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"And I try my best
To prove that nothing's out to get you"—Hayley Heynderickx, The Bug Collector
IVY, 9 años
Recostada en el césped del jardín de nuestra casa, mi abuela pasea podando lo necesario para que el rosal que adora se vea todavía más espectacular desde la calle. Algunas veces ha pasado gente y ha robado de sus flores y no entiendo porqué mi abuela no se enoja con ellos como yo. Creo que es bastante injusto que todo lo que ella se esfuerza en sus rosas sean arrebatadas de su rosal así como si nada, como si no valieran cada tarde que pasamos juntas aquí.
Ayer nos han robado dos de sus preferidas, las rosas rojas.
—Abuela, ya no quiero que nos quiten más flores —me quejo mientras me da la espalda para terminar de podar algunas matas que han crecido en medio y perturban la vista.
—Pero nunca han sido nuestras, mi niña —me responde con toda la calma que lleva dentro de sí.
—¡¿Cómo que no?!—me ofendo —. Si las cuidamos todos los días y están en nuestra casa —alego.
Ella se ríe, como cada vez que le discuto.
—Nosotras solo hemos plantado sus semillas, les hemos dado un hogar donde florecer —me explica, girándose hacia mí y sentándose con esfuerzo a mi lado—. Siempre han sido de sí mismas, y si las hemos cuidado todo este tiempo, es porque nos encanta verlas florecidas, ¿verdad?
—Sí —contesto aún enfadada.
—No debemos ejercer poder sobre tales bellezas. Debemos permitir que los demás también las admiren, y si las cortan, morirán, pero algo habrán vivido —sonríe y me pega su rostro a la frente como un beso silencioso—. Es lo importante. Que se les dé su momento especial, como merecen. No deben vivir aprisionadas, no nacieron libres para que supongamos que todo este tiempo han sido más nuestras que de ellas, pues si no quisieran, no nos saludarían de la forma en que hacen.
El viento sopla con fuerza sacudiendo los árboles frutales de mi abuela, las flores y las plantas. En este momento me parece que apoyan lo que mi abuela dijo, pero quizás alucino de tanto ver Harry Potter. No creo que la magia exista. Menos que la naturaleza me responda.
Mi abuela pone una gentil mano sobre mi mejilla y me regala un ruidoso beso en la frente. Sin apartarse me dice:
—Eres una rosa preciosa, mi niña —se aleja para verme a los ojos—. Pálida como una de color blanco, con espinas protectoras como bordes de estrellas y un brillo tranquilo como el de la luna. No olvides nunca que siempre has sido solo tuya y mereces florecer en donde te cuiden tanto como tú lo haces con los demás.
Me la quedo mirando sin entender a qué viene la charla e intentando responder con algo. Pero no me sale nada de entre mis labios y el cielo se nubla tanto como la expresión de mi abuela. Cambió.
—Es hora de tomar té —anuncia mientras se levanta del césped con su mandil de jardinería, y los ojos brillosos—. Te espero dentro, pondré a calentar el agua.
Y yo sé que en realidad va directo a su baño a tomar una pastilla más. Siento que algo malo hice, que es mi culpa de nuevo que recurra a sobrepasarse con sus medicamentos, pero se da vuelta en la puerta y me sonríe.
No creo que sea mi culpa, ¿o sí? Ella es así...
Nota de autora
Helloooooo, no saben lo que dolió pensar en esta parte porque fue una guerra intentar que se mostrara la perspectiva de Ivy sobre su abuela sin que fuera dolorosa porque pese a ser una niña era muy consciente de varias cosas que sucedían en su hogar desde temprana edad y es triste ver cómo influyen tanto en ella.
Me causa lástima que su abuela siempre haya sido una persona que daba señales y la preparaba para su muerte 🥹
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La calle de las canciones
Teen FictionIvy es una estudiante que sueña recurrentemente con un chico que aún no conoce, pero jura que lo hará, eventualmente. Rune es su compañero que sigue pensando en su chica de las estrellas, una que conoció cuando tenía diez años y ha sido la única que...