8: Revelaciones inesperadas

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El aire estaba cargado de tensión cuando abrí la caja. Mis manos temblaban ligeramente mientras retiraba el candado y dejaba la tapa a un lado. Mi corazón latía con fuerza, como un tambor, mientras observaba lo que había dentro.

En el centro, había una fotografía antigua en blanco y negro. En ella, una mujer con un vestido que parecía de otra época sostenía a un bebé en sus brazos. La mujer tenía una corona en la cabeza, y en esa corona, justo en el centro, había un símbolo de reloj. Mis ojos se abrieron de par en par al reconocer ese símbolo del pergamino que encontré en la biblioteca. ¿Qué significaba todo esto?

Aparté la foto con cuidado y encontré más cosas en la caja. Había un diario, amarillento por el tiempo, con páginas llenas de escritura a mano. Empecé a leerlo ansiosamente. El diario pertenecía a alguien llamado Elena Steelheart, una de los integrantes de la familia. Sus palabras narraban historias increíbles de aventuras mágicas y poderes extraordinarios.

Mientras leía, me enteré de que los Steelheart no solo poseían el reloj, sino que también tenían la capacidad de controlar el tiempo a su alrededor. Cada generación pasaba sus conocimientos a la siguiente, y la historia que estaba descubriendo era una mezcla de poder, amor y tragedia. Pero lo más importante era que esa historia estaba conectada conmigo.

Me sumergí aún más en el diario, descubriendo los secretos más oscuros de la familia Steelheart. Mis emociones eran un torbellino de sorpresa, incredulidad y miedo. ¿Qué significaba todo esto para mí? ¿Cómo encajaba en esta historia? Estaba emocionada por las respuestas, pero también asustada por las implicaciones de mi linaje.

La caja también contenía objetos antiguos y joyas con el mismo símbolo del reloj. Estaba claro que mis padres habían estado ocultando algo importante. Era hora de confrontarlos con la verdad y despejar todas las dudas que habían estado persiguiéndome.

Fue una noche muy larga, pero el amanecer comenzaba a teñir el cielo de tonos dorados cuando finalmente decidí levantarme. Sabía que tenía que compartir todo lo que había descubierto con Margarita. Ella podría ser la clave para desentrañar estos secretos familiares.

Mientras bajaba las escaleras, mis pasos eran apenas un susurro en la casa silenciosa. Llegué a la cocina, un vaso de leche me reconfortó mientras pensaba en todo lo que debía contarle a Margarita. Con determinación, me dirigí hacia su casa, con la esperanza de que ella pudiera arrojar algo de luz sobre este enigma que había llegado a mi vida.

Al llegar a la casa de Margarita, me detuve frente a la puerta con la caja en mis manos y el corazón latiéndome con fuerza. Sabía que esto era un paso crucial en mi búsqueda de respuestas. Toqué el timbre y, después de unos momentos, Margarita abrió la puerta.

Su rostro, iluminado por la sorpresa, cambió a uno de preocupación cuando vio la expresión seria en mi semblante. Sin decir palabra, me invitó a entrar y le entregué la caja. Con manos temblorosas, abrí la tapa y revelé su contenido.

Margarita observó los objetos con asombro. La imagen de la bebé en los brazos de una mujer con una corona que tenía un símbolo de reloj, junto con otras reliquias que habían pertenecido a mi familia, y las anotaciones que yo había encontrado, todo parecía formar parte de una historia extraordinaria. La atmósfera en la habitación se llenó de una energía palpable mientras Margarita estudiaba cada detalle.

Finalmente, levantó la vista hacia mí y sus ojos centellearon de emoción. —Isabell, lo que has descubierto es increíble. Esto podría cambiarlo todo. Pero primero, tenemos que profundizar en estas pistas y comprender la historia completa. Ven, siéntate, hablemos de lo que sabemos hasta ahora. —Su voz resonó con una mezcla de anticipación y determinación mientras comenzábamos a explorar los misteriosos secretos que había desenterrado.

El Enigma Del RelojOnde histórias criam vida. Descubra agora