Capitulo doce

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Estoy indecisa, ¿por qué película ver? ¿Guardianes de la Galaxia o Avengers?

- Oye Mariel, ¿cuál deberíamos ver? -
- La película que te guste - grita desde el baño mientras estoy indecisa con el control en la mano frente al televisor.
- Las dos me gustan - murmuro para mí.
- Avengers - escogí, entonces empecé a poner las palomitas en el tazón y otros bocaditos.
- Mmm, devoraré todo esto - susurro.
- Luces muy tierna - Mariel sale del baño, pone a reproducir la película.
- ¿Tierna? - Yo en serio, en qué momento.
- Sí, inflas tus mejillas cuando estás confundida, además pareces disfrutar todo... como si nunca hubieras tenido la oportunidad de verlo, es adorable eso de ti - Cómo Mariel puede ver esos detalles en mí, ni yo me doy cuenta.
- ¿No sabías? -
- ¿Quieres? - Le ofrezco un tazón con dulces.
- Claro. Se acomoda en la cama.
- Me recuerdas a Daemon - dice de la nada, ¿Daemon qué tiene que ver en esto? Es por su aparición en la piscina.
- ¿Qué? -
- La primera vez que lo vi, él tenía dieciséis años con su padre, le mostré una película y la disfrutó mucho conmigo como si nunca hubiera hecho eso... -
- ¿Ver una película? -
- Sí - dice en un suspiro, ese pequeño detalle sobre Daemon Reynolds es entendible después de lo que me contó. No sé mucho de él, pero puedo reconocer aquella mirada, la mirada de un cuerpo sin alma.
- No hablemos de tu Daemon - digo después de poner el tazón a un lado para arrastrarme a las piernas de Mariel y recostar mi cabeza sobre éstas.

- Quiero ver la película - susurro mientras Mariel acaricia mi cabello. Me gusta cuando hace eso y me da un poco de ese cariño. Quisiera tener esa faceta de Mariel conmigo todo el tiempo.

.....

- ¡Buenos días! - Qué diferencia hay en entrar a la mansión de Daemon Reynolds sin una venda en los ojos y sin las manos atadas.
- Hola Nina - me saluda el moreno de la otra vez.
- Ya tenemos confianza, eso significa una noche... - digo al estar frente a él, pero enseguida me empuja.
- No soy amante de las niñatas, soy más de mujeres entre veinticinco y treinta años - Uh, eso dolió.
- Oye, no soy una niña - me quejo y un rubio me mira y dice.
- Sí lo eres, en parte sí -
- Nina, te presento al equipo... Eros - habla Daemon a mis espaldas y nombra al rubio de ojos verdes que respondió.
- Patrick - el moreno que me llamó niñata.
- Koa, Zack, Oliver y Rafael -
Koa es el castaño de mirada de cazador con cara de odio hacia mi existencia. Es el efecto de los ojos dormidos y los labios pequeños, pero se ve lindo por sus ojos azules.
Zack es el de los rizos de cabello... no es rubio, pero tiene ese cabello parecido al rubio, algo naranja. Me gusta el redondez de sus... ni siquiera parece ser alguien de la mafia, como yo.
Oliver es el alto de labios carnosos y ojos pequeños. Parece un niño rico, no un mafioso. Y Rafael... siempre sonríe así, qué agradable, me gusta.
- Hola - saludo a todos.
- No tienes cara de una niña que desgarra y come penes - dice ese Koa.
- No parece una bebé de catorce años -
- Tengo dieciséis - me quejo ante la acusación de ese tal Oliver.
- Niña, esa edad también es la de una niña - Koa, en serio va a hacer que lo odie.
- Qué linda - ese tal Rafael, ¡me dijo linda!
- ¡Oye! - Es humillante.

- Chicos, basta. Sí, sé que esperaban a alguien más impresionante, pero no, esta es Nina Dove. Además, es alguien que sabe cómo utilizar bien esa cara de bebé - Daemon afirma apoyado sobre mis hombros.

- Por qué mataste a esa chica - pregunta Koa.
- Porque podía - respondí enseguida.
- ¿Qué? - Se asombra.
- Sí, simplemente porque podía hacerlo... Solo era una estúpida adicta que no se decidía por vivir o morir. La ayudé - intento beber un poco del jugo que está sobre la mesa.
Con un Koa que se mantiene mirándome fijamente, tranquila que por alguna razón me tira el vaso de jugo.
- Hey... - Me quejo con la camisa sucia, pero este ni siquiera me da tiempo de quejarme correctamente.
- Porque podías - me toma del cuello y me arrima a la pared.
- ¿Te crees una especie de Dios o algo por el estilo? -
- ¡Koa! - Grita Daemon a la distancia, quien hace presión sobre mi cuello mientras tensa su mandíbula. Por mi lado, solo muestro una sonrisa.
- ¿Te crees Dios o el ángel de la muerte para decidir sobre los demás? ¡Crees que solo puedes matar a alguien porque te estorba! -
- ¡Koa! - Grita el moreno Patrick.
- No me confundas contigo, yo hago sufrir a criminales -
- ¿Criminales?... ¿Crees que porque unos roban y otros no... hace la diferencia en el mundo? Hay cosas peores que esas que se hacen en secreto y ante la ley... no hay... consecuencias - digo con la respiración acortada.
- ¿Cómo cuáles? -
- Un padre puede golpear a su hijo y hacerlo sentir inseguro hasta el punto en que su existencia se cuestione y nadie dirá nada, porque sería respaldado con la excusa de que es corrección. Un grupo de mujeres podría insultar a otra mucho más atractiva, hasta el punto de arruinar su vida y hacerla ver como una prostituta en un lugar moral y culto, nadie diría nada... Un famoso será criticado y estereotipado por muchos, sin darle opción a una vida normal... Nadie, absolutamente nadie diría nada... Podría haber una guerra y la gente solo tomaría su celular y discutiría sobre el tema y nadie... diría nada. ¿Dime en qué son diferentes a mí? - logro decir mientras Koa ejerce presión sobre mi cuello, siento el oxígeno acortarse.

- Koa - Daemon, acaricia su hombro.

Mientras Koa solo me fulmina con su mirada, acaricio mi cuello y empiezo a respirar.

Su mirada cambió al escuchar lo que le dije, aún tenía su mandíbula tensa, pero sus ojos ya no me acusan.

- Es muy fácil acusar a un asesino, y justificarte en algún punto de tu vida también hiciste desear morir a alguien - Daemon tira de mi mano y dice.

- Ya, Nina, no seas tan filosófica - Me aleja de Koa.

- Les dije, no es una niñita cualquiera - Deimon recalca.

Mientras tira de mi brazo, subimos unas escaleras y tras la sala, llegamos a lo que parece su oficina.

- Eso fue profundo.

- No fue profundo, Demon Reynolds, es solo la verdad.

- Bueno, diste una buena impresión, si no te conociera tanto te preguntaría de dónde sacaste esas palabras - Si no me conociera.

- ¿Me conoces?

- No me hagas caso - toma su arma.

- Ven.

los Demonios también Tienen Almas Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora