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-Estoy tan feliz que hayan resuelto la rebelión de esa nación sin dios, fue difícil y se llevo la vida de mortales, iluminados y dioses, pero valoramos eso y serán recompensados.

Con una sola mano se podía contar a los arcontes sobrevivientes, cansados y adoloridos por la perdida en el combate. Tal vez Morax, de los dioses más antiguos en Teyvat, era el más acostumbrado a batallar pero aun asi no era algo que le gustara.

Pero ahora tenía intriga, intriga del paradero de Barbatos, el arconte de la nación vecina a Liyue. No supo más de él desde que se separaron en Khaenri’ah y Celestia no habia confirmado su muerte aun… era su amigo pero entendía los limites que este tenía y su poder, no sería extraño que cayera en batalla aunque si doloroso y para nada agradable.

-Morax, pareces pensativo ¿acaso divagas en Barbatos?

La mujer de ojos ámbar se acerco solo un poco al rey de la roca y continúo flotando.

-Sí, me parece confuso no verlo aquí y mas sin una confirmación de su perecimiento.

-Es verdad, por poco y lo olvido, Barbatos… mi pieza reina… ha sido corrompido por la sangre de Durin, un primordial modificado por una bruja de Khaenri’ah.

El desconcierto en el rostro de los arcontes era casi un goce para la peliblanca, mas no se burlo de ellos, pues Barbatos le agradaba y mucho.

-Si es asi, iré ahora mismo para eliminarlo, no será un problema.

La apenas nombrada Shogun Ei, no dudo en tomar  su espada con firmeza, no le temblaría el pulso para matar a un dios ya corrompido, tenía  experiencia en ello.

-Baal, Celestia no te autorizo a ello… nueva arconte electro, baja esa arma… no lo repetiré.

El gruñido grave de Morax dejo en alerta al recién coronado arconte de Inazuma, la cual por poco respondió de la misma forma hacia su contraparte geo.

-Morax, Baal… no busquen una pelea ahora mismo. Déjenme explicarle lo sucedido.

Tras lo dicho, la ciudad flotante de Celestia se movió hacia las cercanías de Mondstadt, precisamente a las montañas nevadas donde tiempo atrás, la misma Celestia elimino la antigua población.

-Barbatos junto a Dvalin, defendieron su nación de un corrompido Durin. Por la información que tenemos, fue un poco difícil para el arconte anemo y entre el cansancio mezclado con dolor, pudo eliminar al dragón pero terminando malherido, corrompido y agonizante.

Un espejo hexagonal se alzo frente los cuatro arcontes presentes, mostrando el cadáver de Durin en medio de la montaña.

-Barbatos suele dormir y por ello es quien menos corrosión tuvo con los años, pero ahora cayó en ella, junto a su dragón.

La imagen de Dvalin devorando los restos del cadáver del dragón corrompido, dejaba en asombro a los observadores, pero uno de ellos presto más atención a un pequeño cuerpo con plumaje blanco, descansando en el lomo de la criatura.

-¿Barbatos?

Morax no podría asimilar tal hecho, que esa figura herida y temblorosa, era el mismo Barbatos que conocía.

-¿Qué plan tiene para eliminarlo?

-Zarisa, creo que no entiendes, nadie eliminara a Barbatos… él aun es un arconte, no hay ningún otro dios en Mondstadt y la verdad…deseo ver como evoluciona, un dios que no desea guerras, sangre o conflictos, ahora corrompido, deseo saber cómo será el destino de la nación del viento con un arconte asi.

Un conejillo, a ojos de los arcontes, Celestia usaría a Barbatos como este hasta que se cansen y lo maten.

-Aunque ahora tenemos en el panorama a una intrusa, no evitare nada su accionar, después de todo… tengo su otra mitad.

Nameless LibertyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora