✔𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟓|𝑪𝒉𝒆𝒇, 𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝒕𝒓𝒂𝒃𝒂𝒋𝒂𝒓

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Camino por la estación King's Cross con Draco pisándome los talones con nuestros baúles.

—¿Dónde te dijo tu padre que nos esperaría? —preguntó a mis espaldas con la voz ronca.

Nos habíamos quedado dormidos durante el viaje, casi nos devolvemos a Hogwarts en el tren si no fuera por la travesura de unos de los chicos de primer año, que ocasionó una pequeña explosión muy ruidosa en el pasillo.

—No pudo venir a buscarnos, tubo que hacer horas extra en el trabajo, lo más seguro es que lo veremos como a las 6:00 pm. —Me encogí de hombros restandole importancia al asunto, la ausencia mi papá luego del año pasado era algo delicado, ni siquiera sabía si lo vería en noche buena. Apresure el paso dirigiéndome hacían unas de las chimeneas de la estación.

—¿Siempre trabaja tanto? —Escuche su tono de preocupación mientras nos deteniamos frente a la chimenea más cercana.

—Es su forma de sobrellevar la muerte de mi hermano —respondí rápido, tajante, aún no soportaba el hecho de hablar sobre Cedric en tiempo pasado, me dolía.

Draco al parecer comprendió, y no dijo nada más hasta que llegamos a mi casa para preguntarme cual era la habitación en el que se quedaría.

—¿Quieres hacer galletas? —Se asomó por el marco de la puerta de mi habitación con una sonrisa en el rostro luego de varios minutos: los cuales invirtio en acomodar sus cosas en la habitacion de invitados.

Deje a un lado la ropa que estaba sacando del baúl y me senté en la cama observándolo divertida.

—¿Sabes hacer galletas?

—Sí —afirmó recostado en el marco—, bueno, no hago desde los 6 años, pero quiero creer que no se me ha olvidado. —Reí ante la imagen de un pequeño Draco bañado en harina en la cocina de su lujosa casa.

—Te voy a dar el voto de fé, hurón. —Me levanté de la cama acercándome a él— Pero si quemas la cocina, vas a pagar enteramente las reparaciones tú. —Bese su mejilla sonoramente y le regalé una sonrisa tierna— Sé que puedes pagarla —susurre sobre sus labios para luego salir de mi habitación camino a la cocina.

—¡Si quieras hasta una casa nueva! —bromeó bajando las escaleras. Desde acá podía ver su enorme sonrisa juguetona.

—¿Tiene algo de malo mi casa? —Levanté una ceja, juzgandolo.

—No no, ¿como crees? —dijo de manera inocente apoyándose en sus codos sobre la encimera— Solo dejaba la oferta sobre la mesa. —Sonrió mordiéndose el labio inferior sin apartar la mirada de mis ojos.

—Claro, ajá —respondí con sarcasmo entrecerrerando mis ojos—. En fin, ¿que necesita, chef? —Draco soltó una ligera risa ante mi pregunta sin dejar de mirarme.

—Primero, un beso de mi hermosa novia. —Se acercó a mi por sobre la encimera extemdiendo sus labios esperando que yo los chocará con los míos.

Sonreí ante tal escena: él con ojos cerrados, sus rubias pestañas posadas sobre sus rojas mejillas gracias al frío y y sus labios colorados señalandome.

Este hombre no puede ser más hermoso.

Tomé sus mejillas acercándome a él, y uni nuestros labios en un suave beso; sus labios moviéndose sobre los míos de manera continua y deliciosa, como si quisiera saborearlos. Nos separamos por centímetros con una sonrisa, pero Draco seguía con los ojos cerrados.

—Listo, ¿qué más? —pregunté acariciando sus mejillas intentando que entraran en calor.

—Otro más y ya. —Chocó nuestros labios en un beso fogoso y veloz— Ahora si. —Sonrió alejándose y rodeando la mesa que nos separaba.

𝐌𝐢 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐚 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲 𝐈𝐈| 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐 𝑴𝒂𝒍𝒇𝒐𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora