AHORA

93 12 5
                                    

¿Cuántos días habían pasado ya? Ni siquiera podía pensar en ello, la única luz que se colaba en aquella habitación provenía del foco que había colgado en el techo. Suspiró una vez más, cada vez que despertaba esperaba encontrarse de nuevo en su alcoba, en su cómoda cama donde las sábanas le brindaban calor, y en dónde al abrir los ojos notaba la presencia de aquel que le había robado el corazón.

Ahora...

Ahora se sentía vacía y desolada por haberse ido de su lado. De hecho, tampoco podía recordar cómo es que las cosas se habían tornado tan intensas, lo poco que a su mente venía de esa noche eran los gritos y los constantes ataques que él...

No, se convencía fervientemente de que Kevin no sería capaz de lastimarla, no a propósito.

La puerta de pronto se abrió de manera lenta. Ella retrocedió a penas unos centímetros, pues quería visualizar a la persona que se atrevería a cruzar el umbral de aquella única cosa que la separaba a ella del exterior.

Era ella, la mujer que provocó todo desde un inico.

— Tranquila, estoy aquí para ayudarte. — levantó las manos como muestra de paz

— ¿Ayudarme? ¡Usted intento matarlos!

— Lo sé, pero no tienes idea de lo que está en juego. La Horda es peligrosa si no se le detiene, y solo hay una manera para hacerlo. Tal vez no sea la correcta, pero es la única alternativa que tengo... Que tenemos en realidad.

— Se equivoca, Kevin ahora tiene el control, él sabrá cómo frenarlos. — decía orgullosa

— ¿En serio crees a Kevin capaz de hacerle frente a aquellos que el mismo creo para poder escapar de su triste realidad? — sonrió levemente — Se nota que aún no lo conoces como crees suponer.

The Horde and UsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora