Ivy es una estudiante que sueña recurrentemente con un chico que aún no conoce, pero jura que lo hará, eventualmente.
Rune es su compañero que sigue pensando en su chica de las estrellas, una que conoció cuando tenía diez años y ha sido la única que...
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"I said real love Is like feelin' no fear When you're standin' in the face of danger 'Cause you just want it so much"
—Lana Del Rey, Cherry
IVY
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Desde que tengo memoria, hablar sobre mí se ha convertido en una especie de tortura física y emocional. Llevo la mayor, sino toda mi vida fingiendo y mintiendo a los demás como si se tratara de algún papel de teatro que debo sacar a luz para seguir protegiéndome del dolor que me causa recordar y también el no hacerlo, que es todavía más difícil. Ha sido cansador, casi devastador para mi personalidad que creo que se mantiene en pie gracias a los pequeños hilos que mueven mis muñecas y que tiran de mi sonrisa.
He escuchado durante muchos años varios comentarios al respecto como el que soy una olla a presión a punto de reventar. Creo que esa sería la definición constante de mi estado en general. Solo que no parece reventar casi nunca. Pese a que introduzco y guardo en ella cada una de las palabras que callo y todos los pensamientos que evito.
Pero la madre de Rune logró hacerme hablar y sacar mis pensamientos y recuerdos a flote. No sé si me motivó el hecho de que estuviera en una casa ajena y no hay quién de mi familia que me juzgue por lo que dije o porque yo misma me siento como si tuviese un abrigo encima cada vez que tengo frío al estar en presencia de dos maravillosas personas que han hecho muy feliz mi día. Quizás más la segunda cosa que la otra. Hay una comodidad particular en esta casa, en estas personas y en la forma en la que me siento libre. Sin ataduras en mis muñecas ni hilos que tiren de mí. No hay escenario ni papel que fingir. Solo yo y este momento que tengo el presentimiento de estar almacenando muy cuidadosamente en mi memoria como un recuerdo feliz que repetir cuando se necesite.
