III

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"¿Quieres repetirnos porque vamos a Tokyo?"-Luffia preguntó confundida él porque su Rey insistió tanto en ir a este lugar.

"Su gobernante actualmente es alguien razonable. Quisiera poseer una alianza entre ella y yo. Obtendré una parte de una de sus propiedades a cambio de algo"-Contestó con calma.

Luffia guardó silencio, tomó "clases" de Grayfia, la chica tuvo que morderse la lengua más de una ocasión, no había persona más aterradora que aquella mujer de hielo.

"Estamos cerca-Nya"-Kuroka fue la primera en sentir el chakra, logrando percibir su barrera.

"Hazlo"-Murmuró, esperando con calma lo que su Alfil haría.

Esta misma estiró su mano, enviando una señal de chakra hacia los Yokais. No pasaron ni dos minutos cuando una docena de ellos aparecieron alrededor del trío. Naruto estaba analizando mejor su firma, guardándola en el interior de su médula. Cuando Kuroka fue reencarnada olvidó sentir su presencia. Esta vez no cometería el mismo error.

"Venimos de buena fe"-Habló el chico, levantando ambos brazos en son de paz.- "Soy Naruto Gremory, hermano del actual Lucifer"-Mencionó a su hermano, logrando su objetivo. Fueron llevados directamente ante la que gobernaba el lugar actualmente.

Los guardias se detuvieron en la puerta, luciendo bastante nerviosos. ¿Quién era el que gobernaba el lugar? Escucho que Yasaka fue destituida y que la nueva gobernante era alguien mucho más fuerte.

Entonces las puertas se abrieron, Naruto fue al único que dejaron entrar. No giró su cabeza, sus miembros estarían bien. Tenía curiosidad, se sentía ansioso por alguna manera. Entonces la vio.

Acostada sobre una enorme cama, se encontraba una mujer. Era la mujer más hermosa que jamás había visto. El cabello blanco como la misma nieve, dispersada por las sabanas rojas. Su piel lechosa, unos ojos perlas que lo miraban entrecerrados y unos pequeños cuernos que sobresalen de su cabeza.

"¿Reina Conejo?"-Fue un pensamiento tardío, inexplicablemente, ese término le llegó a la mente, una imagen fugaz pasó por su mente, de lo que debieron ser años atrás, conociendo a esta mujer, en diferentes términos. Eran enemigos mortales. Pero ahora. Hizo una reverencia ante su presencia.

"Interesante"

Logró escuchar, su voz hizo que le recorriera un escalofrío involuntario. Escucho como la cama realiza un sonido ante su movimiento. Entonces los pasos lo siguieron, hasta estar finalmente enfrente suya.

"Levanta la cabeza, Demonio"-Ordenó con calma, si esto era lo que ella pensaba que era. Entonces él era...- "Diferente color de cabello, ojos y figura. Pero la misma voluntad arde en tus ojos. ¿Cuánto tiempo seguirás durmiendo, Uzumaki Naruto?"-Le preguntó mientras lo tomaba del rostro, forzando a que sus ojos mirasen los suyos.- "En este mundo hace falta alguien quien lo cambie, esa única persona capaz de hacerlo, eres tú"-Sonrió un poco, aparentemente recordando algo.

Entonces frunció el ceño, dejó su rostro, hubiera refutado si no estuviera parado enfrente de una Diosa. Pero su toque había dejado una cálida sensación.

"Yasaka"-Llamó con calma. Sorprendiendo al pelirrojo.- "Mantén a Naruto cómodo y ... A sus invitados de igual manera"-Ordenó antes de retirarse a su cómoda cama.- "Una vez que sepas quien eres realmente, ven a mi. Quisiera hablar con un amigo"-Le dijo antes de que una hermosa mujer y de protuberancias gigantescas lo sacara de la habitación.

Finalmente se dio cuenta de quién era esta hermosa mujer joven con una figura voluptuosa y cabello rubio muy largo con ojos combinados. Es una mujer con rasgos faciales delicados y sus cejas son muy cortas y redondas, un símbolo de nobleza. Su cabello generalmente está atado en una cola de caballo suelta, llegando hasta las piernas que termina en espiral, con vendajes tensos para mantenerlo en su lugar. usa un atuendo tradicional de doncella del santuario, y sobre eso llevaba una bata blanca cerrada por una cinta roja y una corona dorada.

Dominio en casa de los demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora