Capítulo V

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Domingo, 21 de noviembre de 1976
West Hollywood, California

Jimmy, sintiéndose un tanto nervioso, tomó una hoja de cuaderno y comenzó a escribir una breve nota. Sabía que Theodore tenía la costumbre de aparecer en su apartamento sin previo aviso, y no quería sorprender a su amigo al encontrarlo ausente. Sus dedos se deslizaron sobre el papel mientras plasmaba sus palabras, tratando de expresar su mensaje de manera clara y amigable. Una vez que terminó, tomó un poco de cinta adhesiva y colgó la nota en la puerta del refrigerador, asegurándose de que fuera visible.

Luego, se inclinó para atar las agujetas de sus zapatillas Adidas rojas con cuidado y recogió las llaves que yacían sobre la mesa de centro. Dio un último vistazo a la sala de estar, donde tantas veces había compartido risas y conversaciones con su amigo, antes de cerrar la puerta tras él. Sus manos estaban húmedas por la ansiedad, y con cada paso que daba, sentía que sus piernas se volvían un poco más débiles. A pesar de los nervios y las dudas que lo acosaban, estaba decidido a cumplir su palabra y no dejar plantado a August, aunque su mente le susurrara que tal vez debería reconsiderarlo.

El cielo se mostraba impecablemente despejado, y una suave brisa le acariciaba las mejillas mientras avanzaba por la transitada calle. Sus ojos vagaban de un cartel a otro, evitando mirar directamente hacia adelante, consciente de que el mero hecho de ver a August lo llenaría de nerviosismo, desencadenando el deseo de alejarse corriendo de la situación.

Dobló en la esquina, adentrándose en Sunset Boulevard, y finalmente lo vio. August estaba apoyado con despreocupación junto a una imponente Harley-Davidson Sportster negra, vestido con su icónica chaqueta de cuero negro que resaltaba su figura. Completaba su atuendo con unos vaqueros azules y unas botas negras que emanaban un aire de rebeldía. Su cabello, peinado con elegancia, le otorgaba un toque distintivo, y entre sus dedos sostenía con despreocupación un cigarrillo. Al notar su presencia, August alzó la vista y le regaló una sonrisa que, sorprendentemente, transmitía un gesto amistoso y complice, alejándose de la imagen intimidante que solía proyectar.

Se aproximó con paso lento hacia August, quien lo observaba con una mirada que dejaba poco espacio a la discreción. Un escalofrío recorrió su espalda cuando, sin previo aviso, August se inclinó hacia su rostro y le plantó un corto beso en la mejilla.

—¿Listo para la mejor cita de tu vida? —preguntó August en tono juguetón, su voz resonando en sus oídos como una hermosa melodía.

Jimmy, aún impactado por el cambio en la actitud de August, asintió con la cabeza, incapaz de encontrar las palabras adecuadas en ese momento.

—Ven, súbete a Delilah —indicó August con naturalidad, su mano señalando el asiento trasero de la impresionante Harley-Davidson.

Jimmy, ligeramente desconcertado, inclinó la cabeza hacia la derecha, mostrando su confusión.

—¿Delilah? —preguntó, su voz revelando su perplejidad.

La calle bulliciosa seguía viva con la energía inconfundible de Hollywood. La música fluía de los automóviles que pasaban, y la acera estaba llena de transeúntes que paseaban despreocupadamente por las calles. Jimmy, intrigado, clavó sus ojos en August, que mantenía su misterio con una sonrisa enigmática.

—¿Por qué se llama así? —preguntó con curiosidad, humedeciendo sus labios con la lengua en un gesto nervioso.

August lo miró, sus ojos profundos y oscuros centellando con un brillo seductor.

—Oh, es una larga historia —respondió misterioso—. Ahora ven, tenemos una larga tarde por delante.

Sin más preámbulos, August tomó la mano de Jimmy, transmitiendo una calidez que contrastaba con su personalidad dominante, y lo ayudó a subir a la moto. El rugido del motor llenaba sus oídos mientras se alejaban de la agitación de Sunset Boulevard. Al ser su primera experiencia en una moto, se aferraba con fuerza a la cintura de August, sintiendo el latido acelerado de su corazón. Su cabello volaba descontrolado y el aire fresco de la tarde lo hacía sentir vivo de una manera que nunca había experimentado.

California Dreamin'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora