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Cameron

Una vez que llegué a mi apartamento, no pude evitar ir a mi balcón para fumar otro cigarrillo, estaba demasiado nervioso, esperando con todas mis ganas recibir mañana una llamada o mensaje de Jana, aceptando.

Cuando me duché y me puse solo un bóxer, me tiré en la cama con el teléfono en la mano, observando la pantalla apagada. Esperando que se iluminara por alguna notificación, no pasó. 

Me dejé dormir sin darme cuenta en algún momento de la noche, mientras pensaba en lo que haría si no recibía noticias de la chica rubia de ojos celestes. 

Me desperté a la mañana siguiente gracias a la alarma en mi mesa de noche, la apagué rápidamente y revisé mi móvil. 

Nada. 

Solo correos de la empresa y poco más. 

Suspiré con resignación y me levanté de la cama, pensando que tenía hasta la tarde para recibir una respuesta. Me preparé como habitualmente lo hago para trabajar, esta vez sin corbata, me preparé un café y al terminar todo, bajé a por mi coche. 

Me monté en él y antes de arrancar, observé todo. Si todo iba bien, pronto este coche dejaría de ser mío, aunque me gustaba mucho y en parte no quería perderlo. Suspiro y vuelvo a coger el móvil para mandarle un mensaje a Bryce. 

Buenos días, ¿Sabes algo de Jana? ¿Te dijo anoche algo de camino a su casa?

Envío el mensaje sin esperar una respuesta inmediata y esta vez si que arranco el coche para ir al trabajo. Cuando me bajé del coche, lo cerré y puse rumbo al ascensor me vibró el teléfono en el bolsillo. Pulsé la tecla de mi piso, el 39 y abrí el mensaje que me había enviado Bryce. 

Buenos días, como siempre, tus modales en el piso... amanecí muy bien, gracias por preguntar

Rodé los ojos con una pequeña sonrisa a medias que apenas era visible, me mandó otro mensaje, esta vez con la información que le pregunté. 

Hablé con ella por todo el camino de ese tema, intenté convencerla aunque sin mentir... Se lo está pensando, la verdad es que lo necesita.

Suspiré, tenía un mínimo de esperanza, pero tampoco me podía hacer ilusiones. Bloqueé mi móvil cuando llegué a mi piso y fui directo a mi despacho. 

Hoy me prometí sumergirme en el proyecto del centro comercial que tenía pendiente. Después de algunas llamadas, correos, presupuestos y de dejarle unos encargos Cyrus, mi secretario. Miré el reloj de mi muñeca y era la hora de almorzar. Decidí posponerlo hasta la cena, para terminar unas cosas y de paso salir antes hoy. 

Así que seguía sumergido en mis cosas unas dos horas mas tarde mientras bebía café y comprobaba el teléfono de vez en cuando, escucho a alguien dar unos toques en la puerta, le di la orden de pasar. 

- Disculpe que le moleste señor Nolan, hay una señorita que quiere hablar con usted.- Dijo con algo de timidez, sus mejillas estaban algo sonrojadas y sonreía de forma extraña. 

- ¿Una señorita? No espero a nadie hoy. ¿Le preguntaste su nombre?- Le dije frunciendo el seño. 

- Disculpe señor, pero se me pasó completamente.- Dijo agachando la cabeza. 

- ¿Cómo es?- Pregunto con curiosidad. ¿Una mujer viniendo a verme? 

- No tendrá 30 años, es rubia, pelo largo... ojos azules muy bonitos. Es alta, pero creo que es por los tacones, es francamente preciosa- Empezó a enumerarme de forma risueña y caí en la cuenta... 

¿¡Jana!?

- Esta bien, está bien, no hace falta más, hazla pasar, no le hagas esperar mas. Ya sé quién es.- Dije con nerviosismo, colocando mi escritorio mientras él se disponía a dejarla pasar. 

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2023 ⏰

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