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A la mañana siguiente, Namjoon cumplió con su promesa y dejó que el minino durmiera incluso siendo ya las doce del día, él no podía estar de mejor humor, sentía de alguna forma que todo su cuerpo había liberado una tensión tan inmensa y no dudaba ...

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A la mañana siguiente, Namjoon cumplió con su promesa y dejó que el minino durmiera incluso siendo ya las doce del día, él no podía estar de mejor humor, sentía de alguna forma que todo su cuerpo había liberado una tensión tan inmensa y no dudaba que había sido así, literalmente.

Observó el cuerpo durmiente de su pequeño felino y acarició sus rizos despeinados, sintiendo los brazos de Jin abrazarlo con más fuerza por la cintura, causándole una suave risita.

Se acercó para besarle esa melena de lacios al menor, cuando escuchó el sonido proveniente de su celular, soltando un gruñido de fastidio. Él se alejó lentamente de los brazos de Seokjin y aunque en realidad el gatito luchó por que no fuera así, terminó cediendo, abrazando una de las almohadas como si se tratase del recuerdo Namjoon. El mayor tomó el teléfono y observó, el nombre de uno de sus mejores amigos en la pantalla. Sonrió, sí, no había forma de que su bonito día se arruinara.

— ¿Seunghoon? — Preguntó, aunque estaba muy seguro de la respuesta.

Nam, hola. Siento estarte llamando recién, desde ese día que hablamos no sé nada de ti y me quedé un poco preocupado, pero todas las obligaciones, ya sabes. — El pelinegro asintió, aun sabiendo que Hoony no podía verlo.

— Sí, está bien. Igual no es nada preocupante, amigo. ¿Tú cómo has estado? — El mayor volvió a la cama, repartiendo caricias por la zona de las orejas felpudas de Seokjin, causando que este suelte ligeros ronroneos.

Bien, por suerte. ¿Sabes? He estado pensando en algo y creo que eres la persona indicada para preguntarle sobre el tema. No es que quiera que me digas que hacer, solo necesito un consejo, sé que si llamo a Yoongi lo más probable es que

— …Se ría de ti, sí. Entiendo.

Ellos tres eran amigos de hace mucho tiempo, sí, pero sin duda sus personalidades tan diferentes se hacían notar desde una primera charla con cada uno. Seunghoon y Yoongi serían como las dos caras respectivas de una moneda, algo tan curioso, porque mientras el castaño se comportaba como la típica persona amante de los sentimientos y de la paz, para el rubio el mundo era tan caótico que de no ser por el arte, seguro hubiera terminado siendo uno de esos drogadictos que se mantuviera a base de vivir de casa en casa, entre Namjoon y Seunghoon. Pero aunque ambos sabían que dentro de el pálido existía un corazón de oro, este lo cubría con tantas capas que la metáfora de Shrek no estaba tan alejada de él.

— Bueno, y dime ¿Qué ha pasado?

Es… Un poco complicado ¿Sabes? He estado, uhm, bueno. — El castaño tartamudeó, sin saber muy bien por dónde empezar, mientras Namjoon se acomodaba mejor en su cama, dejando que su pequeño volviera a la tarea de abrazarlo por la cintura, con una ligera y calmada sonrisa en esos tiernos y gruesos labios. El mayor sonrió orgulloso cuando notó que aún se veían algo rojos, quizás por las veces que el pequeño los había mordido la noche anterior. El pelinegro aclaró su garganta, esperando que Hoony comprendiera la indirecta y continúe.

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