Estaba sentada mirando la pileta con aire confuso, viendo como las hojas secas flotaban en la superficie tratando de infundir tranquilidad, paz y reconfortación, pero de esas tres energías claramente ella se sentía ajena. Aquella mañana había ido al único sitio que durante tres años quiso estar, pero por temor no se atrevió a volver antes. La única persona que rompió esos miedos y le ayudó a volver a su familia era irónicamente quien sin resquemor alguno la expulsara de su vida hace unas pocas horas atrás, la frialdad de las palabras de Harry la habían matado un poco y el amor que jamás podría volver a disfrutar con él terminó por aniquilar sus sueños y deseos... y a ella misma.
Estaba sentada en el banquillo del jardín de la madriguera hace aproximadamente una hora. Esa mañana su madre la recibió feliz aunque a las apuradas porque debía acompañar a Hermione a San Mungo y ya estaba retrasada. Molly la invitó, pero ella decidió quedarse en casa.
Ahora solo contemplaba el camino torcido que veía más adelante: Harry casado y desterrado de su vida para siempre. Había sido una idiota en su vida, se equivocó siempre en hacer sus elecciones, no vio con claridad lo que tenía a su lado... fue una ciega tremenda. Todo lo que en ese instante quería había estado incondicionalmente a su lado y ella demasiado caprichosa obtuvo quizás lo que en ese momento deseó, pero no lo que necesitó y ese capricho le costó demasiado caro. Su familia y el amor de su vida. Las lágrimas se deslizaron por su mejilla añorando todo lo que perdió, no soportaba imaginar que ahora Harry estaba en brazos de otra mujer, de otra que nunca lo había defraudado y que por sobre todo le entregaba un amor absoluto, ese amor que ella jamás le pudo dar porque la muy tarada comprendió recién esa mañana que sin él se moría. Que sin la sonrisa de Harry sus días serían demasiado fríos, sin su mirada tan cálida jamás podría ver con claridad, sin sus manos sobre su cuerpo ella jamás se volvería a sentir tan amada como sólo Harry podría hacerle sentir.
Cerró sus ojos embargada por la rabia, se sentía una vil cobarde por no luchar por su hombre, por el amor de su vida... pero ¿Qué le podría ofrecer ella a Harry? un amor sin barreras, intenso, tierno cuando él lo quisiera o desenfrenado si la ocasión lo ameritaba. Pero lo cierto es que ella era una mujer de carácter fuerte, empecinada, caprichosa, resuelta a conseguir lo que quería, incapaz de aceptar otras demandas, ¡Era un demonio! y Harry no quería eso en su vida. Él quería tranquilidad, seguridad, estabilidad y con ella jamás lo obtendría. Recordó con una sonrisa nostálgica la primera vez que había estado en los brazos de Harry y él había dicho todo lo que ella era "Eres casi perfecta, solo un poco obstinada, orgullosa, loca, impetuosa, quisquillosa, mandona, enojona, con un carácter insoportable, Pero eres también un millón de cosas más que me vuelve loco, que me trastorna, eres única, amo tu locura, tu sonrisa, tus arranques de llanto, tus malos momentos, tus frustraciones, te amo en todo lo que eres y en lo que soy junto a ti"
Las lágrimas caían incesantes por su rostro, desesperada por tenerlo en su vida y sin embargo resignada a la idea que él no sería feliz con ella. Eran opuestos. Bajó la mirada al césped que crecía desparejo, respiró profundamente cuando vio salir de la cocina a su padre, se levantó de inmediato y caminó hacia él. Cuando ella llegó él aún estaba durmiendo y sabía que su visita a él no le parecería y también le incomodaría. Se secó las lágrimas, se levantó y lo enfrentó
― Mamá salió, seguramente ya está con Hermione en San Mungo y me dijo que tu desayuno está listo, solo un hechizo para calentar el pan y la leche y no se notará la diferencia ― Sonrió tímidamente ― Me gustó mucho verte papá...
― ¿Te vas?
― Eh... sí ― La verdad era que no quería abandonar esa casa, pero tampoco quería incomodar a su padre.
― Pensé que hoy vendrías con Harry ― Ella lo miró súbitamente a los ojos y Arthur vio unas lágrimas desesperadas por abandonar su refugio.
― No... él está ― Carraspeó ― él está en su casa con su futura esposa ― Sonrió triste.
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Dos semanas
RomantikHarry debe escoger entre la estabilidad de su vida o lanzarse a los brazos de la única mujer que ha amado... ¿Qué crees que escogerá?