¿Donde Estas?

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"La valía de un hombre se mide por la cuantía de soledad que le es posible soportar.

» Friedrich Nietzsche"

-Eres un niño precioso - estábamos en mi cuarto, tenía que dormir, mamá siempre me hablaba en susurros para que pudiera dormir.

-Tu eres la Mamá más hermosa del mundo- mostré un puchero ella sonrió.

-lo sé, pero...- un fuerte sonido hizo que me asustara y casi saltara de mi cama. Ella no perdió tiempo y se levantó de la cama cargándome en brazos.

-¿Qué pasa Mamá?- La habitación estaba decorada del capitán América me gustaba, me hacía sentir seguro.

Los sonidos inundaban la casa, golpes en seco, cosas que se rompían y uno que otro grito.

La piel de mis brazos se erizo y solo me abrazaba a mi madre que no estaba tan alterada pero aun sentía su miedo.

-¡Eli Corre!- escuche el desgarrador grito de mi padre y las lágrimas comenzaros a brotar.

-escúchame bien, ¿recuerdas el cuarto que te mostré hace algunos días?-asentí - bueno, Que buen chico. Hay algunos hombres malos que quieren lastimarnos así que voy a salir a defenderte y dar tiempo para que te escondas.

-¿Por qué?

-No quiero que te hagan daño mi amor y en este caso el Capitán América no nos puede ayudar.

-Claro que si el vendrá y los matara- ella me dio una sonrisa triste- Dimitri recuerda esto "nunca hay una razón buena para matar, ni para ser asesinado." No nos odies, te amamos nunca lo olvides.

Mas ruidos se hicieron presentes- están bien. Cambio de planes- dijo colocándome en el suelo.

-Corre al túnel para ir a la cocina pero no abras las puerta hasta dentro de un rato.-la mire negando con mi cabeza- no me quiero separar de ti.

-Lo ibas a hacer tarde o temprano no te preocupes mi amor. !!Corre Ahora¡¡

Mis piernas comenzaron a correr, lloraba sin aparente razón y me sentía mal, llegue al armario y coloque mi pequeña mano en el identificador. Este abrió en silencio antes de entrar. Escuche el sonido de la puerta romperse mire hacia donde mi mamá estaba.

ella estaba golpeando a un hombre, este esquivo un golpe y la atrapo en sus brazos.

sonrio y le dijo:

-Oh mi linda Lis. Pensaste que podías escapar de mí. -libero un brazo y la golpeo en el rostro, ella le escupió y lo miro desprecio.

-Nunca me hubiera casado contigo, prefiero morir mil veces. Eres un ser despreciable nunca te hubiera amado ni en mil años, un cerdo sin corazón como tú. No merece estar vivo.- estaba paralizado. El hombre con un tatuaje de una serpiente en su mano, arrojo a mi madre al piso, esta se levanto rápido, pero no fue lo suficientemente rápida para esquivar una bala en su pierna que hiciera que cayera al suelo.

-Por creer en el amor, morirás.-dijo escupiendo cada palabra- yo te quería y te hubiera colocado el mundo a tus pies, pero tu solo querías amor y amabas a ese imbécil, ahora.¿te arrepientes?-Nunca lo haría.-Susurro Ella Levanto levemente su mirada y sus ojos se encontraron con los míos y solo dijo algo más en apenas un movimiento de sus labios- Te amo.

Entre en el túnel oscuro y frió el túnel llegaba hasta la cocina me servía de escondite mi osos estaba en uno de los escalones me senté, lo abrase y llore en silencio hasta quedarme dormido.

El frió mármol hacia que un escalofrío recorriera su pequeño cuerpo. Empezó el recorrido por toda la casa.

La oscuridad y la soledad era lo único que lo acompañaba. Le dolía todo el cuerpo sintió el vacío de no tenerla cerca y empezó a llamarla.

¡Mama!

Salio de su escondite y con lo que se encontró fue una casa destrozada, había vidrios, muebles rotos, todo desordenado y volcado.

