Día cuatro

7.5K 419 629
                                    

Al día siguiente Aquino se despertó más caprichoso de costumbre. No quería separarse de Duxo ni por un segundo, se tuvo que saltear el supresor del desayuno y merienda porque Aquino observaba todo lo que todo lo que hacía y si lo veía con un supresor empezaría a llorar para no tomarlo, incluso ni siquiera lo dejo solo para poder bañarse, literalmente el menor lo espero sentado en la tapa del inodoro.

Ni siquiera hacer sus tareas lo deja, pues desde que se levantó Aquino tuvo la manía de sentarse en sus piernas todo el tiempo, no entendía a que se debía eso pero le estaba empezando a molestar. No podía hacer nada sin que Aquino lo estuviera siguiendo y su paciencia se estaba acabando.

Ahora mismo estaba acostado en la cama con Aquino sobre él, estaba dormido pues lo convenció de dormir una siesta para que el pudiera seguir con sus tareas, de forma lenta quitó su brazo que el castaño estaba usando como almohada y se levantó de la cama de la misma manera. Salió de la habitación y arrimó la puerta, fue hasta el cuarto de invitados y tomo su mochila para después dirigirse a la cocina para ponerse a estudiar de una ves.

Puta madre, cada vez que los días pasaban el cuidar a Aquino se volvió más tedioso y pesado, soportar berrinches no era lo suyo. Agradecía que todavía no haya presentado alguna acción sexual, lo único "intimo" que compartían era dormir en la misma cama y besitos en la mejilla, todavía no tenían alguna interacción sexual y Duxo no estaba mentalmente preparado para eso.

Aquino era su mejor amigo hace años y por más que este en celo no podría ayudarlo de esa manera, una cosa era ver su cuerpo desnudo cuando lo bañaba y otra era verlo de forma sexual. No podía ver a su reservado amigo como algo sexual, no podría ayudarlo a satisfacer su deseo sexual que llegaría en algún momento.

Sabía que eso pasaría dentro de poco pues el departamento entero olía a pay de miel, el aroma era simplemente dulce y embriagador, el aroma de su amigo estaba impregnado en su ropa y en él, sumado a que estaba mucho más cariñoso que antes. Dios, ¿Cómo haría para cuando ese momento llegue? Porque no creía que Aquino quisiera usar sus... juguetes.

Además parecía que odiaba a Rinny, cada vez que venía a entregarle las tareas, Aquino le gruñía y se comportaba de una forma completamente posesiva. Incluso llegó a morderle el cuello cuando estaba distraído, todavía tenía los pequeños colmillos de Aquino marcados en su piel blanca.

Habían pasado casi dos horas y todavía no terminó, le faltaba poco pero quería terminar todo antes de las ocho de la noche pues a esa hora Rinny pasaba a buscar su tarea para llevarla a la universidad al día siguiente.

—Alfa...— La adormilada voz de Aquino lo hizo suspirar de cansancio.

—¿Qué pasa, Aquinito?

El omega se acercó—Mimos...

—Ahora no, estoy ocupado Aquino—Dijo para volver a su tarea.

El omega hizo un puchero—Pero alfa...

—Aquino, estoy ocupado ahora—Suspiro— Más tarde te doy los mimos que quieras, ¿si?

—¡No! ¡Ahora!— Gritó frunciendo el ceño.

—Aquino— Advirtió—Basta.

—¡Mimos, alfa! ¡Ahora!

¡Te dije que no!— Grito usando su voz de mando logrando que Aquino se encogiera en su sitio—¡Estoy ocupado!

Aquino se encogió en su sitio debido al miedo, sintió sus ojos picar y al poco tiempo sus mejillas se inundaron de lágrimas llorando en silencio. Duxo relajó sus facciones y al darse cuenta de lo que hizo el pánico se instaló en su pecho.

◜ރ Cuidando a Aquino ރ◝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora