Un suave toque sobre la madera de su puerta es lo que lo despertó. Recogiendo su bata, y poniéndosela sobre el pijama, Jareth fue hacia la entrada de sus habitaciones. Solo para descubrir una pequeña figura en el oscuro pasillo. La carita, que veía a la perfección con sus ojos mágicos, estaban bañados de lágrimas.
⸺¿Ven, amiguito, por qué no entramos y nos ponemos cómodos?
El niño de seis años asintió con un ligero asentimiento. El rey le cedió el paso y, cerró la puerta detrás del niño. Los condujo a su salita, donde estaba esperando unos mullidos sillones y un poco de chocolatada caliente. Algo le decía que estarían allí un rato.
Estuvieron en silencio unas horas, Jareth fue paciente y ayudo a destender el ambiente con algunas historias divertidas sobre sus goblins. Para cuando Harry decidió que hablaría, tenía una sonrisa tranquila y algunos muñequitos que el rubio fae le creo para distraerlo. Se limpio el rostro con un pañuelo y miro con pena al adulto.
⸺Durante la visita a la Corte Seelie, me dejaste con los otros niños... ⸺un poco de acusación se filtró en la voz infantil.
Jareth asintió con la cabeza, agradecido de que el chico se decidiera a contarle lo que vio en sus cristales.
⸺Los niños no fueron muy amables conmigo... me llamaron «Júhin»
Los ojillos verdes volvieron a llenarse de lágrimas y el monarca lo tomo en sus brazos con cariño para sostenerlo en su regazo y brindarle consuelo. Júhin era un término antiguo que se usaba despectivamente para los hijos que no son biológicos ni son adoptados, como si fueran una carga de la que el tutor no podía deshacerse ni tan siquiera con magia. Ya no se usaba, pero las viejas familias siempre transmitían todo tipo de información. Jareth había tenido discusiones con algunos otros reyes sobre las malas disposiciones en la crianza... y, como era de esperar, las descartaron.
⸺¿Sabes? Creo que nunca te conté de donde vine, ¿o sí?
Harry levanto su carita con la curiosidad brillando en sus ojos enrojecidos.
⸺No...
⸺Bueno, creo que esta historia la encontraras interesante...
Jareth los acomodo, mejor, sobre el sofá y le limpio el rostro con infinita paciencia y gentileza... haciéndolo cuestionarse ese accionar. Y, por primera vez, Harry se planteó la idea de que el rey de los goblins lo veía como un hijo. Aquel pensamiento trajo un hermoso calor a su corazón, mirando al adulto con una nueva reverencia. La voz fuerte, y única, de Jareth volvió a sonar.
⸺Yo nací en el mundo humano, en la Venecia del 1670... Mi padre biológico fue un noble ingles que estaba de paso, mientras que mi madre era una de las costureras de una famosa boutique. Ellos, al contrario de las historias de romance, no se enamoraron... no obstante, sí que se atraían lo suficiente. Estuvieron tonteando un tiempo, hasta que decidieron subir la apuesta. Sabian que no querían algo muy serio, pues ninguno pensaba dejar su vida de lado por solo una atracción. Sin embargo, mi llegada a sus vidas los puso en una disyuntiva: que yo naciera, y darme en adopción, o deshacerse de mí y hacer como si nunca hubiera pasado nada.
Harry observo la mueca de desagrado del rubio. Parecía que el pensamiento de que no llegara a nacer lo ofendía terriblemente... algo que, teniendo en cuenta el gran ego del Rey Goblin, tenía mucho sentido. Se rio un poco divertido... el fae lo secundo por unos segundos.
⸺Al final mi madre fue incapaz de quitarme del medio, así que me dio a luz. Para ese entonces, mi progenitor masculino se había marchado de regreso a su tierra natal, dejándonos algún dinero (que yo imagino) fue un sustancial soborno para que la mujer no lo molestara con respecto a mí nunca más. En aquellos tiempos, eso era algo peligroso de hacer... pero, un contrato firmado por ambas partes y un notariado de gran renombre cubrieron ese hueco.
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Labyrinth
FanfictionEl laberinto guarda muchos peligros, en una tierra de fantasía. Su Rey necesita nuevos niños o su poder se debilitara. En medio de una escapada al mundo humano, rescata a un bebe con mucho potencial mágico. Y conoce a alguien que pondrá su vida de...