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—No me molestes en la escuela y yo no te molesto a ti.

Felix asintió con la mano de Hyunjin aún posada pesadamente en su hombro, como si quisiera mantenerlo en su lugar.

No es como si Felix fuera a correr de Hyunjin, nunca lo haría.

—Está bien, ya no te molestaré Hyun.

Los fijos labios de Hwang se presionaron en una línea al ver los ojos de Felix  llenándose de lágrimas, lo miraba asustado pero también con esperanza.

Esperanza de que algún día Hyunjin se atreviera a tomar su mano en público o esperanza de que día por fin pudiera decir el nombre de Hyunjin cuando le preguntaban de quién estaba enamorado.

—¡Hey Hyunjin! ¿Qué haces con el enfermito?

Los amigos de Hyunjin los habían rodeado de un momento a otro, ambos sintieron miedo de ser lastimados.

—Es obvio que está demostrando quien manda aquí, este no es un lugar para gente como él.

Entonces tampoco para mi pensó Hyunjin, tal vez su cuerpo actuó por reflejo o su mente no alcanzó coordinar con sus extremidades, pero ya estaba aterrizando su puño en el pómulo de Felix .

La expresión herida del chico creó una gran presión en el pecho de Hyunjin, quería amarlo y cuidarlo pero no podía, era un hombre y eso no estaba correcto.

Poco a poco Felix  se deslizaba hasta que cayo al suelo, fue ahí cuando dónde Hyunjin detuvo sus golpes y sus amigos siguieron hasta que un grito de autoridad los detuvo.

—Hyunjin ¿Te gustaría que alguien hubiera tratado a Jeongin de esa manera?

Él había tomado toda la culpa sobre la agresión a Felix, así que ahora hablaba con la consejera estudiantil, mientras en la enfermería revisaban al otro chico.

—Jeongin lo hubiera merecido, ahora está en el camino de lo correcto.

Pensaron que las terapias de “conversación” quedaron en el siglo pasado? Pues no, al parecer no.

Yang Jeongin se había “contagiado” de homosexualidad al besar a un chico en una fiesta, un simple reto que acabó en infierno para él.

-Hyunjin… la homosexualidad no es una enfermedad, es una preferencia, es normal del ser humano tener ciertas preferencias.

Hyunjin sabía eso, estaba completamente entendido para él, pero no podía hacerlo, simplemente se negaba a darse la felicidad.

La puerta se abrió de un estruendo.

—Consejera Kim, vengo por mi hijo.

El temible señor Hwang, la imagen de un gay, pero con un poco de canas y facciones más definidas y cansadas, el adolescente casi se levanta de un brinco.

Con una pequeña reverencia ambos salieron, Hyunjin se estremeció cuando sintió la pesada mano de su padre se posó en la parte posterior de su cuello.

Que bueno que le rompiste la cara al enfermo ese.

Y el razonamiento de Hyunjin terminó por perderse.

𝐷𝑜𝑢𝑔ℎ𝑛𝑢𝑡- 𝐻𝑦𝑢𝑛𝑙𝑖𝑥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora