𝙎𝙏𝙄𝙂𝙈𝘼 // 𝟳

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~ CAPÍTULO 7 ~

"𝘓𝘰 𝘩𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘴𝘤𝘰𝘯𝘥𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰
𝘛𝘦𝘯𝘨𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘳𝘵𝘦 𝘢𝘭𝘨𝘰
𝘗𝘦𝘳𝘰 𝘭𝘰 𝘥𝘦𝘫é 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳𝘳𝘢𝘥𝘰
𝘈𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘺𝘢 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰 𝘴𝘰𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘳𝘭𝘰
¿𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶é 𝘯𝘰 𝘭𝘰 𝘥𝘪𝘫𝘦 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴?
𝘋𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘢𝘴 𝘮𝘢𝘯𝘦𝘳𝘢𝘴, 𝘮𝘦 𝘩𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘭𝘢𝘴𝘵𝘪𝘮𝘢𝘯𝘥𝘰 
𝘋𝘦 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥, 𝘯𝘰 𝘴𝘦𝘳é 𝘤𝘢𝘱𝘢𝘻 𝘥𝘦 𝘴𝘰𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘳𝘭𝘰 [...] 

𝘔á𝘴 𝘱𝘳𝘰𝘧𝘶𝘯𝘥𝘢, 𝘮á𝘴 𝘱𝘳𝘰𝘧𝘶𝘯𝘥𝘢, 𝘭𝘢 𝘩𝘦𝘳𝘪𝘥𝘢 𝘴𝘦 𝘩𝘢𝘤𝘦 𝘮á𝘴 𝘱𝘳𝘰𝘧𝘶𝘯𝘥𝘢
𝘊𝘰𝘮𝘰 𝘱𝘪𝘦𝘻𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘷𝘢𝘴𝘰 𝘳𝘰𝘵𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰 𝘢𝘳𝘳𝘦𝘨𝘭𝘢𝘳
𝘔á𝘴 𝘱𝘳𝘰𝘧𝘶𝘯𝘥𝘢, 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘳𝘢𝘻ó𝘯 𝘮𝘦 𝘥𝘶𝘦𝘭𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘭𝘰𝘴 𝘥í𝘢𝘴..." ~ (𝘚𝘵𝘪𝘨𝘮𝘢, 𝘉𝘛𝘚) ~

El sonido de las manecillas del reloj que parecían tener vida propia se había sincronizado con el cálido y suave sonido del piano. Estas a su vez, hacían armonía con el chirriante ruido de la suela del zapato de Hoseok y con el tenue golpeteo de la pelota chocando con la pared.

Tic tac, nota, chirrido y golpeteo. Tic tac, nota, chirrido y golpeteo. Tic tac, nota, chirrido y golpeteo.

Taehyung continuaba botando la pelota, mientras armaba aquella armoniosa melodía en su mente y la repetía como si fuera el estribillo principal de una canción. Su mano parecía contar con vida propia pues mantenía el movimiento constante y riguroso, dando justo en el blanco de la pared. Esta era su manera de contribuir con su parte a la obra.

Mientras se recargaba sobre el regazo de Jungkook observaba una luz naranja sobre la pintura gris del muro. La luz provenía de una de las ventanas indicando el atardecer.

Él sabía que cuando esa luz desapareciera su sueño se terminaría y volvería a la realidad de la que no quería ser parte, aquel simple hecho lo molestaba y ponía de mal humor. No quería que se acabará. Sin embargo, el atardecer caía con lentitud mientras daba pie al anochecer.

Por aquellos últimos minutos que le quedaban, miro a su alrededor, contemplando aquellas figuras que le daban color a su vida: sus amigos. Yoongi se mantenía ensimismado en su melodía, tocaba las teclas de manera incesante con una precisión envidiable y sobre todo perfecta. Jungkook no paraba de mirarlo, tenía los ojos clavados en la espalda del muchacho, en sus manos, en las teclas que presionaba, que poco a poco se transformaban en una melodía envolvente y sublime. Jungkook escuchaba su música con fervor, como si se tratará de un discípulo admirando a su maestro. Esa era la mirada que tenía el más pequeño.

Del otro lado de la sala, se encontraba Hoseok. El chico movía su cuerpo al ritmo de la melodía. Sus pies y manos se meneaban en direcciones contrarias. Le estaba ensañando a Jimin algunos aislamientos que había estado perfeccionando. Movía sus brazos con una lentitud abrasante, mientras que el resto de su cuerpo se quedaba totalmente quieto. El chico iba enfocando cada movimiento en una sola parte de su cuerpo, dando la ilusión que cada uno tenía vida propia. Sus músculos estaban tan educados que controlaban el rango de movimiento, no más ni menos, sino en el punto. La técnica de Hoseok tenía embelesado a Jimin que de igual manera lo miraba con admiración y respeto.

Después de varios minutos manteniendo la mirada perdida en las acciones de su compañero, decidió volver a la pared gris. Tal como temía, ya había desaparecido aquella luz naranja.

𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐂𝐀𝐑𝐃𝐒 | BTS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora