Cap.11: El inicio de una pesadilla

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Al llegar a la cocina solté un suspiro de manera inconsciente, como una manera de descargar el cumulo de emociones que se habían generado después de aquel fatídico encuentro. Negué suavemente tratando de olvidar aquello y concentrarme en lo que realmente importaba, no obstante, debía admitir que el recuerdo de la matriarca y lo sucedido generaban que mi piel se erizara con fuerza.

Guiando mis orbes al frente divisé a Susan, quien se encontraba en dicho lugar, preparándose para la elaboración de la cena, lo cual provocó que un intenso escalofrío recorriera mi cuerpo a sabiendas que volvería a ver nuevamente a la azabache mayor. Volví a negar dejando de divagar en mi mente para centrarme en lo que debíamos hacer, ignorando de lleno aquel sentimiento generado hace unas horas, el cual parecía volver a surgir.

Lista para ayudar tomé los utensilios necesarios para acercarme, seguida por Astrid que había hecho lo mismo. Con ello, entre las tres, comenzamos a picar los vegetales para después cocinarlos y crear así un nuevo platillo que fuese del agrado de las residentes del castillo.

Un momento después todo estaba listo, inclusive la mesa del comedor, la cual Susan había arreglado bastante bien, sorprendiéndonos a la pelirroja y a mí, pues parecía que mi colega se había acoplado bastante bien al cargo de sirvienta, algo que en lo personal me estaba fallando desde el primer segundo que había llegado.

Como fuese, con todo listo, juntas servimos las porciones correspondientes a cada una para después ir a la esquina correspondiente, aguardando la llegada de aquellas cuatro la cual, gracias al aviso de Astrid, no tardó en llegar. Unos minutos después las hijas de la matriarca ya estaban ahí, tomando cada una el lugar que les correspondía. Al verlas en su sitio esperamos la llegada de la matriarca, quien era la única que faltaba en aquel lugar, para que la cena iniciara.

Debía admitir que el sólo hecho de pensar en volver a ver a Dimitrescu después de lo sucedido provocaba una sensación desagradable de ofuscación en mi interior, siendo aquel orgullo lastimado que deseaba expresarse al haber sido "atacado" por una omega. Negué mentalmente ante eso manteniendo la compostura, deseando internamente que todo acabara para ir a mi habitación y alejarme de todo eso, al menos por un rato.

El sentimiento de incertidumbre continuó hasta escuchar un aviso por parte de Bella, quien le comunicó directamente a Astrid que su madre no asistiría a la cena, por consiguiente ordenando que le llevase su alimento a sus aposentos, añadiendo de manera especifica el que fuese la pelirroja que lo hiciera, por alguna razón.

La razón detrás de aquella petición parecía ser que la condesa no se encontraba bien, lo cual sinceramente había causado un sentimiento de alivio en mí, pues seguramente pasaría un tiempo sin verla.

Al oír dicha orden la joven asintió, dirigiéndose rápidamente a la cocina, saliendo un momento después con una bandeja de plata tapada, llevando al parecer la comida de la mayor, junto a un pequeño morral que llamó mi atención, provocando que alzara ligeramente una ceja al mismo tiempo que cuestionaba de manera mental qué podría contener dicho objeto.

No obstante, antes de poder siquiera imaginarlo, la voz de Bella me sacó de mis pensamientos, sólo para poder ver como ella indicaba algo a Astrid para después simplemente volver a degustar sus alimentos. Ante eso la pelirroja asintió para después guiar su mirada a nosotras al mismo tiempo que nos indicaba algo, con ello se marchó del lugar saliendo por la gran puerta de madera que daba al salón.

Tras verla marcharse, acatamos sus indicaciones, las cuales eran simplemente escuchar, atender y cumplir cualquier capricho de las vampiresas, los cuales no tardaron en surgir, por lo que tuvimos que actuar de manera obediente y acatar cada orden dicha por ellas.

Después de eso, para nuestra fortuna, la hora de la cena acabó con ello aquellas tres insoportables chicas se retiraron, no sin antes mofarse de nuestro desempeño como sirvientas, lo cual pasamos por alto agradeciendo que todo finalizara. Al quedar solas en aquel lugar empezamos con la limpieza para llevar todo a la cocina, donde lavamos los platos sucios para después secarlos y guardarlos nuevamente. Con todo hecho aprovechamos para estirarnos un poco, sabiendo que aquel día de mierda había acabado. El primero de muchos.

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⏰ Última actualización: Jun 21 ⏰

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Instinto Animal (Resident Evil: Village)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora