AHORA

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Casey despertó en medio de una habitación lúgubre y en condiciones deplorables. Sus manos estaban libres, pero uno de sus tobillos yacia encadenado en el suelo impidiendole la movilidad. Había también una cama, una pequeña y que rechinaba. El lugar, de cierta forma, le traía tantos recuerdos que prefería olvidar, pero ahora deseaba que ellos estuvieran con ella. Por lo menos se sentiría segura sabiendo que se trataba de ellos.

De pronto, el seguro de una puerta se oyó al otro lado de la habitación. Acercó las piernas más hacia ella y observó en dirección del sonido. Un hombre, alto y fornido, llevaba puesto un traje completamente negro y un capuchón que le cubría la mayor parte de la cara. A penas y era reconocible. En sus manos tenía una charola con un plato de comida y un simple vaso de agua que dejó a un lado de ella.

— ¡¿Dónde estoy?! — preguntaba ella desesperada 

El hombre no respondió. Simplemente se alejó de ella y abandono la habitación para dejarla de nuevo envuelta en su soledad. Aferrada a sus piernas, se mantuvo alejada de la comida y se soltó a llorar. Deseaba verlo, sentirlo, olerlo. Necesitaba de Kevin y de ellos.

“Kevin Wendell Crumb... Kevin Wendell Crumb... Kevin Wendell Crumb”

Repetía una y otra vez en su cabeza, esperando que al llamarlo éste, o los otros, aparecerían.

The Horde and UsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora