XVI

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Su corazón se hinchó de alegría cuando la mano de Yeonjun acarició su rostro, disfrutando el suave toque del mayor sobre él e inclinándose hacia éste para no perderlo. Un suspiro de decepción abandonó su boca cuando el vampiro se apartó, una parte de Soobin anhelando decirle que en realidad no quería marcharse, quería quedarse a su lado hasta que su corazón diese su último latido y él su último aliento.

Trató de alargar la despedida lo más posible. Pues, pese a la convicción que sentía respecto a alejarse del rubio para cuidar apropiadamente las heridas que había causado su rechazo, se hallaba renuente a abandonarlo para siempre. Quizás volvería en un par de semanas; quería hacerlo, regresar a Yeonjun, regresar a pesar del dolor que eso pudiese conllevar.

—Estarás bien— le aseguró el vampiro—, no te preocupes antes de tiempo.

—¿Y si es horrible?— dijo asustado—. ¿Qué haré si no me quieren con ellos?

—Soobin, no van a rechazarte, pero si quieres volver no voy a negarte la entrada. Esperaré por ti, bebé.

Los ojitos del castaño estaban cristalizados por las lágrimas. —¿De verdad lo harás?

—Hasta el fin de los días— afirmó Yeonjun. Soobin lo miró en silencio, sin comprender por qué lo que debía tranquilizarlo, estaba desgarrándolo insoportablemente por dentro.

Te amo, quiso decirle, conteniéndose ante la idea de transformar aquello en una despedida amarga que le doliese con tan solo recordar.

—Te extrañaré— dijo en cambio, porque sabía que aquello sí era algo que Yeonjun correspondería.

El vampiro esbozó una sonrisa dulce. —Yo a ti, pequeño.

¿Lo harás? ¿Pensarás en mí cada día? ¿Desearás encontrarme a tu lado cada mañana? ¿Te confundirás cuando te halles a ti mismo cocinando para alguien que ya no está contigo?

¿Esta separación te está doliendo tanto como a mí? ¿Te está destrozando tanto como a mí?

—Muérdeme— pidió Soobin, al borde del llanto—. Bebe de mí una última vez, Junnie.

El rubio sacudió la cabeza, viéndose turbado por la petición del menor. Soobin tiró de la camiseta de Yeonjun, insistiéndole sin querer hacerlo en voz alta, con la cara sonrojada por la vergüenza.

—Por favor, Junnie... Lo necesito...

Te necesito.

El vampiro inhaló hondo, los irises oscuros tornándose rápidamente rojizos bajo la mirada de Soobin, quien soltó un chillido sorprendido cuando Yeonjun asió su muñeca para atraerlo a su cuerpo, empujándolo contra su pecho, para luego hundir su rostro en el cuello del castaño y morder la piel canela descubierta que había a su disposición.

Soobin jadeó, permitiéndose sentir libremente lo que la sustancia que los colmillos secretaban hacia su sangre provocaba, aquella sensación de placer distribuyéndose por todo su cuerpo y mandándolo al más alto cielo que podía conocer.

Atrapado entre los brazos del vampiro, deseó extender aquel sentimiento lo más posible, aspirando aquel familiar aroma que hacía que su corazón palpitase errático.

Los colmillos que perforaron su piel, salieron de su carne y una lengua tierna acarició la zona mordida. Soobin se deleitó con la humedad de la lengua de Yeonjun recorriendo su cuello. Cuidándolo, sanándolo. El vampiro se separó lo suficiente como para verle de frente y besó su entrecejo, manteniendo los labios ahí por segundos que se sintieron como una eternidad.

—Nunca voy a olvidarte— musitó Soobin. El rubio le dedicó una sonrisa, una que no transmitió la paz que usualmente le brindaba al menor. Buscando un signo de tristeza, algo que en la mirada de Yeonjun estuviera implorando que se quedase, lo observó detenidamente hasta que el vampiro rompió el contacto visual.

—Adiós, Soobin.

Jamás se sintió tan desamparado como en aquel instante. Jamás pensó que Yeonjun sería el principio y el fin de lo que definía como seguro, de lo que hacía que se sintiera protegido. Sin el vampiro, era solamente un huérfano abandonado por sus padres en medio de la nada, listo para ser devorado por lobos hambrientos que le quitarían todo.

Pero nadie te arrancará de mí, Junnie.

Porque te pertenezco. Desde mi corazón hasta la sangre que éste bombea.

Despertó desorientado, mas consciente de que nuevamente era de madrugada.

4 AM.

Gruñó, desparramando sus extremidades en la cama de tal forma de acapararla por completo. No importaba cuánto tratara de olvidar al rubio, de no pensar siquiera en su nombre, de ocupar sus días con actividades y trabajo que pudiera distraerlo... Al final, cuando el cielo oscurecía y la luna brillaba junto a éste, su mente se atiborraba con memorias de Yeonjun.

En sus sueños, se veía tan nítido que era aterrador. Se sentía tan real, que había tardado dos años en poder finalmente despertar sin romperse en llanto. Añoraba aquellos años en los que ignoraba sus propios sentimientos y podía hallarse cálido junto a Yeonjun sin la necesidad de entender. Simplemente manteniéndose a su lado día y noche.

Se levantó de la cama para ir al baño, arrastrando sonoramente los pies. Cuando encendió la luz y se vio al espejo, no pudo evitar fijarse en su propio cuello descubierto, intentando atisbar aunque fuese una cicatriz de los colmillos de Yeonjun.

No estaba ahí. Por supuesto que no. Las marcas se habían desvanecido después de un par de meses, sin dejar rastro del vampiro en su cuerpo, borrando el último signo de lo que los instintos de Yeonjun habían causado.

Acarició su cuello con delicadeza, sintiéndose ridículo por poder recordar con perfección el sector en el que había sido mordido aquella vez de la despedida. Tocó con sus dedos la piel, esperando sentir al vampiro a través de ésta y decepcionándose a sí mismo cuando lo único que pudo sentir fue la piel sana y lisa bajo las yemas de sus dedos.

Te extraño, pensó, rompiéndose al evocar el recuerdo de Yeonjun, su sonrisa reconfortante, su mirada tierna, sus manos firmes que lo sostenían cuando su corazón dolía. Te extraño, pero no puedo volver. Porque debo ser fuerte para superar este amor que tú no sientes, este amor en el que tú no crees pero yo sigo sintiendo.

"Nadie te arrancará de mí, Junnie."

Ni siquiera él mismo, porque tener a Yeonjun hiriéndole, quemándole y destrozándolo por dentro, era mucho mejor que no tenerlo en lo absoluto.



¡Vamp, Junnie! ↬ YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora