TROIS

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Barbatos y Morax terminaron de ducharse, incluso el primero de estos era muy insistente en mantenerse cerca del arconte geo. La vestimenta del gobernante de Mondstadt fue otra, una mas abrigada para que este regresara a Vindagnyr junto al recién nacido, que luego de ser alimentado y bien vestido, se le coloco una visión recién creada por Rex Lapis.

Si de verdad el arconte anemo se quedaría con el niño, de esta manera le daría un seguro extra para permanecer junto al dios.

-Sr. Barbatos, hemos colocado biberones con leche y otros alimentos para que el…su hijo este bien alimentado y lo pueda cuidar.

-Barbatos esto, Barbatos aquello…Barbatos, Barbatos, no me gusta para nada ese nombre.

La poca tranquilidad o calma que Morax imagino que Barbatos tenia, ahora parecía haber desaparecido solo por la mención de su nombre original. Estaba molesto, solo porque usaran su nombre, debía detener que el arconte anemo sea un caprichoso.

-Ven, gracias a todos, pueden retirarse, me encargare de él desde ahora.

Los adeptus asintieron, para retirarse para seguir ayudando y trabajando con los demás en los cuidados de la nación. El arconte geo llevo a su homónimo anemo a tomar asiento, seguía pegado al niño rubio.

-No debes enojarte o reaccionar asi por tu nombre.

- Pe-Pero… siento tan raro que me llamen asi,

-Tienes otro nombre, uno que elegiste hace mucho.

-¿De verdad? Dime ¿Cuál es?

-Lo hare pero con una condición.

-¿Una condición? ¿Qué es eso?

-Te pediré algo a cambio de darte tu nombre, podría decir que es como una promesa.

-Sí, acepto cualquier promesa, dime.

-Promete que me obedecerás cuando lo diga, hay cosas que olvidaste y hay gente que te ayudara, te llevare con ellos en el momento necesario… Dejame que use  tu nombre de dios para calmar a quienes te siguen.

Barbatos se quedo mudo, su mente tenia estaba llena de densas nubes que no le dejaban recordar pero no negaba que necesitaba del castaño y aun mas ahora con ese pequeño que cuidaba ahora.

-Sí, si te hare caso, eres mi amigo… un amigo no haría nada malo.

-Gracias… Venti.

-¿Venti?

-Venti es el nombre que elegiste hace mucho tiempo, pero solo se los has dicho a pocos amigos, todo el mundo te conoce como Barbatos.

-Entonces… tu me dirás Venti ¿Cierto? Albedo tambien me dirá asi cuando pueda hablar o quizás me diga mamá ¿cierto?

-Él te dirá como a ti te guste y si, te llamare Venti.

La sonrisa del arconte anemo era muy brillante, estaba muy feliz y tambien se lo demostraba al rubio pequeño con besos en las mejillas. Morax le calmo, para llevarlo de regreso a Vindagnyr para preparar el lugar donde desde ahora “Gobernaría” Mondstadt.  Aunque en las frías montañas habia un poco de cosas que Venti podría usar para alimentarse y enviarían lo necesario para el pequeño.

Paso a paso, ambos arcontes avanzaron por el camino hacia la vieja ciudad, pero un llanto detuvo el paso de los dioses. Barbatos miro al niño en sus brazos, que permanecía dormido entre sus brazos y con el pequeño asi, siguió el llanto hasta ver un par de cajas y frazadas abandonadas.

-Morax, cuídalo.

Entrego a Albedo en brazos del castaño y camino hacia las cajas, donde entre las mantas, para sorpresa del arconte anemo, se encontraba un bebé similar al niño que su amigo tenia. No tardo en tomarlo en brazos para cubrirle y acercarse a Morax.

Nameless LibertyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora