— No llegaste anoche — señaló Meg, sus ojos me recorrieron de pies a cabeza tan pronto aparecí en la cocina de nuestro piso.
— ¿A escucharlos a ti a este tu no-novio gemir? Ah, lo siento, me aseguraré de hacerlo la próxima vez.
Meg rió, quitándole importancia al tema y se recostó por la mesada.
— Dime, ¿a dónde pasaste la noche?
Bebí de mi matcha procesándolo.
Yo estuve con...
No se su nombre.
Oh, por dios.
Miro a Meg, a punto de chillarle lo estúpida que fui, pero no lo hago, pienso en su tacto, en sus labios, el cuidado a cada gesto hacia a mi.
Por un segundo creo que no fue real y me remojo los labios sacudiendo la cabeza.
— He visto el coche de Cal abajo, entonces volví al bar a molestar a mis compañeros.
Luzco convincente supongo, porque Meg arruga la nariz y bebe de su café.
— Tengo una prueba, me voy, te veo al rato.
Su beso se plasma en mi cabello y la veo salir con su mochila colgada del hombro antes de sumirme en mis pensamientos fingiendo que veo mi computadora.
Irreal.
Lo que sea que haya ocurrido en las últimas horas parece irreal, aunque por pocos segundos mis labios parecen hormiguear por el recuerdo de los suyos.
Sea quien sea, es genial dejándo buenas impresiones.
Y me gusta.
Aunque tal vez no vuelva a verlo.
-
— ¿Qué haces?
— directora Stone, buenas tardes — saludo a la mujer de mediana edad tan pronto se sienta frente a mi y noto el café repleto, es de tarde y completamente normal tan cerca de la universidad — edito un video, de mi blog.
Ella sonríe y la veo pedirse un café antes de abrir su portátil.
— ¿En cuanto vamos?
Mis mejillas se tiñen bajo su escrutinio.
— A nada del millón, ¿comerá pastel conmigo cuando lo logre?
— Iré pidiéndolo para tenerlo listo cuando ocurra.
Sonreí y volví a lo mío mientras ella se sumergía en lo suyo cuando el chico del café le trajo una taza humeante.
Ocurría seguido, salía de mis clases de miércoles y tenía un periodo libre en que usabamos la misma mesa sin mediar palabra.
La directora de ingeniería no había cambiado su forma de verme cuando dejé la carrera y me fui a por diseño como tanto había soñado de niña, se rió y me regaló un cuarderno para que dibuje.
Ella y Vega eran lo único que tenía desde esa vez.
— ¿Tendrás una cita?
Miro a la directora buscando a quien sea que la perturbe de su paz como para dejar de lado su Trabajo, pero en realidad está mirándome.
— No, ¿qué pasa?
— Pregunto, te rizaste el cabello.
Oh.
Me río negando.
— Solo no lo planché — tomo un mechón entre mis dedos, le había dado forma a los rulos, raro, había dejado de hacer eso porque planchado se veía más profesional.
Ella no me cree, lo sé, por como recorre cada lunar de mi rostro, buscando.
Dios.
Ella lo sabe.
Solo con mirarme.
Siento que me han pillado en pleno crimen.
No, no hice nada.
— No hay nada, solo trabajé anoche.
Si trabajar es besar a un cliente del bar, si, trabajé bastante.
— Me lo dirás, lo sé.
Me reí, pero solo volví a mi video, con el corazón martilleandome en el pecho.
No hay nada para decir.
Solo...un extraño.
Uno que con el pasar de las semanas no me volví a encontrar.
Creo que de verdad solo me lo imaginé.
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Disculpa, Te amo | Lance Stroll
ContoDonde una universitaria de vida monótona conoce a un chico con el cual comparte sus noches de vez en cuando y se convierte en su dosis de adrenalina y secretos. Donde el piloto de Aston Martin conoce a una chica increíble que le sana todas las heri...