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Un cuerpo.

Hay un cuerpo al lado mío, pero sé que no es Gideon. No huele como él.

Veo apenas su corto cabello. Tampoco luce como él.

¿Quién es este chico? Estoy segura que tiene mi edad, o es menor que yo, aunque no estoy tan segura.

Tengo miedo de tocarlo y que se trate de otra broma de Paris y Pippa, pero entonces recuerdo que no soy una adolescente y no vivo más con ellas.

¿Por qué he dicho el nombre de Gideon? No sé quién es él.

El cuerpo no se mueve y ahora siento mucho frío. Observo mi ropa, estoy usando el mismo vestido color azul que usé en la fiesta en la que mona me invitó.

No me gustan los vestidos.

Tengo miedo de tocarlo, no se mueve y tampoco respira, su pecho no sube y baja como el de una persona normal en esa posición. Tiene la mano sobre su rostro, no puedo verlo bien, pero sé que es guapo.

Hay un color amarillento en su piel, no luce normal. Tampoco me siento normal y la habitación no la reconozco, pero sí el frío y la noche.

—¿Hola?

No responde, es cuando rodeo la cama y voy hacia el lado de él. Me acerco poco a poco, colocando una rodilla en la cama y levantando mi mano para quitar la suya de su rostro.

—¡Nooooo! —grito cuando me doy cuenta de quién se trata.

Nadie responde a mis gritos. Cuando gritaba mi padre salía corriendo a mi habitación. Pero esta vez nadie lo hace. No sé dónde estoy, tampoco sé qué hace el cuerpo de Thomas en mi cama. Sé que es mi cama.

Thomas, Thomas, Thomas.

Los ojos de Thomas se abren a pesar de que está muerto. No me asusta, sé que no es real.

—Cinder—musita, los vellos de mis brazos se erizan como los de mi nuca al escuchar su voz. No suena igual, es pesada y casi enferma.

—Thomas.

Cierra sus ojos pero su boca sigue moviéndose cuando dice:

—Es momento de despertar, dulce niña.

Abro los ojos y me encuentro con el rostro de Gideon a mi lado. Me sonríe de nuevo. Mi pecho duele al ver esa sonrisa en su rostro y después recuerdo lo que sucedió. Mis ojos se llenan de lágrimas y Gideon está vez posa su boca en mi mejilla y lame mis lágrimas.

—No llores, mi dulce niña. ¿Te he despertado?

¿Acaso él tenía pesadillas también? lo veo sudoroso y algo nervioso.

Oh, Gideon.

—Ojalá pudiera—Digo sin verlo a los ojos—Ojalá pudiera retroceder el tiempo.

Traga una bola de aire que se forma en su garganta por mis palabras.

—¿Hasta qué momento?

Lo veo.

—¿De verdad quieres saberlo? —Musito con frialdad—Puedo ser muy cruel cuando rompen mi corazón.

Su mano toca mi pecho. Lo puede sentir, porque en el momento en que lo hace me ve y vuelve a sonreír, esta vez luce triste.

—No puedo creer que haya roto el primer corazón que he llegado a amar.

Twisted Cinderella  (Ya en físico y audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora