CINQ

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-Gordi y Tobi ¿Vivirán aquí tambien?

-Asi es, ambos están aquí para ayudarte en lo que necesites. Gordi mantendrá la limpieza de la finca y ayudara con los gemelos, mientras que Tobi puede transportarse entre Liyue y aquí para traer lo que necesites, ambos cocinan bien y son de gran ayuda. Madam Ping los creo exclusivamente para asistirte, asi que no te preocupes.

-Oh, no me molesta, de hecho son lindos, son unos niños muy agradables.

Aunque ambos “Pinzones” no fueran muy parlanchines, apenas fueron liberados de la esfera de cristal, comenzaron a organizar todo.

-¿Cómo has estados estos días?

Para el rey de la roca, los días fueron extrañamente raros, en un principio Venti parecía estar demasiado pegado a su persona e incluso habia actuado infantilmente pero en los días que se fue no hubo ni un simple llamado de parte del dios de los vientos. Pero ahora no era el momento para hacerle preguntas ya que deseaba regresar sin retraso a su nación.

-Aprendí muchas cosas de los bebés, aunque ellos duermen mucho y tambien comen mucho… creo que ya se acabara la leche que enviaste.

-Ya veo, Tobi, mas tarde ve a conseguir más botellas de leche y Venti, si necesitas más cosas dile. Gordi, por favor cuida de los niños y explora la finca, Ven, hablemos un poco.

El castaño tomo la mano del menor para llevarle hacia la cercanía de la chimenea, donde la lecha encendida calentaba el lugar.

-Preguntare nuevamente ¿Cómo has estado?

-… estoy bien, mi cuerpo no se siente raro pero mi cabeza duele a veces cuando trato de recordar cosas.

-No es necesario que te obligues a recordar, en todo caso solo necesitas ayuda. Por el momento debes esperar, tu pueblo esta recuperándose de las secuelas del ataque sufrido por Durin y están celebrando la despedida de los fallecidos en batalla.

-¿Eh? Pero, entonces debería ir ¿Cierto? Si soy el arconte tendría que ir con ellos para ayudarlos.

-En persona no necesitas ir, pero puedes hacer algo.

-¿Qué es?

-Bendecirlos con tus vientos, aunque es peligroso que no controles tu poder, creo que podrás hacerlo y… cantarles.

-¿Cantar?

-Existe una canción, me hablaste de ella e incluso escribiste la misma como un regalo, la traje para probar si podías recordar algo pero tal vez   funcione mejor en este momento para tu gente.

-Entiendo, entonces ¿Cuándo vamos?

-Ahora mismo.

- ¿Eh, ahora?

-Albedo y Dorian estarán a cuidado del espíritu adeptico, no te preocupes por nada ¿Crees que dejaría que algo le sucediera a… nuestros hijos?

La cantarina risa de Barbatos no tardo en resonar en la sala, si algo de todo el ser corrupto que era el dios del viento no habia cambiado, era su risa y era algo que Morax adoraba. No contradijo al patrono de los contratos y acepto ir, Venti necesitaba conocer la ciudad que tanto ama o al menos de esa forma le expresaba su amigo.

Dvalin habia estado dormido durante varios días, no quería que le siguiera por lo cual dejo algunas palabras escritas en la nieve con una piedras, tambien necesitaba información para saber de qué manera le podría ayudar para que no siguiera tan contaminado.

-¿De verdad crees que estará bien que yo esté en las cercanías de la ciudad?

-Ellos confían su seguridad a ti, aunque perdieron varios caballeros fuiste tú junto a Dvalin que terminaron con la vida de Durin… ellos seguro lo saben y están agradecidos en el fondo a pesar del dolor.

-De verdad… ¿De verdad ellos pensaran asi? No tengo recuerdos claros o son casi nulos.

-Venti, dije que me encargare de todo, ten, lee esto mientras descendemos.

Como solicito el castaño, Barbatos tomo el pergamino para comenzar a leerlo, la letra era realmente de su propia mano y el solo leer los versos llenaban su pecho de un cálido sentimiento y a la vez tristeza ¿Por qué tuvo que terminar asi? Sin recuerdos que seguro debía querer mucho pero ahora no tenía ni una pista de ellos ¿Podía recuperarlos con ayuda de Morax? Ante la cara pensativa del menor, el dios de la roca se acerco para tomarlo en brazos, no solo para llegar más rápido sino para calmar al más joven.

-Por ahora no pienses mucho, aun hay tiempo para que recuerdes todo ¿Confías en mi?

Barbatos asintió y se recargo contra el pecho del mayor, mientras seguía leyendo el pergamino con cuidado, tratando de asimilar las melodías que debían acordar con las letras. Tomo unos minutos llegar en la cercanía del primer asentamiento de mortales, estaban reconstruyendo algunas zonas o colocando campamentos temporales para los refugiados. Unos cientos de km mas, llego a la zona de Levantaviento, el gran árbol de Venessa permanecía intacto de ataques, rodeado de varios espíritus de vientos.

Venti se bajo de los brazos del dios de la roca y miro la estatua de los siete, era su figura, sus alas, su rostro y cabello… estaba anonadado, pero lo que más intriga le causaba era el árbol, se acerco para posar la mano en este y sintió un gran remolino de sentimientos en el pecho, al nivel de casi desvanecerse y ser sostenido por el mayor.

-¡Venti!

Palmeo el rostro del menor, este permanecía con el rostro alterado, la respiración pesada y con pequeños temblores, una gran cantidad de imágenes atravesaron la mente del peliazul.

-¡Mirame, Venti!

Morax sintió desesperación, se arrodillo para sostener el cuerpo del menor y calmarle. La hiperventilación del peliazul permanecía, sus ojos estaban llenándose de lágrimas y asusto a Rex Lapis.  Elevo el mentón del dios del viento para besarle y ayudar a regular su respiración, calmarlo para que recuperara su sentido. Tras unos segundos de mantener los labios unidos junto al dios menor, se aparto al notar lo calmado de este… mantenía los ojos cerrados pero tenía el rostro rojo.

-¿Venti?

-Es-Estoy bien.

Con cuidado el arconte anemo se aparto de los brazos del mayor, sentía el corazón desboscado, estaba acelerado y sentía el rostro muy rojo. Morax aun sentía inquietud del estado del menor, seguramente ese árbol le habia causado un gran shock de memorias.

-Podemos regresar a la finca.

-No, no… necesito hacer esto, por ellos y por mí. Aquí… ¿Aquí podrán escucharme desde aquí?

-Este lugar es el mejor de todos.

Ante lo mencionado, el dios anemo asintió y se mantuvo cerca del árbol, en un suave movimiento, su lira apareció entre sus manos. En el pensamiento del mayor, era curioso que Der Himmel  apareciera tan rápido ¿Sucedió días atrás o acababa de recordar la existencia de la lira sagrada? No era momento para llenar de cuestionamientos al menor, simplemente permaneció a un lado de este, que lentamente comenzó a tocar cada cuerda con ligereza y producir una hermosa melodía, digna de él.




“Como cantar
Canciones de alegría,
En un territorio devastado

Como no sentir un
Gran sufrimiento,
Si los dioses nos
Han abandonado

Las buenas canciones
Ya no son apreciadas,
Los sueños se desvanecen
Como hojas marchitas

En tiempos de temor
Escucha la melodía del viento

No temas la oscuridad
Ni la incertidumbre
del futuro

Siente en tu rostro,
La brisa primaveral,
La fragancia de
Las flores y el olor
De la libertad”

Nameless LibertyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora