Cap.3: ¿Un descanso?

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Sentía como los dedos de Alcina se deslizaban por mi cuero cabelludo abriéndose paso entre los húmedos mechones que se pegaban entre sí, separándolos suavemente.

En cierta forma me producía escalofríos por tal acción pero lo que más me perturbaba sin duda era su mirada que si bien no podía verla directamente podía percibirla, sabía que estaba fija en mí.

Ella continuaba con su labor hasta que acabó, acto seguido tomó un poco de agua para enjuagar mi cabello y con ello dejarlo limpio en su totalidad. Tuve que cerrar los ojos para evitar que la espuma entrara en ellos, el ardor que provocaría si lo hacía sería horrible.

Una vez listo eso la gran dama tomó un pequeño jabón para empezar a tallar mi cuerpo estremeciéndome por lo repentino de su acción. Si bien lo hacía con otro tipo de intensión sentir su piel contra la mía sólo ayudaba a generar un mar de sensaciones que se mezclaban violentamente entre sí.

Apreté los ojos tratando de no pensar en ello dejando que todo siguiera su curso, sin embargo, algo me alarmó, las manos de Alcina se detuvieron en mis piernas mientras ejercían cierta presión ¿A caso algo le había molestado?

Queriendo y no abrí uno de mis ojos para ver su reflejo en el agua notando como sus ambarinos ojos se mantenían fijos en mi cuello, específicamente en aquella zona donde Bella me había mordido. Sabía que ver aquella marca la molestaba, la irritaba que alguien más hubiera tenido la osadía de tocar a su nuevo "juguete"

Lo peor era que podía sentir como su hostilidad empezaba a crecer con cada segundo que pasaba provocando que mi mente comenzara a formular diferentes imágenes de muertes distintas para mí, quería huir pero me era imposible.

¡Mierda! ¡Me jodía sentirme tan vulnerable!

Estaba enojada conmigo misma por no ser capaz de escapar, de ser tan débil en ese momento estando a merced de aquella mujer. Sabía que (Al menos al inicio) me encontraba ahí por una misión pero, ahora todo era distinto...

¿Cómo una sola noche podía joderte toda la existencia?

Un agudo dolor me sacó de mis pensamientos. De reojo pude ver lo que lo había provocado. Alcina se había acercado de forma sigilosa a mi cuello mordiéndolo justo en la misma zona de antes, donde su hija lo había hecho.

Podía sentir como sus dientes presionaban contra la carne viva de mi cuello, provocando un nuevo sangrado. Sus afilados colmillos se habían incrustado con tal fuerza que habían llegado mucho más allá que los de Bella.

Alcina había dicho, no, decretado que yo era de su propiedad dejando en claro que solo ella podría acercarse a mí, tocarme y no alguien más, quien lo hiciera supongo que tendría que lidiar con las consecuencias.

Aún así eso me llevaba a preguntarme el por qué. No lo entendía aunque sinceramente no estaba segura de querer saberlo, la ignorancia era una bendición que no tenía la mínima intensión de perder.

Finos hilos de sangre comenzaron a deslizarse por mi piel hasta disiparse en el agua de la tina al momento de que la gran dama se separó. Se mantuvo cerca de la herida como si estuviera inspeccionándola y asegurándose que el rastro de Bella se había perdido, una vez estuvo segura se retiró continuando con lo que hacía.

Volvió a pasar sus manos por el resto de mi cuerpo deteniéndose breves segundos en cada una de mis lesiones, asegurándose que seguía el mismo número y no había nuevas por ahí que posiblemente Bella hubiese hecho. A mi ver Alcina Dimitrescu era bastante posesiva.

Cada que sus dedos tocaban una de mis heridas una sensación de ardor y dolor me recorría, era insoportable y desagradable. Me sentía ofuscada. Todo aquello acabó tras unos minutos más cuando terminó de tallar las áreas faltantes de mi cuerpo.

Instinto Animal (Resident Evil: Village)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora