MALAS DECISIONES

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Hoy fue un día diferente, anoche me fui a dormir molesta y hoy me desperté todavía molesta, con esa sensación de vacío en el pecho tan extraña. Nunca había discutido con Emma, ella siempre ha sido -como ella siempre dice para molestarme- mi Parabatai.

Me molesta que crea que porque es mayor tiene la razón, no tengo una hermana mayor para compararlo, pero estoy segura que así debe ser. ¡Es tan exasperante! Todo en ella lo es, desde su raro empeño a que nadie -y cuando digo nadie es nadie- sepa que ella es mi amiga, hasta esos momentos raros en los que se pone toda sentimental, pone una expresión de pérdida que no entiendo, como el rostro de amor perdido que tienen los familiares de alguien que murió.

Esto en lugar de una pelea entre amigas parece una crisis matrimonial, pero no voy a dar un paso atrás, la mayoría de las veces termino cediendo a sus consejos y esta vez no pienso hacerlo, son las 4:00pm ya estoy lista y arreglada para ir a casa de Sebastian, me puse unos jeans gastados de cintura baja, una franelilla sin mangas y zapatillas bajitas. Sé que va a ser una tarde genial, lastima que mi toque de queda sea a las 7:00pm por ser día de colegio.

***
-Hola hermosa, pensé que no vendrías -me abraza-

Y allí está él,tan fresco, no necesita usar perfume porque tiene en su piel un olor a jabón suave que lo hace tan adorable. Extiente una sonrisa en la que aparece una perfecta cantidad de dientes blancos, con un diente a su lado derecho un poco torcido que hace que me guste aún más.

-Emm hola, -sonrio sintiéndome aún mas tonta de lo que normalmente me siento- disculpa, es que pues mis papás no saben que venía para acá así que tuve que inventar una excusa, tal vez después cuando los conozcas eso ya va a cambiar.

-Wow, conocer padres, eso es un poco serio, no es necesario ir tan lejos, pero ven, pasa, no te quedes ahí.

Pasado el rato vimos una película a la que no le entendí la mitad, demasiados muertos, demasiados soldados, demasiadas partes de cuerpo regadas con sus correspondientes litros de sangre; una película totalmente inapropiada que sólo ayudó a que mi mente divagará todo el tiempo pensando en qué hacer, qué decir, que no decir, en fin, cualquier cosa.

-Eva, Eva... Eva -abro mis ojos de golpe y allí está Sebastian, mirándome con una rara sonrisa que sólo puedo devolver, se inclina y ahí, en ese pequeño justo momento me perdí, sus labios estaban sobre los mios en un leve beso que me tenía tan asustada que no me permitía pensar ni sentir los dedos que después de acariciar mis pechos por encima de mi fina blusa acariciaban la cinturilla de mi pantalón, pequeños tentáculos habilidosos que desabrochaban el botón mientras el beso se ponía cada vez mas invasivo; fue en ese justo momento en el que el salto que di me hizo sentir como un gato que queda colgado a la pared porque es asustado.

-Qué pasa Eva, ¿no te gusta?

-y es allí donde empiezo a balbusear- Emm, este, yo, es que, no, lo que pasa es que, es muy rápido ¿no?

-Ay no, no puede ser, ¿es en serio? -poco a poco sube su voz- ¿una virgen? Noooooo, esto no me puede pasar a mi -dice mientras camina de un lado al otro- ¿otra virgen? ¡es demasiada intensidad!
Mira Eva sin ánimos de ofenderte quiero ser brutalmente honesto contigo, tu y yo no vamos a ser novios ¿bueno? ya veo que me equivoqué contigo pero mira, si tu quieres pasar un rato divertido conmigo eres bienvenida, pero no voy a ser tu novio, ni hoy ni mañana, -lo dice resaltándolo como si necesitara ser un poco mas golpeado mi pobre corazón- ¿estamos en sintonía?

Poniendo mi mejor cara de poker me río y respondo -Claro que soy virgen y obvio sabía que tu no querías nada serio, por favor, lo que pasa es que bueno, fue mas rápido de lo que esperaba, pero bueno ya sabes no es que tenga mucha experiencia, sin embargo no te preocupes, nada pasa.

En ese nano segundo recuerdo que me había quedado dormida cayendo en cuenta de que no tengo ni la mas mínima idea de que hora es, corro y verifico la hora en mi celular y puedo morir, son las 9:37 minutos de la noche, para mas histeria tengo diez llamadas perdidas de mi papá, treinta de mi mamá, dos de mi tía -de cada una de ellas- una de mi abue, eso sin detenerme a revisar los mensajes y whatsapp.

-Oh Dios, oh Dios, -empiezo a divagar en voz alta- Sebastian debo irme, por qué no me despertaste antes, oh Dios me van a matar, ¿a quien llamo? -Tengo que llamar a mi mamá, primero para que no muera de un colapso nervioso, segundo para que no vaya a medicina legal, si es que ya no está allá- ¡Sebastian tengo que irme! -ahora estoy gritando- por favor, por favor ¿puedes llevarme a casa?

-Emm si claro, dame un momento voy por las llaves del auto

Llamo a mi mamá, no había empezado a sonar el primer tono cuando contestó -Aló, Eva, ¿Eva estás bien? ¿aló?

-Aló, hola si mamá,estoy bien, sólo estoy con la nana, estábamos viendo una película y me quedé dormida, ya va su papá a llevarme a casa.

-Eva Lucía, aunque yo se perfectamente que me estas diciendo mentiras, te espero en la puerta de la casa en diez minutos y sea quien sea que te va a traer, que te deje en la puerta. Vas a llegar a casa y me vas a seguir la corriente con lo que le digamos a tu papá y ya después hablaremos tu y yo, ¿estamos?

Y allí estaba mi mamá, ella te regañaba sin necesidad de regañarte, te cortaba por la mitad solo con su mirada de desaprobación y sabía exactamente que estaba pensando antes de que pudiera decirlo... está de más decir que la amo, en su combo completo de amor y neurosis.

Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora