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Entonces cuando por fin lograba tener la lucidez de lo que pasaba a su alrededor era capaz de verlo. El individuo que parecía un ángel entre tanta oscuridad dentro de su inconsciencia. Empezó como un boceto borroso de un artista desdichado y novato, luego podía verlo más claramente, era una persona, un hombre adulto más o menos de su edad, y cuando por fin había aceptado sus demonios, y con eso se refería a su enfermedad pudo verlo completamente.

Nunca había sido capaz de discernir muchos detalles de las personas que aparecían en sus sueños, sin embargo su retrato fue discerniendose entre todas las manchas borrosas.

El chico tenía detalles característicos. Un cabello teñido de café que solo le daba personalidad, estilizado de tal manera que lo hacía parecer modelo, ojos determinados que eran complementados con sus cejas que le daban vida y personalidad. A veces veía su sonrisa y esta le hacía sentir que tenía humanidad tal como él. A fin de cuentas él mismo creaba su rostro, su subconsciente se encargaba de diseñar a este personaje de una manera atractiva lástima que su retrato a veces variaba de algunos detalles u ocurría lo que temía, olvidar lo que pasaba. No era algo raro el olvidar detalles o partes de algún sueño, Kunhang no era la excepción, a veces olvidaba escenas de sus sueños y en otros olvidaba la cara del sujeto.

Ese personaje que carecía de nombre había sido su co-protagonista en sus sueños, lo acompañaba, a veces guiaba y otras salvaba.

La narcolepsia era capaz de robarse horas importantes de su día a día pero la dichosa no le ayudaba en sus sueños que a veces pasaban a ser pesadillas.

Pesadillas donde el chico lo ayudaba en algunos escenarios.

Cuando se ahogaba en las profundidades del mar e intentaba nadar para salvarse, una fuerza mayor que identificó como el personaje fue quien nadando aún más fuerte y con la corriente fue quien pudo salvarlo.

La vez que tuvo un accidente automovilístico y sentía el cuerpo pesado e incapaz de moverse fue él quien lo sacó antes de despertarse súbitamente.

Ese donde sentía una presencia detrás de él persiguiendolo, y él, víctima del miedo que era incapaz de controlar huía por la solitaria ciudad gritando por ayuda hasta que él lo ayudó.

Cada que creía que podría escuchar su voz, su respuesta, despertaba.

A este punto de su vida detestaba la necesidad primaria y humana de dormir pero al mismo tiempo era contradictorio al querer volverlo a ver. A su único amigo.

Despertó, luego de haber tenido un gran sueño donde pudo ver

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Despertó, luego de haber tenido un gran sueño donde pudo ver...nada. Sin embargo sabía que volvería a soñar otro día y tendría a su compañero ahí o al menos lo esperaba.

Algo que Kunhang había perdido con los años era el disfrute del día a día. Hacía todo por obligación o cuando hallaba la necesidad siendo sus únicos placeres el fumar, escuchar música u atentar algo que de alguna u otra forma lo dañara.

Pero hoy tenía otra necesidad y era alimentarse. Iba a salir de su problema y comerse unos dumplings sin embargo se habían acabado, al menos tenía carne. Abrió su refrigerador encontrándose con botellas de agua por doquier.

—Mierda.

Revisó los estantes uno por uno, moviendo lo que había en ellos pero definitivamente no había nada. Se estrujo el pelo desesperado y se dio por vencido con la comida.

Los cigarrillos le suprimian el hambre hasta cierto punto así que recorrió a su fiel componente pero al abrir la caja se dio cuenta de que nada estaba saliendo como quería y por más que lo pospusiera debía hacer una tarea muy difícil. Algo que odiaba hacer por la gran dificultad que le presentaba.

Ir al mercado.

Aunque a veces se simplificaba las cosas e iba a la tienda de conveniencia hizo uso de la razón y fue con sus audífonos a tope y su abrigo azul oscuro con su capucha puesta para ser un adulto responsable y comprar lo necesario.

Odiaba salir de casa. Le generaba una pereza terrible y era de sus tareas más odiadas. Pero tenía un poco de sentido común y sabía que las pocas caminatas que daba eran mejores y más necesarias que el Uber que podría haber tomado.

Cuando al menos sus sentidos se mantenían ocupados sentía el proceso más llevadero. Veía todo lo que necesitaba llevar, tomaba sus artículos y los tiraba en el carrito mientras intentaba dejarse llevar por la música de sus audífonos y no el sonido hecho por las otras personas.

Carne, arroz, fideos, huevos, algunos vegetales y cigarrillos. Todo lo que necesitaba estaba en su carrito, sin embargo hoy tenía un antojo que no escuchaba mucho. Se lo merecía, pensaba así que fue al pasillo número 6 y ahí lo vio, un six pack de cervezas que brillaba entre todos los otros licores, era la última que había y se dirigió como si estuviese en un desierto y esa fuera la única agua.

Al tomarla sintió una presión del lado contrario que iba a ignorar completamente y hacer más fuerza hacia él, hasta que vio que se trataba de un chico tratando de cogerla también.

Tenía una mascarilla negra pero sus ojos se veían al menos confundidos al igual que él.

—¿Quién la lleva? -pregunto el chico llendo al punto

—Yo la tome primero. -decidió responderle Kunhang

—Obvio que dirías eso, pero esta bien, te dejare que te la lleves pero solo esta vez -le decía mientras se giraba y se iba.

Estos extraños de hoy en día toman mucha confianza, pensó Kunhang para voltearse e irse al igual que el personaje que acababa de ver. 

in my dreams - henxiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora