Capítulo 3: El Rey Goblin y El Príncipe Mestizo

9 0 0
                                    



Tres años.

Tres ajetreados años, muchos cadáveres, varias batallas y muchas bajas. Pero el adolescente de ojos verdes estaba listo para volver a casa.

El rey Eärendor recibió a los vencedores con un festín, y habitaciones para que descansaran en el castillo recuperado de su primo paterno (quien estaba feliz, y agradecido, de recuperar sus tierras). Tras socializar un rato, recibir alabanzas y una cantidad sustancial de la recompensa que el Gran Rey prometió; Harry se fue a descansar.

El cuerpo cansado se quitó la ropa de gala y se acostó en la enorme -y comodísima- cama. En ese tiempo, Harry consiguió dominar la técnica de los cristales de Jareth y los uso para comunicarse con él, espiando su actuar en ocasiones concretas. Fue así, como se enteró del encuentro entre el rey de los goblins y Sarah. Se la paso, muy entretenido, viéndolos interactuar, el cómo Jareth personificaba el papel que la humana deseaba sufriendo por no poder ser el mismo rompió un poco al jovencito. La vio ganar, y los vio arreglar las cosas poco después. Y los vio volver a bailar...

Aquello le dio la fuerza necesaria para enfocarse en el hechizo revelador.

Lo intento varias veces a lo largo de esos años, y cuando estaba por rendirse el recuerdo del baile entre Jareth y su pareja le dio fuerzas.

Con una sonrisa tonta, las mejillas sonrojadas, y los ojos brillando de esperanza, Harry leyó el nombre debajo del rostro que el hechizo revelo: Severus Snape.

⸺Pronto, mi amado, te encontrare.


*****


Los demás reinos intuían lo que pasaba por los rumores, muchos enviaban regalos y deseos de buena fe al sorprendido rubio, que se vio atestado con la buena voluntad de sus congéneres reales. La mayor bendición, llego de parte de la esposa del Gran Rey: la corona que debió llevar su madre. Aquello le saco algunas lágrimas, y termino respondiendo con una carta muy emocional, lo que le valió un sonrojo avergonzado cuando la reina Eleniireth le mando unas galletitas dulces en contra respuesta.

Volviendo a centrarse en el presente, Jareth salió de sus pensamientos y observo con una mirada enojada al par de fireys que intentaron incendiar el bosque, otra vez.

⸺Por última vez, muchachos ⸺la cansada voz del monarca puso en vilo a los extravagantes malhechores⸺, NO prendan FUEGO las raíces salidas de los árboles ¿soy claro?

La mirada de asesino aterro a los alegres esperpentos y, en conjunto, asintieron a sus palabras: nunca era bueno hacer enojar al rey de los goblins. Una carcajada juvenil se escuchó detrás del monarca. Jareth, sabiendo a quien pertenecía, sonrió aliviado de recuperar a su amigo.

⸺Vamos, Jareth... ¿Qué esperabas con ellos?

Un Harry de diecinueve años se adelantó y le dio un abrazo jovial a su maestro. El rubio le apretó los hombros en señal de bienvenida.

⸺Muchachito insolente... ¿no llevas ni una hora de regreso y ya me estas sermoneando?

⸺Siempre es divertido sacarte de quicio...

⸺Tú y Sarah son expertos en eso, pero, me temo por ustedes, los goblins les ganan por goleada.

Ambos se lanzaron a reír como locos ante esa ineludible, y aterradora, realidad. Paso un buen rato, antes de calmarse y salir del bosque, rumbo al jardín privado del rey para charlar sobre las buenas nuevas.

LabyrinthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora