Los tenues rayos del sol entraban por la cortina de su habitación iluminando la gradualmente hasta que la luz topara con sus ojos, obligandolo a levantarse de su cómoda cama.
A tropezones se levantó de esta medio adormilado, y se dirigió a donde dormía su hermano el cuál aún seguía con la baba fuera de su boca.
— Che Riki..— Hablo tallando se sus ojos para acostumbrase a la luz. — Levántate y ayúdame con el desayuno..—
Un quejido fue lo que recibió de respuesta. — No... deja de joder Rober— Y aquello fue lo segundo antes de que Ricardo volviese a abrazar su almohada y caer en un profundo sueño, nuevamente.
Roberto suspiro frustrado antes de reventarle un golpe a su hermano en la espalda, pero este no se digno a levantarse, así que sin más salió de aquella habitación a dirección a la cocina.
Habían nubes que aunque no fuesen tan densas nublaban una buena parte del sol, casi dejando a oscuras por la falta de estás.
En la mente de musso había aparecido algo como un tipo de recordatorio, algo usual en el, era como una herramienta en su cerebro, esta decía algo como "Che boludo, no crees que se te olvida algo" y posteriormente mostrar aquel recuerdo sobre la notita anteriormente encontrada, aquello le llegó a la cabeza tan abruptamente que hizo que se ahogara con su propia saliva.
Maldita sea, ¿cómo carajos se le puso haber olvidado?
No podía despertar una vez en su vida sin que alguna mierda le viene a joder lo faltante de su existencia.
Y ahora, que cojones debía hacer con aquella invitación, ya tenía sus opciones anteriormente creadas, pero ninguna le convenía, talvez se iría más por la primera, asi se preocupaba más por el y menos por sus demás amigos y hermano, así no los atraería a su problema, pero habia otro más de esos problema, los nervios de tan solo pensar en ir le comían en carne y hueso vivos, joder, esque de tan solo pensar aquello le hizo sentir un escalofrío recorrer su cuerpo, y ahora? Se suponía que debía marcar a aquel número y confirmar? Con quien cojones estaría hablando?
Odiaba todo, nunca pasaba nada, y ahora le viene esta situación.
Suspiro resignado, y se dirigió a donde estaba su teléfono fijo, busco entre los bolsillos de su pijama aquella notita rojiza y posteriormente marco al número que se hallaba en esta.
Estuvo un par de minutos en la línea acompañado de ese molesto sonido de espera, hasta que al final una voz conocida contestó.
— Hola, buenos días~—
Era aquella voz de la otra noche, igual de melodiosa y a la vez áspera, pero ahora parecía hablar con un tono juguetón.
— B-buenos días, soy el músico de..—
— Si recuerdo quien sos, reconozco tu voz, se me es imposible de olvidar— Hablaba el tipo aún con el tono juguetón y soltando una pequeña risilla al final, esto le hizo sentirse menos temeroso. — Y entonces, supongo que ya leiste mi invitación, ¿Cuál es tu respuesta?—
— Um, pues, no estoy seguro sobre ello.. la invitación fue muy.. de repente— Soltaba risillas nerviosas al hablar, esperando que sus palabras no afectarán de forma negativa.
— Oh ya veo, no te preocupes, puedo hacerle una visita y hablar sobre ello— Aquel hombre hablaba como si se conociesen de hace siglos, esto le extrañaba.
— Q-que—
— O si prefiere en algún otro lugar— Continuaba el hombre sonando feliz, por alguna razón.
— Pero.. N-no sería mejor por teléfono— se rehusaba totalmente a la idea de salir a solas con aquel hombre, no sin llevar almenos 3 estacas y 10 ajos.
