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Malia observó cómo los mayordomos de Kaya se llevaban a un desmayado Luffy, quien parecía estar en un sueño muy profundo. Quería salir del almacén donde se encontraba escondida, salvar a Luffy y asegurarse de que seguía con vida después de la cantidad inhumana que ingirió de veneno; pero las manos de Nami sosteniendo con fuerzas sus muñecas se lo impedían.
Se suponía que esa noche había mejorado para ella, después de toda su tormenta emocional. Luego de esa hermosa conversación con Kaya, las dos chicas decidieron pasar por la cocina a buscar algo dulce para comer y en vez de un buen postre, se encontraron con Luffy tirado arriba de la mesa y con la boca llena de una extraña comida color azul. Justo cuando estaban intentando despertarlo, a lo lejos se escucharon voces acercándose y Nami la obligó a esconderse dentro de un almacén con utensilios de cocina. Descubriendo asi que Klahadore y sus "mayordomos" iban a matar a Kaya, que Luffy había comido una comida llena de veneno y que a Zoro lo tiraron en el pozo que se encontraba en el patio trasero de la mansión.
—Déjame salir —Suplicó la castaña en un susurró, mirando a la chica frente a ella. —No puedo dejar que se lo lleven.
Nami negó con la cabeza y espio entre los pequeños orificios de la puerta, antes de responder: —Te prometo que iremos a salvarlo, a él, a Zoro, Usopp y Kaya pero primero debemos escapar de aquí cuando esos dos lunáticos se vayan.
—Buchi, la marina está aquí —Informó Klahadore, quien se encontraba en la entrada porque había ido a ver quien estaba tocando la puerta insistentemente. —Vinieron por el pirata sombrero de paja ebrio —Nami y Malia intercambiaron una mirada de horror, ahora estaban más jodidas de lo que ya estaban. —Traelo a la entrada de la casa de inmediato.
Los dos siguieron las ordenes de Klahadore y llevaron a Luffy hacia la entrada principal. Malia sentía que le faltaba el aire, se sentía tan impotente, frustrada y con miedo. Su lado más vulnerable le decía que debía salir y pelear, sin importar qué, solo pelear para salvar a su querido capitán. Pero su lado más racional le decía que no comenta ninguna idiotez y que pensará con la mente fría, porque no sólo la vida de Luffy estaba en juego, las de sus otros amigos también.
Sham volvió sola a la cocina, minutos después. Las dos jovenes observaron en silencio cómo la mujer limpia la evidencia que quedaba en la mesa. Cada una de las dos jovenes tomó una sarten guardada en el almacén y esperaron pacientemente que la pirata les diera la espalda. Y ese momento llego justo cuando Sham fue a lavar la olla -la cual minutos antes contenía una sopa de veneno- las dos chicas salieron de su escondite y golpearon con fuerza la cabeza de su adversaria dejándola inconsciente. Una vez se aseguraron que Sham estaba desmayada, no perdieron tiempo y salieron corriendo hacia la habitación de Kaya. Suplicando internamente que estuviese viva todavía.
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