal. Cuando éramos pequeños Yuji me prometió lograrlo pero lamento que eso nunca vaya a pasar

Monster ─Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora