Las reuniones de la organización siempre se realizaban en el sótano de su casa. Y existían dos accesos para llegar hacia él; uno desde el interior y otro desde el patio trasero.
Con la excusa de desear mantener su vida privada y la de la organización separadas, le explicó a Kaiser y a sus compañeros que la entrada sería exclusivamente desde el exterior, que había un baño al final del pasillo en el sótano y que si deseaban comida, no tenía problema en ir a buscar a su cocina las veces que fuesen necesarias. Pero a mi casa, específico Yongsun, con su sonrisa carismática y su rostro dulce, nadie entra.
Y quizás debió mencionar un detalle más importante aún.
Nadie sale.
Con el pomo de la puerta todavía en la mano, dejó un suspiro salir de sus labios, cuando sus ojos se posaron sobre el pequeño charco de sangre que ensuciaba el suelo pulcro de su cocina.
Cerró con llave la puerta trasera de su casa, y deshaciéndose de su chaqueta y de su bolso, Yongsun se hizo camino hacia el pasillo que conectaba las habitaciones.
El suelo era una fila de gotitas de sangre y se fue preparando mentalmente para una noche larga. Pues hacía tiempo que el experimento no fallaba de esa manera, y el que lo hiciera ahora, sólo significaba que estaban retrocediendo en la investigación. Su mano delgada se apoyó en la pared cuando observó, con un poco de náuseas, al muchacho de cabello blanquecino, sujetar su estómago mientras yacía tirado sobre la alfombra de su sala de estar.
Tan desastroso como siempre...
—Yongsun...— le llamó, en un hilo de voz, con un brazo extendido hacia ella para pedir auxilio. En su opinión, no había nada más grotesco que ver a ese adefesio, mal formado, pedir ayuda, cuando su único objetivo era ser perfecto.
Pero ya no faltaba mucho para conseguirlo ¿no?
Se hizo con el botiquín de emergencias y con unos cuantos remedios que su padre solía usar para equilibrar el estado del experimento. Lo sostuvo para acomodarlo en el sofá, y con cuidado de no herirlo, limpió la sangre que caía de su boca y le ordenó beber el medicamento necesario para que se recuperara.
—Vas a estar bien— susurró Yongsun, secando el sudor de su frente y dándole una sonrisa reconfortante, que esperaba fuese suficiente para que el muchacho detuviese su llanto.
Pronto vas a estar bien. Y serás perfecto.
Justo como mi padre deseaba.
Justo como ha de ser.
Cerró el botiquín y se dispuso a retirarse cuando notó que el muchacho estaba finalmente dormido, viéndose interrumpida cuando el timbre de la entrada sonó.
Mierda...
Cogió una de las mantas que descansaban en la parte superior del armario y la usó para cubrir el cuerpo del muchacho, sosteniéndole para que ninguna extremidad sobresaliera. Dando un paso hacia atrás para verificar que estaba bien oculto, se dirigió a la puerta y la abrió, con la sensación de tener el corazón en la boca de la garganta.
Kaiser le sonrió desde el otro lado del umbral.
—¿Kai? ¿Qué haces aquí tan tarde?— preguntó en voz baja, avanzando hacia él y entrecerrando la puerta detrás de sí.
—Sé que no debí haberme presentado de la nada. Pero te llamé y tu teléfono me mandó al buzón... Lo siento— se disculpó, conociendo a la perfección lo mucho que a Yongsun le gustaba alejar su privacidad de la organización—. Necesitaba hablarte.
—¿Ocurrió algo?
—Pues... me voy a ir por un tiempo— Los ojos de Yongsun se ampliaron expresando sorpresa—. No será por mucho. Y prometo que volveré pero... Mientras tanto, necesito que te hagas cargo de la organización.
—¿Adónde irás?
Kaiser se encogió de hombros. —Es un secreto.
Guardó silencio y Yongsun lo observó. Sintiendo cómo un presentimiento se iba haciendo cargo, le fue imposible contener su creciente curiosidad. —¿Irás con el nuevo?
—¿Te refieres a Bin?— Yongsun asintió—. Pues... sí. Así que si no se aparece en las reuniones, no te sorprendas.
—Ese niño te tiene atado a su meñique ¿no es así?
—No digas tonterías— carraspeó, pero aún en la noche, el sutil sonrojo en sus mejillas fue visible—. Es sólo una cosa sin importancia.
—Claro...— dijo sarcástica, curvando una de las comisuras de sus labios—. Bueno. Cuídate... y recuerda llevar tu comunicador.
—Nunca lo olvido. Nos vemos pronto, Yongsun.
—Hasta pronto, Kai— se despidió, viendo una última vez la sonrisa serena en el rostro del pelirrojo, antes de retirarse hacia su motocicleta.
La presión en su pecho se desvaneció al verle marchar, regresando al interior de su casa y descubriendo al muchacho de cabello blanquecino, que continuaba durmiendo profundamente en su acolchado sofá.
Faltaba poco...
Poco para que su experimento estuviera completo.
Se dirigió a su oficina, en la segunda planta de su acogedor hogar, esbozando una sonrisa triunfante cuando la carpeta relució sobre su escritorio. El nombre de Kim Soobin escrito en negrita en la primera página.
Cuando Yongsun lo vio entrar a su sótano aquel día lejano, en el que Kaiser dio el aviso de que un nuevo integrante se estaba uniendo a la organización, le generó mala espina.
Y su sexto sentido no estaba equivocado, hallando después de unos meses, que el chico carecía de un pasado legal. Como si solamente hubiera aparecido de pronto, de la nada, con dinero en efectivo y un departamento en el centro que estuvo deshabitado por tanto tiempo.
Había algo raro en él y no fue capaz de ignorarlo. Quizás era su propia necesidad por encontrar al híbrido del que hablaban después de la guerra, pero tras descubrir quién era el verdadero Kim Soobin, comprendió que su instinto jamás fallaba.
Especialmente ahora.
—Se dirige al bosque— habló Moonbyul a través del comunicador. Yongsun se relamió los labios, impaciente por lo que se hallaba cada vez más alcance de sus dedos. Indicándole que podía dejar de seguir a Kaiser, abandonó el comunicador nuevamente sobre la superficie del escritorio.
Sólo quedaba esperar... Si su padre había acertado en todo, el nido del híbrido debía hallarse en alguna parte de aquel gran bosque, y su conexión con Soobin, debía ser considerablemente fuerte, como para no haberse alimentado de él durante tales largos años.
Además, si su corazonada estaba correcta, el híbrido no dudaría en caer en su trampa si se trataba de Soobin estando en peligro.
Dios... Poner en peligro a su hermano no era precisamente su opción favorita. Pero era la única manera para atraer al híbrido. Y si sus padres ya habían hecho el sacrificio por el bien la investigación, de abandonar su hijo en medio del bosque, Yongsun también tendría que aprender a hacer sacrificios, aún si eso significaba un riesgo mayor para Soobin.
El experimento necesitaba ser completado de una forma u otra.
Y faltaba poco...
Tan poco...
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¡Vamp, Junnie! ↬ Yeonbin
Fanfiction"Tus colmillos no son aterradores. ¡Pareces un gatito!" autoría original @myonlyway