¿Mama donde estas? -pregunto el pequeño, sus ojos mostraban la desesperación de encontrar lo que buscaba, pero solo el eco de un casa vacia y destrozada le respondió.

llego al cuarto de sus padres, vio una foto de ellos en la mesa. La tomo y se acosto en la cama. No sabia donde estaban sus padres, queria ver a su mama y que ella revolviera su cabello mientras trataba de dormir, escuchando aquella linda melodía que salia de sus labios cada noche.

La extrañaba.

Se acurruco abrazando fuerte la foto, llorando sin aparente razon, pero recordaba la imagen del hombre golpeando a su madre y la ella en el suelo, los gritos de su padre que minutos antes veía un partido.

ahora todo estaba en silencio.

Después de lo que pareció una eternidad se quedo dormido.

Sintió como alguien movía su brazo, el pequeño abrió los ojos de golpe, con la esperanza de que fuera la mujer a la que el amaba, para su dolor no lo era.

Su nana tenia los ojos rojos y mordia su labio inferior para no llorar.

-¿Qué pasa nana?- se acerco a ella, nunca le habia gustado ver a alguien llorar, a su corta edad entendia que llorar era un igual a tristeza y asi mismo a que algo malo pasaba.

- Nada. Mi amor ¿tienes hambre?¿estas lastimado?- el niño nego con la cabeza, su nana nunca lloraba, ella no habia estado en la casa tuvo que ir a comprar frutas y algunos vegetales le habia pedido al pequeño ir pero este se nego.

-¿Dónde esta mamá y papá?- pregunto. Con el sentimiento de opresión en su pequeño pecho.

Miro a su alrededor todo estaba igual de catastrofico, centro su atencion en la mujer frente a el, vio las lagrimas brotando de sus ojos como cataratas. Se acerco la abrazo y le dio besos en sus mejillas.

-Dimitri, mi amor. tus padres nunca volveran- el niño la miro con desconcierto, acaso el habia sido un niño malo y ellos no lo queria como hijo. Él comenzo a gritar- Cambiare, no hare travesuras, sere un mejor hijo. Hare todo pero diles que vuelvan diles...- el niño comenzo a llorar con tal sentimiento que hasta los angeles lloraron con el.

-Tus papitos estan en el cielo de ahí te cuidaran siempre.

Fue lo ultimo que recuerda haber escuchado de los labios de la única persona que le quedaba en este mundo.

Años Despues.

La mujer que conocia desde que tenia memoria, comenzo a sudar bajo su mirada.

-Dame lo que te pido y nadie saldra herido- dijo el con un voz tan helada que nisiquiera en el desierto lograrian derritirla.

- No se de que hablas,Dim. - dijo Daysi su Nana tratando de parecer inocente.

Estaban en la cocina, equipada con una isla de desayuno, mesones de color azul oscuro, utencilios de acero inoxidable y cajones de color café oscuro. era mas de medio dia, la luz del sol entraba por los dos ventanales grandes los que para el contenian una de las mejores vistas, al amanacer.

La mujer se pasaba las manos por el delantal tratando de quitar arrugas inexistentes, Dimitri le habia dicho una y mil veces que no tenia que colocarselo y ella siempre se negaba a quitarselo.

-Quiero comer pastel - dijo ahora Dimitri con su voz de chiquillo- ella se rio por lo bajito.

- Te has comido tres pedazos, ya no hay mas. - era verdad que parecia un idiota, pero el unico lujo que se daba cada vez que estaba en casa era comer hasta no poder mas la torta mas deliciosa del mundo que era preparada por la unica persona importante en su vida.

- Se que en el cajo que hay detrás de ti Esta. Damela.- ella termino por darse por vencida, no habia caso con el. Nunca le negaria nada.

Abrio el cajo y saco el pedazo que quedaba, lo dejo en encimera y dijo- te va a dar un coma diabetico. Si sigues comiendo asi o engordaras- se escucho la risa ronca de Dimitri- Oye no me ofendas. Claro que no me dara un coma diabetico, nunca engordare quemo muchas calorias haciendo cosas... interesantes- dijo este moviendo sus cejas en un baile que se veia realmente ridiculo en un hombre de 23 años con un traje caro quien nunca habia dejado de ser un niño asustado, pero ahora lo disimulaba y trataba a todos de una manera fria excepto a ella.

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Stay AwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora