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Su cuarto se hallaba en total oscuridad. El aire acondicionado le daba al ambiente un frio que hacía que su piel se erizara, era la manera del cuerpo de buscar protección contra sí mismo. El frío estaba fuerte pero se negaba completamente a apagar o siquiera bajar la temperatura, amaba esa sensación de su cuerpo buscando el mínimo calor entre si.

Era infantil pero de esa manera se sentía un poco más cerca del límite. Uno de los tantos límites que quería vivir.

Kunhang amaba sentir el límite, el máximo impacto que hubiera, aún si era bueno o malo.

Adoraba sentir la adrenalina, añoraba el sentirse de esa manera, amaba sentir tan intensamente.

Se aburrió de su experimento del momento y decidió irse a fumar.

Otro de sus amores, fumar. El picor del humo cuando inhalaba era satisfactorio aun así cuando odiaba el olor a tabaco. Lo ignoraba porque necesitaba ese ardor, ese vicio que lo embobaba y le sacaba de su realidad.

Exhalo el humo, dejándolo salir de su sistema y dibujando de tal manera una nubecilla que se iba reduciendo poco a poco dejando simplemente su color que se apagaba lentamente junto con ese característico aroma que decoraba su alrededor.

Desearía tener a alguien que quisiera vivir al menos un poco con él, lo pensó pero era tan contradictorio.

Era ermitaño, sus sentimientos al igual que él, estaban al límite, nunca se sentía tranquilo, es más odiaba la tranquilidad. Sentía la obligación de sentirse o muy vivo o muy muerto, no había un intermedio. Entonces, ¿quién quisiera vivir ese infierno con él?

Ya lo había aceptado, su vida había cambiado pero intentaba adaptarse a su forma y buscaba intentar sobrevivir tal como su propio cuerpo cuando se hallaba buscando el calor en medio de las temperaturas invernales, como su propio cuerpo cuando nota cualquier amenaza exterior y le pedía accionar rápidamente, como su propio cuerpo que se esforzó tan vívidamente en mantenerlo vivo aun cuando moría lentamente.

Ya había aprendido la lección, y por ahora se mantenía positivo acerca de mejorar y sanar sus heridas. Solo para sentirse con un poco más de paz en sí. Era lo que repetía una y otra vez, se bañaba de palabras acarameladas para olvidar un poco su situación.

Miró su alrededor, los rascacielos altos que habían sido testigos de sus últimos años de vida, lo vieron crecer de un adolescente inmaduro y sentimental a un adulto vacío e igual de inmaduro que antes. Un adulto que se dejaba llevar con sus propias expectativas que solo lo cegaban más y más.

Si no vivía como un ser humano normal al menos se merecía imaginar lo que podría llegar a ser.

Sería un buen hijo y hermano, cocinaría un delicioso hot pot para su familia, saldría con sus amigos, practicaría algún deporte o levantaría pesas hasta hacer crecer una buena musculatura, jugaría videojuegos en su tiempo libre, tendría citas, iría a la universidad, estudiaría medicina e intentaría ayudar a responder varias preguntas que no tenían respuesta.

¿Por qué los bebés experimentaban muerte súbita en sus sueños? ¿Por qué sucedía masivamente en esta población y no en gente mayor?

¿Por qué se daba la narcolepsia en personas tan diversas una de otras y no había un patrón en su diagnóstico? ¿Había sido consecuencia de algún suceso anterior? Así sabría que error había cometido para tenerla.

¿Que maldito error había desencadenado su infierno personal? Uno del que no podía salir no importaba lo fuerte que rezara. Gritaba a dios una y otra vez buscando la salvación de su vida en ese momento, se destruyó la garganta gritándole para que le escuchara, para que lo sanará de su enfermedad y le permitiera vivir como los otros, volver a ser normal de nuevo.

La sordera de Dios fue la culpable de algunos errores que cometió pero Kunhang le perdonó porque ninguno somos perfectos, Dios incluido.

Sus ojos empezaban a pesar y a sentirse arenosos, ahí era cuando sabía que perdería horas significantes de su día. Tiempo que pudo haber invertido trabajando, viendo a su familia, caminando, tocando la batería o simplemente consciente. 

in my dreams - henxiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora