Dulzura

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Len miraba con ternura a la pequeña dormida entre las sábanas, ambos se encontraban en la habitación de visitas ya que le había prometido a Rin que la dejaría descansar, su pobre omega había soportado más de diez horas de parto y lo que menos quería era que se esforzara más. Inocentemente había creído que la pequeña Ryo no extrañaría a su madre, aunque para su sorpresa para ese punto no había hecho más que dormir.

—También debes estar cansada... me pregunto que tanto te costó salir...— Después de todo diez horas habían sido una eternidad para él, no podía siquiera imaginar lo que Rin había sentido. Antes de que pudiera pellizcar una de las mejillas de la bebé, escuchó el timbre de la casa sonar, algo consternado. Pero tras que su alfa lo pensara un poco, no pasaría nada mientras no molestaran a Rin... —Bien, me acompañarás a ver quién es... supongo que debe de tratarse de una visita para ti.— Y como si de alguna forma la bebé hubiese entendido, sonrió entre sueños. El alfa se sentía morir de la ternura.

Con la pequeña en brazos se encaminó a abrir la puerta, Rin le había dicho que cualquier visita que recibieran, con toda la pena del mundo... tendría que echarla, por el bien de Ryo, quien probablemente tendría su sentido del olfato sensible y no reconocería más que el olor de su madre. Y aunque le pesaba desobedecer a su omega... -quien probablemente se encontraba dormida en ese momento- ya habían pasado dos días desde el nacimiento de Ryo, no podía ser tan malo.

—¡Sorpresa! ¡La tía Miku te ha traído muchos regalos~!— aunque había pasado por alto lo ruidosos que podían ser sus amigos...

No pasaron ni diez segundos para que la pequeña se asustara y comenzara a llorar, siendo que minutos antes se encontraba profundamente dormida... Len suspiró. —Ay, ay, lo siento...— Se disculpó Miku, realmente lucía apenada y Len solo pudo negar con la cabeza. Miku era una alfa bastante entusiasta... aunque de haber sabido que era ella quien se encontraba tras la puerta habría dejado a la bebé en su cuna.

—No te preocupes... ¿porqué no pasas?— Dijo Len con aparente tranquilidad, poco a poco la bebé comenzando a quedarse dormida nuevamente entre sus brazos. Podía jactarse de eso... su hija lo adoraba y si que era para presumir, era consciente de que muchas veces los cachorros sólo tenían receptividad hacia sus madres, omegas.

—Creí que con tomar el supresor sería suficiente... no podía aguantar más, quería ver a su bebé... ¿y Rinny?— Murmuró Miku, un poco más tranquila que antes, mientras tomaba asiento en uno de los sofás de la sala de estar de los Kagamine.

—Está descansando... no ha dormido bien desde el parto y Ryo suele despertar hasta cuatro veces por la noche...— Miku escuchó con atención, viendo con ternura a la pequeña en los brazos del alfa. —Se nota... la última vez que te vi unas ojeras como esas fue cuando te mataste estudiando para tu examen de admisión en la universidad.— Soltó con cierta sorna, el rubio rodando sus ojos ante esto. —Si no te molesta, puede que en unos minutos lleguen Meiko y Gumi... Kaito dijo qué tal vez no podría venir pero que trataría de llegar. Podría preparar algo para comer.

—¿Acaso se pusieron de acuerdo para tener una reunión en nuestra casa?

—¿Representa algún problema...?

—Es... no, supongo que no, pero quiero que Rin descanse y Ryo podría ponerse inquieta ante tanta gente...— Porque eso era lo que Rin le había dicho... ¿cómo iba a desobedecerla? —Pero todos quieren conocer a Ryo... ademas tú puedes calmarla, ¿no? Mira que ella es muy tranquila, se nota que te quiere mucho.

Aquello hizo que Len se detuviera a pensarlo, un escalofrío recorriéndolo en el momento en que imaginó a su omega, molesta por desobedecerle. Además, tampoco es como si le agradara tanto su idea, él no solía apegarse mucho a los términos "tradicionales", pero ciertamente no le gustaba mucho la idea de sus amigos (por más que fueran sus amigos de toda la vida) invadiendo su nido...

Rin x Len ♥︎ One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora