De la paciencia.

37 3 0
                                    

Aquel era un día tranquilo, uno como cualquier otro en su vida, a diferencia de un detalle, un detalle que solo ella conocía y guardaba en su corazón.

Había decidido salir a su jardín a tomar aire, esos últimos días las cosas habían sido difíciles, la guerra estaba en su punto más fuerte, inclusive si ella podía mantenerse segura en su hogar, sentía miedo, por lo que disfrutar de pequeños momentos de paz le resultaban suficientes. Su ciudad natal eran de las pocas en estar bajo el régimen de las ideas liberales de la revolución, sabía que aquello era una ventaja para ellos que buscaban libertad, pero de todas maneras estaban pasando por una gran crisis de epidemias y hambrunas difíciles de resolver, se sentía impotente, pero siempre ayudaba en todo lo que podía, era lo mínimo que sentía debía de hacer, ella era parte de eso, y le había prometido que ayudaría.

Miro el cielo y comenzó a contemplar el atardecer, respiro profundo y soltó un suspiro, lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. Ese día se cumplían dos años exactos desde que había visto a Laurence por última vez, no había noche que no se arrepintiera por no haberlo seguido, no había día que no lo extrañara. Ya había pasado un mes desde la ultima carta que el hombre le había enviado, aquello la tenía mal, temía lo peor, y aunque no quisiera pensarlo, la muerte era lo único en lo que podía pensar cuando Laurence pasaba de nuevo por su mente.

"Oh, Riliane ¿estás pensando en él de nuevo?" Escucho a sus espaldas la voz de su padre, limpio sus lágrimas y se giró a verlo con una sonrisa, ignorando por completo el nudo en la garganta que se le había formado.

"Papá, ¿porqué preguntas eso? Sabes que es así desde hace dos años exactos..." su padre se acercó a ella y acarició su cabeza, Riliane solo sonrió ante la acción del hombre, era sin duda que él la entendía, después de todo, él también había perdido al amor de su vida.

"Cariño, me preocupas, has estado comiendo poco y por las noches no duermes, no puedes mentirme, soy médico." Se sintió culpable por aquello, pues esa era la única promesa que no había podido cumplir. Su padre se sentó junto a ella, miró al cielo y sonrió con melancolía, aquel sentimiento que desprendía su padre se le hacía tan familiar que no pudo evitar abrazarlo. Incluso si en algún punto de su vida ambos se habían separado, esos últimos dos años habían sido suficientes para que su relación de padre e hija avanzara en donde se había quedado, después de todo, ahora era la única compañía que se tenían.

"Papá, ¿aún esperas a mamá?" El hombre solo asintió. "Claro, ella me prometió que volvería por mí, solo mírame, tu ya eres toda una adulta, ya no necesitas de mí, por ello estoy seguro de que tú madre ya no tarda mucho, entonces ¿deberías saberlo, no? Lo último que yo le prometí a ella sería que te cuidaría hasta que ya no me necesitaars." Ella conocía a su padre, sabía que aquellas palabras no iban con la intención de hacerla sentir mal, pero no pudo evitar comenzar a sollozar en el hombro de su padre, quien seguía contemplando el ya casi anochecido cielo.

"No llores por eso, quieres que papá sea feliz ¿no?" Ella asintió, respondiendo con la voz entrecortada "Lo sé, se que anhelas reencontrarte con mamá, pero no digas que ya no te necesito, siempre te necesitaré, no importa si ya soy una adulta, eres mi papá." El hombre soltó una pequeña risa, un gesto amable, sintiendo como si estuviera reviviendo alguna vez que su pequeña hija siendo una niña hiperactiva y vivaz le estuviera haciendo un berrinche.

"No te preocupes, aún faltan muchas lunas para eso... tu madre podrá entender que quiero conocer a mis nietos ¿no?" Ella comenzó a reír ante ese comentario, sintiéndose contagiada por la alegría melancólica del aura de su padre.

"¿Sabes? Apenas conocí a ese chico... Laurence, pero me consta que es una buena persona, un caballero amable y gentil que ayuda a quien lo necesite, un hombre de palabra, y, sabiendo eso, yo se que él volverá por ti, entonces dime, tu que lo conoces más que yo ¿porqué piensas que no va a cumplir su promesa de volver contigo?" La noche ya estaba casi por completo en su primer punto, el canto de los grillos hacia presencia y la luz de la luna era ahora lo que iluminaba a ambos.

"No... no se, a veces solo tengo miedo, siento que si algo malo le pasa, será mi culpa por no haberlo detenido, pero creo que... si volverá, inclusive si tengo que esperar dos, tres o más de veinte años, se que volverá. Solo tengo miedo." El hombre se levantó, seguía sonriendo, Riliane ya no esperaba alguna otra respuesta.

"Oh, creo que duramos mucho tiempo hablando que casi olvido que tenemos visitas, deberíamos entrar de una vez ¿vamos?" Se sorprendió ante aquellas palabras ¿a que se refería su padre con que tenían visitas? ¿Porqué no le había avisado?Sin preguntar nada más, se levantó y camino junto al hombre hasta llegar a la puerta de entrada.

Sintió su corazón palpitar como nunca antes, sus manos habían comenzado a temblar y sus pies amenazaban con dejar de funcionar. De sus ojos inmensurables lágrimas habían comenzado a salir, como un reflejo, camino lentamente hasta acercarse, no sabía si era jugada de su mente o de sus ojos, pero cuando posó sus manos en sus rostro, sintiendo su calidez, supo que aquella sonrisa era era real, entonces, solo lo abrazó, lo abrazó tanto, sintiéndose como en un sueño, ahora de verdad estaba llorando, como cada noche desde hacía dos años, pero esta vez, era de felicidad, y no más de tristeza.

"Creo que nos tardamos mucho hablando afuera ¿no? Supongo que tienen muchas cosas que hablar, así que lo dejo solos." Él hombre se retiró de la sala dejando a la joven pareja llorando en un abrazo que parecía nunca terminar.

"Lo siento, lo siento tanto, no sabes cuánto te extraño, ni siquiera siento que esto es real." Hablo ella entre sollozos después de un rato, él solo limpiaba sus lágrimas con sus manos ignorando por completo las suyas que sin darse cuenta había comenzado a soltar.

"No... no, no te disculpes, lo hiciste bien, me esperaste todo este tiempo, tal como te lo pedí. Siento tanto haberte abandonado estos años, pero ya estoy aquí, contigo, y nunca más voy a volver a irme. Debiste estás preocupada... trate de avisarte pero me enteré hasta hace poco que no había manera de que mis cartas pudieran llegarte, al final todo esto fue una sorpresa... para ambos." Escuchar su voz solo logro que su llanto se intensificara, solo quería sentirlo, quería parar el tiempo en ese mismo instante, solo ser ellos dos de nuevo.

"Te amo" dijo aún sin soltarlo, apretándolo con todas sus fuerzas contra si, no quería verlo irse de nuevo.

"Yo también" le respondió casi en un susurro, después de todo, había esperado tanto tiempo solo para oírla decir aquellas dos palabras.

Rin x Len ♥︎ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora