capitulo cuatro

61 15 20
                                    

Guardó el celular en su bolsillo, procede a arrancar, desde aquí ninguno de los dos habla. El silencio solo es roto con una pregunta de su parte:

- ¿miedo? - Por favor, miedo yo..., no creo. Aceptaré mi destino cual sea, no me importa, será interesante ser la chica desaparecida bajo el cruce de su amiga. Será épico, ¿qué actriz me interpretará? Debe ser hermosa como Angelina Jolie o Scarlett Johansson.

- Asegúrate de decir que fui dramática y cuando te deshagas de mi cuerpo debe ser un lugar interesante - respondo a su cuestión.

- ¿No te asusta en serio? - insiste.

- No, morir es parte de la vida. Llevo preparada para esto mucho tiempo - digo en un murmullo mirando aquellas personas sonrientes, sus almas son tan vivas, libres, felices...

- ¿A qué te refieres? -

Me quedé en silencio, con mis ojos entreabiertos por los molestos rayos de sol, además del viento que desordena mi rostro.

- A nada - mentí, ya que tengo mucho que decir, pero no quiero hablar de esos temas. Hice mucho para sacarlos de mi mente.

- Nada... - si algo que odio más que a mi padre es a las personas insistentes.

- Puedes callarte, se supone que me estás secuestrando, no debe importarte nada de mí.

- No me importa, Nina Dove. Solo tengo curiosidad por ti.

- Sabes mi apellido, ¿Mariel te lo dijo?.

- No, eso lo investigué yo. Es muy fácil conseguir información de ti cuando tengo un socio amigo de tus padres.

- ¿Qué sabes de mí?

- No mucho. Te llamas Nina Rebeca Dove Anderson, la tercera hija adoptiva de los Anderson... Wow, una chica lista sobresaliente en sus estudios, amante del deporte y la lectura... ¿Qué libros lees?

Filosofías, política y sobre la mitología, también libros que te enseñan a manipular y algo de criminología.

- Cuentos - respondo.

- Me estás mintiendo.

- ¿Cómo lo sabes?

- También sé cómo manipular a la gente. No me dirás la verdad porque no confías en mí.

Se detiene a la vuelta de una esquina, conducimos hasta un pequeño bosque.

- Cúbrete - me extiende una funda negra.

Listo.

- Esto parece un secuestro - conducimos por varios minutos, cortos pero son varios.

- Tus manos - le extiendo.

Soy atada. Aparentemente con una soga.

- Bajemos - escucho cómo cierra la puerta de su auto, para luego llegar y abrir mi lado.

- Vas a matarme en un
bosque, jajaja - digo con una pequeña carcajada.

-¿ Eso te da risa ?-

- Es divertido, ¿no lo ves? Me aseguraré de atormentarte siempre.

- No creo.

- Ya tengo cosas para atormentarme.

Estamos caminando mucho.

- Oye, ya estoy cansada - me quejo.

- Llegamos. Siento cómo abre una puerta, ya no siento la brisa del viento ni escucho a nuestros pies pisando plantas.

- Camina - me empuja.

- ¿Quién es? - alguien murmura.

- Quítenle la funda - Daimon ordena, ya no siento su presencia, pero sí manos desatando las sogas y esa funda.

- ¿La amiga de Mariel? - dice un rubio de ojos verdes.

- Nina Dove - dice un hombre alto, de piel oscura.

- Umm - muerdo mi labio, para acercarme a esté hombre apuesto con otras intenciones.

- Confiesa tu incidente
con mi semen - interrumpe Daimon.

- ¿Lo tuve entre las piernas?

- Oye - dice "molesto".

- Bien, tenía curiosidad por la sensación de matar a alguien. Llevé a una chica a una casa abandonada con la excusa de que le vendería drogas.
Solo quería darle un susto, pero se dio cuenta y me dejé llevar... -

Fue tan asombroso ver en sus ojos mi reflejo enterrando cuchillo en su cuerpo. Ni siquiera tomé en cuenta dónde iban las puñaladas, pero supe que ya estaba muerta cuando dejó de gritar.
-Es mi primer crimen, tampoco tenía la intención de matarla. Mis padres son de servicios sociales, tampoco tenemos herramientas, ya que ellos siempre contratan servicios. Así que solo la bañé, limpié la sangre mientras pensaba qué hacer. Escuché al papá de Mariel decir que no podrían investigarlo si cometiera un asesinato. Yo sabía cómo borrar huellas, entonces... Solo lo vigilé cuando iba de visitas, y Mariel me habla mucho de ti.
Entonces solo se me ocurrió en eso-

- Si yo no aceptaba.-

- Pues pensé en ir a los barrios bajos otra vez para conseguir a alguien que quiera follarme.

Me mira con una sonrisa, la cual yo respondo.

- No me pediste permiso, eso requiere un castigo.

Hace señas con un dedo a un hombre con bigote, tenía una barriga moderada, es un gordo fitness

- Ponla de rodillas - al dar esas órdenes golpean mis pies, el gordo fétness se pone frente a mí, abre su pantalón y me muestra su pene.

- Umm, uju - doy una carcajada.

Los de alrededor parecen confundidos por mi actitud.

- Mámala - ordena, aprieto mis labios y meto su polla dentro de mi boca.

El gordo fétness se retuerce de la excitación, soy buena en esto, creo que es la constante experiencia.

Hasta que mis dientes interfieren.

- ¡Me muerde! Me la rompe - es gracioso ver a un hombre usando "la" de femenino para algo que le define su hombría.

- Quítala - tiran de mi cabello junto a él un pedazo de su piel.

La sangre corre por mis labios. Mastiqué aquel trozo de carne con una sonrisa.

El resto estaba impactado.

- Es... - dijo uno de los que me sostenía.

- Es... - dijo el negro.

-¡ Es yo !- soltó Daimon.

- Llevensela - ordena, después de inclinarse al frente junta sus brazos sobre sus piernas.

- ¿Qué fue lo que hiciste? - el moreno me empuja entre los pasillos.

- Si voy a morir siendo humillada, mejor no muero... Debo ser épica... cómo morir, es lo único que puedo decidir.-

los Demonios también Tienen Almas Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora