Capítulo 3: Encuentros con dragones.

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Durante los meses siguientes a lo que empezó a llamar como 'la noche en que todo acabó' (si, tal vez sonaba un poco dramático, pero así se sentía para él) en sus pensamientos, Jack obtuvo respuesta a varias de sus preguntas, aunque eso solo generó muchas más.

En principio podía confirmar que sí, había logrado viajar 1000 años atrás en el tiempo sin quererlo. Y vaya forma en que lo confirmó.

Después de su primera noche en esa playa despertó solo para encontrarse con unos grandes ojos amarillos viéndolo muy de cerca.

—Cierto, dragones. —Se sentó para contemplar mejor a la criatura que se encontraba sentada frente a él observándolo con ojos curiosos.

Su cuerpo era un poco rechoncho, tenía una cola fina terminada en una flecha y su cabeza era pequeña y redondeada. Un pequeño cuerno sobresalía de su nariz, tenía un par de cuernos cortos y curvos, desde el cuello hasta la cola estaba cubierto por espinas y tenía un par de grandes ojos amarillos. Era del tamaño de un gato, tenía un par de alas en el lomo y parecía completamente inofensivo.

Si eso no era un dragón entonces no estaba seguro de lo que era.

Jack nunca había estado tan agradecido con Manny por hacerlo en parte un espíritu elemental como lo estaba esa mañana.

Existían muchos tipos diferentes de espíritus. El resto de los guardianes, por ejemplo, eran solo eso, espíritus guardianes, encargados de cuidar de los niños que dependían de la creencia para existir y ser más fuertes. En cambio, Jack, al ser en su mayoría un espíritu elemental, tenía más ventajas; además de poder controlar un elemento, no dependía solo de la creencia para existir pues mientras existiera el invierno él seguiría vivo. Si bien sus poderes empezaron a aumentar una vez que se convirtió en guardián y los niños empezaron a creer en él, era solo eso, un potenciador. Otra de sus ventajas era que, como elemental, tenía una conexión con cualquier ser creado por la Madre Naturaleza y por fortuna eso incluía a los dragones.

Fue solo gracias al conocimiento de eso que Jack pudo mantener la calma cuando se dio cuenta de que no era uno sino una manada completa de dragones lo que lo rodeaba.

—Oye pequeño, esa no es una silla. —Se agachó un poco al sentir que uno de los dragones se sentaba sobre su cabeza—. Ey, quieto ahí, me haces cosquillas. —Trató de sonar serio, pero otro de los dragones había trepado por su espalda y ahora se encontraba enrollado en su cuello provocándole risas con cada roce de sus alas. Con cuidado sostuvo al travieso que intentaba meterse en su sudadera y lo acomodó en su regazo para darle unas caricias en su lomo—. Creo que esto les gustará más que morder un trozo de tela —habló al sentir como un cuarto dragón tiraba de la manga de su sudadera.

Con sus poderes creó un rayo de magia lo suficientemente fuerte para que una nevisca cayera sobre ellos, los dragones empezaron a jugar a perseguir los copos y atraparlos con la lengua permitiéndole a Jack ponerse de pie.

Observó por primera vez la pequeña isla en la que había aparecido, solo había una playa y unos cuantos metros cuadrados de bosque, pero no parecía lo suficientemente grande para que la gente viviera ahí.

—Supongo que podemos explorar un poco, llevarle algunas buenas historias a los guardianes, ¿no lo crees? —Con sus poderes actuando tan extraño y sin tener idea de cómo viajar en el tiempo suponía que lo único que podía hacer para encontrar la forma de volver era seguir sus instintos. Un fuerte viento dispersó a la manada de dragones y lo levantó del suelo—. Tomaré eso como un sí —soltó una carcajada, se despidió de sus nuevos amigos y dejó que el viento lo guiara a su próximo destino.

Fue hasta casi un mes después que tuvo otro encuentro con un dragón, solo que esta vez fue un poco más caótica que la primera.

Con su cayado destrozado y sin la magia de la creencia ayudándolo era poca la velocidad de vuelo que podía alcanzar en comparación a los minutos que le tomaba ir de una ciudad a otra en el pasado por lo que llevaba unas horas flotando sobre una gran extensión de océano, sin encontrar tierra firme más allá de montículos de tierra ni siquiera tan grandes para llamarlos islas, cuando sucedió.

ᛞᛖᛋᛏᛁᚾᚩ || HijackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora