El principio del final

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—Estamos perdidos —dijo Jeonghan—. Hyungwon sabe lo de la poción, no hay forma de que vuelva a confiar en mí nunca mas.

—Eso no es todo —agregó Changkyun—. Nos salió el tiro por la culata, Henry y Eric se negaron a abrir la barrera, Kihyun me lo contó. Estamos donde empezamos chicos. Les dije que un plan con tantas vueltas dejaba cabos sueltos.

—Changkyun tiene razón, ¿ahora qué vamos a hacer? —preguntó Hoshi.

—No se si tengo ganas de hacer algo mas —respondió Changkyun, ganándose una mirada de desaprobación por parte de su mejor amigo.

—¿Por qué tenemos que hacer algo? —la voz de Seungcheol, que no había hecho ningún comentario hasta el momento, se hizo presente llamando la atención de todos sus amigos—. No me miren como si estuviera diciendo un disparate. Piensenlo, ¿de verdad tenemos que hacer algo? ¿Por qué no nos quedamos como estamos? Hyungwon no dijo nada. Jeonghan, él podría haberte delatado y enviarnos de vuelta a La Isla, pero no lo hizo. Eso dice que quiere que nos quedemos.

—Eso, o que tiene miedo de que si se sabe lo de la poción, lo saquen del trono a patadas —respondió Hoshi.

—Puede ser —dijo Seungcheol—. Aun así, sigue estando en nuestro favor. ¿No podemos dejar las cosas como están? ¿Ninguno de ustedes quiere quedarse acá? ¿Ninguno quiere cuidar a las personas de este lugar de nuestros padres?

La respuesta era obvia, pero ninguno se atrevía a verbalizarla. Si. Todos quería cuidar a alguien en ese lugar. Ninguno de ellos quería ver a gente tan buena como sus tutores o sus nuevos amigos sometidos ante el miedo y las tinieblas que traían las personas encerradas en La Isla.

—¿Y qué pasa con nuestros amigos allá? —preguntó Hoshi, cuyo corazón siempre viajaba de vuelta a Wonwoo, uno de sus amigos mas cercanos y, a su parecer, la única persona en La Isla que se merecía una vida mejor además de sus amigos.

—Podemos traerlos —dijo Changkyun—. Si hacemos las cosas bien, quizás pueda venir mas gente. Los nenes que quedaron allá solos. La gente de nuestra edad que de verdad lo merezca.

—Dudo mucho que Hyunwon quiera seguir adelante con el plan de sacar gente de La Isla después de lo que le hice —recordó Jeonghan.

—Lo que le hicimos —corrigió Seungcheol.

—Lo hice yo —respondió Jeonghan—. Fue idea de todos, pero se lo hice yo. Yo lo engañé, yo lo manipulé y yo herí. Todo lo que pase después de hoy es mi culpa.

—Todos mentimos, todos manipulamos y si no paramos con todo esto, todos vamos a herir a alguien —dijo Seungcheol.

—¿Desde cuándo te importa tanto herir o no a alguien? —preguntó Hoshi, harto de la reciente moralidad que se había adueñado del mayor de sus amigos—. ¿Ya se olvidaron todos de quiénes son? ¿De dónde vienen? ¿Les bastaron unos besitos de un par de príncipes y una sirenita para dejar atrás toda su vida?

—No mezcles las cosas, Hoshi —adviritió Changkyun.

—¡Vos sos el que no tiene que mezclar las cosas! —exclamó—. Te gustó un poquito tu tutor y de repente se te nubló el juicio.

—¡Me hartaste! —respondió el joven. Los mayores del grupo tenían toda la intención de intervenir, pero algo les decía que aquella era un discusión que Changkyun y Hoshi debían tener—. ¡Al único al que le nubló el juicio enamorarse de su tutor fue a vos! No soportaste una mínima discusión y ahora querés salir corriendo en lugar de enfrentarlo y arreglar las cosas. O no arreglarlas si no tenés ganas, pero al menos podrías probar con no huir de tus problemas una vez en la vida porque hay cosas de las que los demás no te podemos proteger.

Legado | MonteenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora