Cap.9: Es difícil ser una sirvienta

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Después de aquella desastrosa presentación ante la señora del castillo y la experiencia más extraña que hubiese vivido, fuimos guiadas por Astrid al lugar donde serían nuestras habitaciones.

Para ello cruzamos aquel gran comedor levemente iluminado por la luz se que filtraba del exterior gracias a las grandes ventanas que había, dándole un tono frío en comparación al gran salón.

Continuamos cruzando por una puerta más pequeña la cual conducía a lo que parecía ser la cocina, un lugar en cierta forma diminuto en comparación a la zona anterior.

Una combinación de aromas nos recibió al ingresar. Se mezclaban tan bien que era difícil distinguir qué era qué entre ellos, incluso mi olfato alfa se veía confundido al tratar de descifrarlos.

Gracias a un vago vistazo pude notar grandes estanterías situadas a los lados de la cocina, recargadas en aquellos muros de ladrillos que fungían de soporte. Éstas contenían varios frascos de especias, junto a otros ingredientes para la elaboración de platillos o bebidas, como el té. Aunque por lejos eso era lo menos sorprendente que había.

En uno de los muros se encontraban grandes trozos de carne, colgados en grandes ganchos de metal, tal vez destinados a secarse o ser utilizados más tarde para asarlos, no obstante, podría jurar que se veían diferentes a como comúnmente los conocía ; tal vez sólo era obra de la tenue luz que se filtraba dándoles un aspecto diferente.

En el suelo se encontraban grandes cajas de madera llenas de vegetales, uvas y manzanas, así como algunas cosas más que no llamaban mucho la atención en realidad. Continué observando el lugar con cierta curiosidad hasta escuchar la voz de Astrid.

Ella comenzó a explicar las indicaciones que tendríamos que seguir en todo momento dentro y fuera del castillo, trataba de memorizarlas pero me era imposible aprendérmelas todas, tan sólo había logrado escuchar 4 de todas las que había dicho.

Por suerte Susan había logrado aprenderse todo lo que la joven pelirroja había dicho, tal cosa me serviría para resolver cualquier duda en algún momento de ser necesario.

Mientras Astrid hablaba seguíamos avanzando recorriendo así un gran pasillo que no parecía tener fin, llegando a otro mucho más pequeño, el cual conectaba a unas escaleras que ascendían a otra zona más. Al verlas no pude evitar formar una ligera mueca ¿Cuántas escaleras más tendría que subir y bajar?

― "Tendré que acostumbrarme" ― Pensé con cierta molestia.

Sin más subimos cada peldaño llegando así a otro corredor el cual conectaba directamente a 4 habitaciones pequeñas y descuidadas, las cuales se encontraban situadas a cada lado del pasillo, de forma simétrica.

Tal cosa me pareció algo extraña ya que al ser un castillo enorme era de esperarse que hubiese más estancias para los empleados. Sin embargo, podría ser que estuviesen dispersas por secciones o algo así, dejando que algunas sirvientas durmieran en otro lugar.

Astrid continuaba explicando algunas cosas que no había logrado captar al divagar de nueva cuenta, lo positivo era que tenía a Susan conmigo.

Seguimos caminando hasta detenernos frente a las dos últimas habitaciones, las cuales, dada la situación, podía intuirse que serían las de nosotras, cosa que fue confirmada con lo que Astrid dijo.

― Éstas serán sus habitaciones ― Dijo la beta señalando ambas estancias con sus manos ― Aquí podrán descansar una vez terminen sus tareas ― Prosiguió ― Adentro encontrarán tres cambios de ropa, dos de ellos conforman el uniforme normal. Ambos deberán estar impecables en todo momento ― Hizo énfasis en la última frase recalcando lo importante que era ― Por otro lado, el tercer cambio se usará exclusivamente para un momento determinado, el cual sólo nuestra señora dictaminará.

Instinto Animal (Resident Evil: Village)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora