Ｓｉｇｎｏｓ (𝕐𝕦𝕄𝕒𝕣𝕜)

◎ No va a suceder con él 🚌

Íbamos de regreso a casa. Bueno, usando el autobús ya que habíamos salido al centro comercial. Mark me enseñó sus lugares preferidos para comprar peluches, como me mencionó tenía una colección extensa de al menos 250 ejemplares. Desde que tenía 8 años, desarrolló una afinidad con ellos.

Comimos unos emparedados, él extrañamente colocaba catsup entre la mezcla de verduras y lo remojaba todo entre Chile Chipotle. Era divertido ver sus costumbres alimenticias, porque mucho antes me advirtió que tenía algunos gustos muy raros que extrañaban a su familia. Pero a mí no me importa, no es mejor que mi agrado al deleitar un exquisito pai de manzana, con queso amarillo gratinado encima, no sé cómo le explicaré eso.

Cuándo estábamos en la última vuelta que resultaba cerca de su casa es que noté que esa sepulcral falta de conversación se debía a que estaba dormido. Completamente en el séptimo sueño, mientras recargaba la cabeza con una mano para que esta no rebotará sobre la ventana del vehículo.

Removiendose es que terminó sobre mi hombro de forma chueca y brusca, pero eso no fue impedimento para que sintiera mi corazón desbocarse de mi pecho. No soy del tipo desesperado, pero con mi perdón, estos han sido meses difíciles.

Yo solía tener una relación hermosa con Lisa. Ella es pastelera y me obsequiaba magdalenas con sonrisas de crema batida encima, por las noches realizabamos viajes espontáneos a la lavandería y luego a los bolos. Un par de ocasiones sus vestidos de tonalidades extravagantes decoloraban mis camisas blancas de trabajo, ella reía como una chiquilla por eso. Y en los bolos me superaba con cada tiro por mucho. Por un momento pensé que tal vez sería la indicada, pero todo cambió de imprevisto.

A veces es estresante no encontrar una razón en particular, sería más fácil sentirse mejor así. Tal vez una infidelidad o una gran oferta de trabajo que llevó a cualquiera de los dos al otro lado del país, causando que no pudiéramos vernos. Pero no, no hubo nada de eso, solo dos personas que después de un tiempo no tuvieron más sentimientos el uno con el otro. Es algo que me aterra de las relaciones personales, nada te garantiza que al día siguiente te sientas diferente con alguien, que de repente el aire que comparten es engorroso y seco. Todavía pienso en ella, pero en una emoción nostálgica más que enamorada o despechada.

Me repetí a mí mismo, esto no va a suceder con él. No debe de. Y no sé si fue una señal celestial o solo un impulso del chico amoroso a lado de mí, pero extendió un brazo y lo colocó sobre mi estómago, atrayendo mi torso con fuerza. Reí, esto parecía una fantasía diseñada especialmente para el Yuta temeroso de las interacciones sociales.

Tan pronto como durmió y como me envolvió en un abrazo, despertó sobresaltado, observando por la ventana.

'No te preocupes, aún falta un poco para que lleguemos'.

"No estaba preocupado".

Ahora esto era lo hacíamos, ver por la ventana y contar los árboles hasta nuestra llegada. Cada vez que había un auto amarillo entre el montón él me lo señalaba con destreza y me daba un guiño.

En el momento propio de calma es que me armé de valor. Coloque una mano sobre su hombro y él entendiendo de inmediato me extendió el pizarrón que no dejaba su brazo cada vez que nos encontrábamos.

'Quería invitarte a un lado'.

Sus ojos destellaron. "Claro, lo amaría… ¿a dónde?"

'Es un proyecto que mis primos llevarán a cabo, es de reforestación, plantar árboles'.

"¿Cuándo?"

'La próxima semana'. Hubo una pausa, no sabía si escribirlo, pero suspiré y él lo vió en mi rostro. 'Quiero que sea una cita. Una cita oficial y propia, contigo'.

Sus ojos eran hermosos, de un matiz cálido y ahora mismo una capa de barniz reluciente parecía cubrirlos, creando fulgores entre la vista de las calles y nuestras manos, que recargados abajo sobre nuestros regazos estaban sutilmente unidas.

"Cuenta conmigo".

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